La noche del domingo, cuando se defina quién será la sucesora de Sebastián Piñera en La Moneda, entre Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, las miradas no sólo estarán puestas en la ganadora.
Aunque es incierto, ese día podría ser la elección presidencial con menor votación en los últimos 23 años, desde el regreso a la democracia. La primera muestra de un desinterés del electorado se produjo en la elección municipal del 2012, cuando debutó el sistema de voto voluntario en Chile y asistieron menos de seis millones de electores a las urnas.
El segundo capítulo fue el pasado 17 de noviembre para la presidencial entre nueve candidatos, donde fueron 6,6 millones los chilenos que sufragaron de un padrón electoral de 13,5 millones.
Ahora la interrogante se centra en cuánto podría bajar la participación para el balotaje, lo que de paso ha reabierto el debate sobre la posibilidad de reponer el voto obligatorio.
"Qué más quisiera yo, y quienes nos opusimos férreamente a dicha reforma", plantea el abogado Jorge Navarrete consultado si la obligación de sufragar debiera reponerse, pero a la vez advierte que "después de largos años de discusión, con la participación activa de tres presidentes de la República y la concurrencia mayoritaria del Congreso, parecería una chacota tratar de revertir el proceso cuando sólo han transcurrido dos elecciones desde el cambio".
El académico de la facultad de gobierno de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, en cambio, dice ser partidario del voto voluntario, y afirma que "lo que revela este nivel de participación son distintos fenómenos. Por una parte hay fenómenos institucionales. En Chile no tenemos la institucionalidad para el voto voluntario".
Si se compara la primera vuelta de 2009, la última con la obligación de votar, y la del 17 de noviembre, hace cuatro años participaron casi siete millones de electores, mientras que hace un mes lo hicieron 6,6 millones.
La primera vuelta presidencial de hace 26 días fue la de más baja asistencia en dos décadas, desde que Patricio Aylwin fue elegido en una contienda que movilizó a 6.979.859 personas a las urnas y que tuvo en la segunda vuelta del año 2000, entre Ricardo Lagos y Joaquín Lavín, la participación más alta, con poco más de 7 millones de votantes.
Para la primera vuelta presidencial de hace un mes, la participación superó por poco el 50% del padrón electoral. En otros países de más larga tradición bajo el sistema de voto voluntario, las cifras han sido mayores. En el caso de Alemania, por ejemplo, el promedio entre 1945 y 2005 es de 81%, en España de 77% y en Francia de 67%, números alejados de la realidad chilena.
En enero de 2010, el balotaje entre Sebastián Piñera y Eduardo Frei movilizó a poco menos de siete millones de votantes. En ese contexto, el diputado PPD y experto electoral, Pepe Auth, apunta a las estrategias de Matthei y Bachelet en la segunda vuelta. En el caso de la candidata oficialista, sostiene, "lo que dice ella y su gente es que apuesta a su electorado duro, a reducir la humillación", mientras que desde el comando de la ex mandataria "han ido a todos los lugares donde sacó menos votos".
El experto de RN, Tomás Duval, en cambio, dice que "es difícil" que el planteamiento de Matthei de apuntar de forma directa a Bachelet cambie los votos de primera vuelta.