Fue investido Presidente por primera vez en 2006, luego en 2009 y nuevamente en 2015. El actual mandato de Evo Morales se extiende hasta enero de 2020, pero el emblemático líder boliviano va por más.
La semana pasada, el Tribunal Constitucional (TC) de Bolivia habilitó una nueva reelección para Morales en 2019, eso a pesar de que la Constitución de ese país solamente permite dos gobiernos consecutivos y él ya disputó una tercera candidatura. Si el Jefe de Estado gana esos comicios, gobernará hasta 2025 extendiendo aún más la presidencia más larga en la historia de la nación vecina.
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En sus casi 12 años como gobernante, la gestión de Morales ha utilizado de diferentes tácticas para permanecer como Presidente, a pesar de que el referendo realizado el año pasado para eliminar la prohibición constitucional de reelección consignó al "No" con un 51,3% de las preferencias.
Todo pareciera indicar que la alternancia no es un componente propio de la democracia boliviana, manteniendo en la cima a un único líder quien no ha a titubeado a la hora de mostrar su autoritarismo.
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Tanto así, que pese a que el fin de semana la población volvió a darle la espalda a Morales, recibiendo un duro golpe en las elecciones judiciales y complicando sus aspiraciones, el mandatario insistió en que los comicios fueron legítimos y negó la derrota donde los nulos y los blancos se impusieron.
"Evo Morales es un personaje histórico que como todos tienes sus luces y sombras", dice el sociólogo y consultor político boliviano Ricardo Paz Ballivian. Entre sus tropiezos, el experto asegura que desde la consulta popular de febrero de 2016, "hubo un punto de inflexión donde comenzó a decaer su legitimidad y apoyo".
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Durante su carrera política, Morales ha vivido varias etapas: fue sindicalista cocalero, asumió la secretaría de deportes, también desempeñó el cargo de secretario ejecutivo de la Federación del Trópico de Cochabamba y más tarde presidió el Consejo Andino de Productores de Coca (CAPHC) y la Confederación de Productores de Coca del Trópico de Cochabamba, donde participó de importantes movilizaciones para forzar negociaciones entre los campesinos y el Ejecutivo de la época, Gonzalo Sánchez de Lozada.
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"A su favor está el proceso de inclusión social que venía desde 1999 y que le tocó culminar a él, haciendo de Bolivia un país más humanitario", comenta Paz Ballivian.
El polémico dominio
Con un discurso firme y confrontacional, Evo Morales a desafiado a diferentes líderes internacionales, lanzando sus dardos en más de una oportunidad contra Chile, donde históricamente ha mantenido una ofensiva en el marco de la demanda marítima.
Según el escritor, ex ministro de Estado y ex vicecanciller de Bolivia, Manfredo Kempff, quien se reconoce un opositor de Morales, el actual mandatario "fue creciendo porque tiene mucha viveza y ha sabido actuar en base a ambiciones desmedidas".
Y es que la imagen de "uno más", como Morales se califica entre los campesinos, pareciera estar lejos del liderazgo y dominio que hoy ostenta Evo Morales en su país.
El mismo secretario general de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), David Choquehuanca, ha sintetizado el poderío del mandatario señalando que: "hay un solo Fidel, un solo Gandhi, un solo Mandela y un solo Evo".
En diferentes momentos de crisis interna, Morales también mostró variados matices para enfrentar a la oposición, que hoy busca retomar la lucha y asegura que llamará a una Asamblea Constituyente para impedir que el mandatario continúe en el poder.
Pero después de una década, Morales no tiene ningún interés en dejar el Palacio Quemado, reviviendo la emblemática declaración sobre su programa de nacionalizaciones en 2006: "por encima de lo jurídico, es lo político (…) cuando algún jurista me dice: Evo, te estás equivocando jurídicamente, yo le meto nomás. Después les digo a los abogados: si es ilegal, legalicen ustedes, ¿para qué han estudiado?"
