EL NOTABLE desempeño de Josep Durani Lleida en la política no sólo le permitió mantenerse a la cabeza de un partido por casi treinta años, sino que también ocupar cargos parlamentarios en distintas instancias.

El abogado de 65 años ha ejercido como concejal, diputado del Congreso español, diputado del Parlamento de Cataluña, Consejero del Gobierno catalán, diputado del Parlamento Europeo, vocero de la coalición Convergencia y Unión, y presidente del partido Unión Democrática desde 1987 hasta que fue disuelto en 2016.

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Justamente, ese episodio marcó uno de los golpes más duros al largo camino recorrido y que él mismo reconoce como doloroso. Está convencido de que la polarización que se vivía en Cataluña, cuando fueron las elecciones de 2015, "no favoreció a quienes no sostenemos el blanco y el negro, y necesitamos algo más que 140 caracteres de un tuit para explicar nuestra posición. Quienes creemos tener posiciones racionales, no tuvimos un premio electoral".

Ese resultado, donde obtuvieron apenas 2,5% de la votación como conglomerado, y ningún parlamentario electo, terminó por sacarlos del escenario político. La postura moderada de Josep Duran y de quienes lo seguían también se esfumó mediáticamente para dar paso a la lucha binaria entre el independentismo y constitucionalismo, que hoy verá un nuevo cara a cara en el Parlament de Cataluña para elegir al Presidente de la Generalitat, sin saber si Carles Puigdemont podrá asumir el cargo por encontrarse fugado en Bruselas.

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Duran estuvo en Chile para participar en un seminario organizado por la U. Miguel de Cervantes y conversó con PULSO del difícil momento que vive Cataluña y las huellas que va dejando en la historia de España.

¿Cuál es la lectura que hace del Procés en Cataluña?

-Es un proceso con errores de ambas partes, que en los últimos meses ha tenido una deriva por parte de los independentistas en Cataluña completamente inaceptable, porque ha significado el quebrantamiento del Estado de Derecho, de la Constitución, del propio estatuto de Autonomía de Cataluña. Ha sido un desastre, costará mucho tiempo remontar las consecuencias. Hablo de la necesidad de una triple reconciliación: entre los catalanes, la sociedad catalana está dividida; entre Cataluña y España; y con los mercados, porque ha hecho un daño tremendo a la economía y sin duda provoca menos turismo, menos inversión, menos consumo y empieza a notarse en menos puestos de trabajo y por tanto (surge) un empobrecimiento. No tiene riquezas naturales, pero es un país con una gran actividad económica, industrial, de servicios. Hay que reconstruir todo eso.

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¿En quién se personifica los errores del independentismo?

-Cuando se viola la Constitución, el estatuto de Autonomía y las normas más esenciales de la democracia como el respeto a la mayoría, y sabiendo además que en ciertas decisiones como son la segregación de Cataluña de España no se puede adoptar con una mayoría parlamentaria muy débil… El gran responsable de esta última etapa, la más grave sin duda es Puigdemont.

¿Quién ganó las elecciones del 21D?

-El partido más votado y quien ha ganado las elecciones es Ciudadanos. Pero en un sistema parlamentario quien gana las elecciones es quien forma gobierno y puede formar gobierno cualquier opción que tenga mayoría. Ciudadanos no podrá formar gobierno pero tampoco es fácil que puedan formarlo los independentistas.

¿Qué debe hacer Carles Puigdemont?

- Él sabe que si viene (a España) va a ser tomado preso. Está diciendo algo completamente inaceptable en un estado de derecho: debo regresar porque me lo piden los electores pero eso requiere que el Estado entienda mi legitimidad en las urnas y que por tanto viene a decir pacte conmigo para que pueda ejercer y que toda la posible responsabilidad penal se deje de tener en cuenta.

¿Cuánto tiempo pasará para que el pueblo catalán se reconcilie?

-Pasará mucho tiempo, desgraciadamente. El daño y el desprestigio son importantes. Cataluña era una referencia en Europa, de la perspectiva política del impulso de una Europa de regiones. Todo ese capital se ha perdido con el Procés y con las últimas decisiones independentistas. Barcelona, especialmente, era una marca conocida y también sale tocada desde el Procés, no sólo la confianza política sino también económica.

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¿Qué pasa con las nuevas generaciones que están observando este complejo proceso, considerando que un diputado de Ciudadanos denunció en octubre adoctrinamiento nacionalista en las escuelas catalanas?

-No estoy de acuerdo con ello, yo no soy independentista. El otro día hablaba con un ministro del Gobierno español y me reconocía que eso no era así. Otra cosa es que en el último tiempo un sector del profesorado, que ante el uno de octubre, el referéndum o el proceso haya tenido una actitud que no debiera haber manifestado en la escuela. No estoy de acuerdo en que la escuela catalana sea una escuela que adoctrine a los alumnos.

¿Qué tan doloroso fue en términos personales la desaparición de la UDC?

-No hemos tenido ningún episodio de financiamiento irregular. Lo que hubo fue un episodio de corrupción de algunos dirigentes con responsabilidades en el gobierno y en el partido, pero que la justicia dejó claro que UDC no tenía responsabilidad penal en ello. La tenía civilmente por lo que se llama "culpa in vigilando", porque teníamos que haber vigilado que esas personas no hicieran eso, pero no porque la organización interna del partido se beneficiara de ello.