Miles de kilómetros en vuelos, toneladas de basura, energía para abastecer un pueblo pequeño por un mes, suma y sigue. Y no sólo hablamos de conciertos. Convenciones, competencias deportivas, cumbres internacionales y, por cierto, conciertos masivos, están considerados como parte de una de las industrias más derrochadoras del planeta.
En los países desarrollados la consciencia de este problema está instalada desde hace años. Y las acciones encaminadas a poner freno a este derroche de recursos empezaron hace cerca de una década. De hecho, los organizadores del festival Lollapalooza desde 2007 que trabajan, junto con buena parte de esta industria en Estados Unidos, en planes concretos para reducir sus impactos y las acciones que los productores locales han anunciado para la próxima versión de este megaevento, este 29 y 30 de marzo, son reflejo de decisiones estratégicas que nacieron entonces.
A ojos de un país como Chile donde el reciclaje domiciliario no llega al 10%, la propuesta de Lollapalooza parece vanguardista. Pero se trata de iniciativas que están bastante desarrolladas en el primer mundo y que ahora empiezan a verse en Chile de la mano de este tipo de eventos.
Tal como decíamos más arriba, esto partió hace tiempo. En Estados Unidos fue la Environmental Protection Agency la que declaró a esta industria la segunda más derrochadora después de la construcción. Y esto dio paso a un debate que concluyó con el desarrollo de una serie de estándares que las empresas vinculadas a esta área tienen que cumplir si pretenden ser sustentables.
Así es como el año pasado se crearon los estándares ASTM / APEX para eventos sostenibles. Estas normas proporcionan un barómetro de confianza basándose en nueve sectores a medir y gestionar. Entre ellos transporte, alojamiento, el lugar del evento propiamente, alimentos y bebidas y comunicaciones, entre otros.
En Chile lo más habitual, hasta ahora, son eventos "carbono neutral". Es decir, que su huella de carbono es compensada y a veces totalmente neutralizada con la compra de bonos de carbono en proyectos asociados fundamentalmente a la reforestación.
Volviendo al ejemplo de Lollapalooza 2014, la productora a cargo, Lotus, logró un acuerdo con la empresa Pacific Hydro, que desarrolla proyectos hidroeléctricos, para neutralizar su huella para este evento y los demás que la empresa producirá durante el año. En este intercambio Pacific Hydro regala los bonos, pues busca posicionar a la energía hidroeléctrica como una energía limpia, en eventos que promueven actitudes más responsables con el medio ambiente. Se espera que por esta vía se neutralicen 13 mil toneladas de CO2. En el caso de Lollapalooza, se incluirá en la medición el CO2 generado por la producción misma, y por primera vez se incluirán las emisiones de los asistentes. Se encuestará 3 mil personas para tener una muestra y proyectar las emisiones de las 160 mil personas que se espera vayan al Parque O'Higgins.
¿Cuánto hay de convicción por el tema y cuánto de marketing? Algunos actores de la industria dicen que no importa la motivación, lo importante es generar un cambio de cultura, desde una que no se preocupa por los problemas ambientales, a otra que sí y se hace cargo.
Por ahora existe una relación virtuosa entre ambas. Álvaro Morales, director de sustentabilidad de Lotus Producciones dice que si bien todo el trabajo dedicado a sustentabilidad del festival no está pagado por una empresa, sí hay distintos auspiciadores que valoran este concepto. De manera que el atributo de la sustentabilidad le da valor a la marca y es un elemento diferenciador respecto de otros eventos.
Respecto a conciertos son los propios artistas, además, los que empujan este tipo de acciones. Fue el caso de Jack Johnson, cuya visita tuvo acento en lo ambiental, y es lo que están pidiendo ahora Nine Inche Nails y Aracade Fire para sus camarines en Lollapalooza. Quieren compartimentos separados para reciclaje de sus residuos.
Para esta edición hay metas concretas: reciclar 90 mil botellas de plástico y 110 mil latas y no bajar del 50% de reciclaje del total de residuos (en las primeras dos versiones fue 25% y 42%). Para llegar a esta meta se dio formación a un cuerpo de 1600 voluntarios de colegios, grupos scouts y particulares que harán educación dentro del parque O'Higgins respecto de dónde depositar los residuos generados.
El trabajo para lograr estándares de sustentabilidad requiere una enorme planificación. En el Rally Dakar, por ejemplo, se hace un trabajo en el sentido de reducir al máximo los residuos y de aumentar el uso de material biodegradable y de energías renovables, para paliar parte de sus enormes impactos. En Lollapalooza debutará, para la zona de artistas, un tipo de botella hecha a base de maíz que es biodegradable. Y, por otro lado, los proveedores utilizarán un tipo de vaso de plástico que sea reutilizable y finalmente, reciclable.
La oferta sustentable de Lollapalooza Chile tiene varias artistas más y no necesariamente todo el público se dará por enterado. Lo interesante es el modelo de gestión de eventos que podría estar llegando lenta, pero definitivamente al país.