El Ministerio de Transportes informó el martes reciente que la evasión en el Transantiago disminuyó en 2017 a un 23,7% desde el 34,6% del período previo.
Desde la cartera de Transportes celebraron las cifras, afirmando que se dan luego de la campaña contra la evasión que se comenzó a implementar en abril de 2017, completando así cuatro trimestres consecutivos con bajas. La ministra Paola Tapia destacó que para que esta caída repercuta realmente de modo positivo en el sistema, la tasa debe estar bajo 20%.
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De hecho, de sostenerse este ritmo de bajas, en un período de entre dos a cuatro años se podría ver una mejora en los indicadores financieros del sistema, considerando que con cada punto porcentual menos de evasión, el Transantiago "ahorra" $2.000 millones al año. Si bien es destacable la baja en la evasión registrada -cuyo costo anual aproximado es de US$140 millones- en los últimos trimestres, esta dista mucha de la real necesidad del sistema de transportes capitalino, que en el Presupuesto 2018 considera un gasto fiscal en recursos por sobre los US$800 millones.
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El saliente Gobierno deja así una dura tarea para la administración entrante y que obligará a revisar, nuevamente, el diseño y financiamiento de esta fallida y costosa política pública.