La exitosa venta de Turquía de bonos yenes con calificación basura pone de relieve lo ansiosos que se han vuelto los inversionistas japoneses en su búsqueda de rendimiento adicional.

"Han atraído la demanda de los inversionistas, incluidos nacionales y extranjeros, que son relativamente tolerantes a los riesgos, en parte porque ofrecen un nivel de rendimiento que no se puede encontrar en el mercado japonés", explicó Ryusuke Kurihara, director de deuda sindicada con sede en Tokio de Daiwa Securities Group Inc.

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La emisión de "bonos samurai" calificados sin grado de inversión es "bastante inusual", dijo Kurihara. Daiwa fue uno de los tres principales administradores de la transacción.

La República de Turquía vendió 60.000 millones de yenes (US$533 millones) de papeles samurai a tres años en una oferta de varias series con un cupón del 1,81%.

La deuda del país tiene una calificación basura de Moody's Investors Service y Fitch Ratings, de Ba1 y BB+ respectivamente, mientras que la Agencia de Calificación Crediticia de Japón la califica en el nivel de inversión más bajo: BBB-.

Con los bonos soberanos de hasta nueve años con rendimientos negativos, los inversionistas japoneses están más dispuestos a comprar deuda más larga y riesgosa en busca de mayores rendimientos.

En otra señal de que los inversionistas están dispuestos a asumir el riesgo, los últimos títulos de Turquía tampoco tienen garantía del gobierno de Japón, a diferencia de una emisión previa en 2014, según datos compilados por Bloomberg.

La semana pasada trajo cifras positivas para el mercado de renta fija turca, con una baja acumulada de 3,28%.

Con esta cifra, el bono referente del país anotó su primera caída semanal desde finales de septiembre, retrocediendo desde los máximos que alcanzó en noviembre. Además, fue la mayor contracción acumulada desde abril del año pasado.

Al cierre del viernes, la tasa del papel gubernamental a 10 años se ubicó en los 11,9%.

Las preocupaciones sobre la investigación en EEUU a un banquero turco acusado de ayudar a Irán a evadir sanciones internacionales le ha pesado al apetito de los inversionistas. Esto impulsó la tasa soberana hasta 260 puntos base desde el cierre de agosto, hasta alcanzar el nivel récord de 13,22% el 22 de noviembre.

Cifras al jueves pasado muestran que los inversionistas extranjeros compraron US$87 millones netos en bonos turcos en moneda local durante la semana que terminó el 24 de noviembre. Aunque reducidas, las compras sugieren que hay interés en activos turcos después del sell-off, según Erkin Isik, estratega de TurkEkonomi Bankasi AS.

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"Algunos podrían sugerir que el peso de los factores negativos ya está incorporado en el precio", agregó Timothy Ash, estratega senior de mercados emergentes de BlueBay Asset Management LLP. Con el tipo de cambio efectivo real de la lira turca cerca de su mínimo en 14 años, y tasas nominales entre 13% y 14%, acotó, "podría haber valor ahora, en un ambiente de bajos rendimientos a nivel global".