Extensión de los recortes de impuestos en EEUU: una espada de doble filo
El impulso del presidente estadounidense, Barack Obama, para una votación en el Congreso acerca de extender los recortes de impuestos de la era Bush para la clase media pero no para los ricos podría ayudar al mandatario en varios frentes en su batalla por la reelección.
Pero también amenaza con llevar al borde del precipicio la unión del partido demócrata, haciendo lucir a Obama débil, particularmente en momentos en que la economía de Estados Unidos se complica aún más.
Siguiendo un llamado a la acción por parte de los legisladores en un evento en la Casa Blanca el lunes, Obama viajó ayer a Iowa para vender su mensaje a los votantes en uno de doce estados esenciales de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, en las que se enfrentará al republicano Mitt Romney.
Por largo tiempo, Obama ha tenido la visión de que las tasas de impuestos de la era Bush debieran llegar a su fin para los más ricos y continuar para las familias que ganen menos de US$250 mil por año. Pero el anuncio de esta semana se produjo luego de un período de intenso debate entre la Casa Blanca y los demócratas en el Capitolio acerca de si un impulso explícito a realizar una votación antes de la elección de noviembre era la estrategia adecuada y qué forma debiera tomar esa legislación.
Las ventajas para la campaña de reelección de Obama ganaron y los líderes demócratas que controlan el Senado terminaron con el plan de la Casa Blanca.
“Estoy de acuerdo con el presidente Obama de que debiéramos extender los recortes tributarios para todas las familias estadounidenses de manera inmediata”, dijo el líder de la mayoría en el Senado, Harry Ried. “Discutiré los próximos pasos en el Senado con mi caucus (asamblea) en los próximos días”, agregó.
Entre los beneficios para Obama está que puede adjudicarse la responsabilidad de querer lograr un acuerdo lo antes posible con el mayor componente del “precipicio fiscal” -la contracción presupuestaria de US$600 mil millones que golpeará a la economía estadounidense en 2013.
Además, Obama puede arremeter de manera más agresiva contra los republicanos y Romney -quien insiste en que los recortes de impuestos de la era Bush debieran extenderse también para los ricos- por hacer que los intereses de la mayoría de los estadounidenses sigan “cautivos” sólo para aquellos de altos ingresos.
Con el crecimiento del empleo desacelerándose durante los últimos meses, Obama necesita más que nunca algo que desvíe la atención respecto de la economía estadounidense y hacia mostrar un contraste con Romney sobre principios básicos de política fiscal. Algunas encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses favorece mayores impuestos para los ricos, de manera que Obama siente el viento político a su favor.
Pero también hay un riesgo para el presidente al tomar esta medida. La próxima votación en el Senado -controlado por los demócratas- sobre extender estos recortes de la era Bush, podrían subrayar una desunión dentro del partido de Obama. Algunos miembros más moderados, particularmente aquellos de estados conservadores que buscan la reelección este año, dudan de esta legislación.
A legisladores como Claire McCaskill en Missouri, Bill Nelson en Florida y un puñado de otros senadores demócratas les gustaría ver por lo menos el límite de ingreso elevado a US$1 millón, y podrían incluso querer una extensión de todos los recortes. Finalmente, ellos podrían votar contra el proyecto de ley.
Tales deserciones podrían provocar una caída en el apoyo a Obama, por parecer frágil, especialmente en comparación con los republicanos, quienes están unidos respecto de este tema.
Si la economía se deteriora más, la torpeza de Obama podría intensificarse. Al haber pedido una extensión del recorte sólo para las familias con ingresos menores queUS$250 mil, tendría menos flexibilidad para revertir el curso y buscar un acuerdo con los republicanos.
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© The Financial Times Ltd, 2011.
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