Después de los primeros golpes de cada lado, los contrincantes se sacaron los guantes y se sentaron a conversar. Así podría resumirse lo que ha pasado en los últimos cuatro días, ya que luego de que Estados Unidos anunciara el jueves aranceles de 25% sobre productos chinos que suman hasta US$ 60 mil millones en importaciones, su contraparte respondió al día siguiente con tarifas similares sobre bienes por US$ 3 mil millones y ahora ambos están negociando.
El sábado, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, llamó a Liu He para felicitarlo por su nuevo cargo como vice primer ministro a cargo de la política económica, según distintas fuentes citadas por Bloomberg y Reuters. En la conversación, las autoridades discutieron el déficit comercial que la mayor economía del mundo tiene con su principal rival y se comprometieron a encontrar una manera "mutuamente aceptable" para reducir la brecha comercial, precisó un vocero del Tesoro a Reuters.
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Según el periódico The Wall Street Journal, Mnuchin está considerando viajar a Beijing para continuar con las discusiones.
"Estamos teniendo conversaciones muy productivas con ellos", declaró el secretario del Tesoro el domingo en el programa Fox News Sunday. "Estoy cautelosamente optimista de que alcancemos un acuerdo", añadió.
Esta visión es compartida por Peter Navarro, asesor comercial de la Casa Blanca, quien en entrevista ayer con CNBC sostuvo que confían en que "China trabajará con nosotros para básicamente abordar algunas de estas prácticas".
Apertura china
Por su parte, el gobierno chino también se mostró abierto al diálogo. En una conferencia realizada ayer, el primer ministro, Li Keqiang, aseguró que "con respecto a los desequilibrios comerciales, China y Estados Unidos deberían adoptar una actitud pragmática y racional, promover el equilibrio a través de la expansión del comercio y apegarse a las negociaciones para resolver las diferencias y la fricción", citó Reuters.
Además, el premier reiteró el compromiso de su país de tratar de manera equitativa a las empresas extranjeras y domésticas, de no obligar a las compañías foráneas a transferir su tecnología y de fortalecer los derechos de propiedad intelectual.
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En una carta enviada la semana a Beijing, Washington les pidió a las autoridades de la segunda economía que rebajen un impuesto sobre los vehículos estadounidenses, que compren más semiconductores fabricados en territorio estadounidense y que les den un mayor acceso al sector financiero, de acuerdo a The Wall Street Journal.
Ayer, el periódico británico The Financial Times informó que China ofreció desviar algunas compras de semiconductores desde Corea del Sur y Taiwán y adquirir más de estos productos desde Estados Unidos.
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El medio también reportó que los funcionarios chinos adelantaron desde fines de junio a mayo la finalización de las reglas que permitirán que los grupos financieros extranjeros adquieran participaciones mayoritarias en las firmas de valores chinas.
Wall Street se recupera
El acercamiento entre las dos mayores potencias y el alejamiento, por ahora, de la amenaza de una guerra comercial global impulsó a las principales bolsas, con Wall Street registrando su mejor sesión en casi dos años y medio.
El índice industrial Dow Jones avanzó 2,84%, el S&P 500 escaló 2,72% y el tecnológico Nasdaq se disparó 3,26%. Estas ganancias no se veían desde agosto de 2015.
El Ipsa chileno se desacopló de la tendencia mundial y descendió 0,79%.
En tanto, el petróleo disminuyó 0,5% hasta US$ 65,55 el barril.
Analista advierte que situación actual se asemeja a lo vivido en 1987
La trayectoria del Hang Seng es casi idéntica a la que siguió el Dow Jones previo al "Lunes negro" ocurrido hace tres décadas.
Bloomberg
¿Se repite la historia? La creciente tensión sobre el comercio entre Estados Unidos y China ha dado pie a comparaciones con la combatividad estadounidense hacia Japón que precedió el colapso accionario de 1987, al menos en la mente del veterano analista de mercados Hao Hong.
Si bien Hong, jefe de investigación de Bocom International Holdings, reconoce que es posible rastrear muchas tablas técnicas de una "naturaleza sorprendente", él resaltó una en un informe publicado ayer que provoca algo de agitación estomacal.
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"Las similitudes entre los precedentes históricos y los movimientos de la bolsa son intrigantes", aseguró Hong. "Vale la pena tomar nota", agregó.
La acción del presidente, Donald Trump, para controlar las importaciones chinas iguala a la indignación de los legisladores estadounidenses sobre Japón hace varias décadas, según Hong. En julio de 1987, los congresistas de Estados Unidos destrozaron una radio Toshiba con mazos después de que la compañía vendiera herramientas de máquina a la entonces Unión Soviética y se envió una legislación a la Casa Blanca que restringía el comercio.
Aquellas tensiones fueron un "catalizador rara vez discutido del histórico crash de la bolsa en octubre de 1987", afirmó Hong.
Los índices accionarios referenciales como el Hang Seng de Hong Kong están siendo un reflejo del Promedio Industrial Dow Jones justo antes de ese colapso, añadió.
De la misma forma que ahora China está buscando un rol de liderazgo en la industria global de tecnología, Japón en la década de los '80 emergió de la sombra de Estados Unidos al avanzar en campos de alto valor agregado, desde herramientas de máquinas a automóviles, amenazando a los competidores estadounidenses, aseveró el analista.
"Menos de dos meses después, el mercado de EE.UU. tocó su máximo y luego vio un desplome épico en el 'Lunes Negro'", escribió Hong.
Quizás la buena noticia: esa venta masiva ofreció una oprtunidad de oro de "comprar la caída".