China a menudo se preocupa acerca de dónde vendrá el próximo barril de petróleo. A medida que la producción de crudo se hace más lenta, el mayor usuario de energía del mundo depende cada vez más de las importaciones.
Los legisladores están buscando revertir esta tendencia usando fuentes diferentes, incluyendo el aceite de cocina utilizado, algas e incluso corontas de choclo. Los biocombustibles, creen, será una importante fuente de energía para el futuro - además de ser un mercado de 150 millones de yuanes al año de aquí a 2015, de acuerdo a las proyecciones del gobierno para el sector.
Se espera que la producción de biocombustibles crezca 20% al año durante los próximos tres años, como uno de los siete “pilares” de la industria que se beneficiará de la ayuda estatal.
Las empresas de energía se han subido rápidamente al carro de los biocombustibles. Sinopec, la refinería más grande de petróleo del país, está trabajando en la producción de combustible de aviación a partir de los restos de aceite que desechan los restaurantes. Para 2020, los funcionarios de aviación estiman que China estará produciendo 12 millones de toneladas de biocombustible de aviación anualmente - cerca de un tercio de la demanda de sus aviones.
Boeing tiene un proyecto similar, en conjunto con la Corporación Comercial de Aviación de China (Comac, su sigla en inglés), que buscará cómo remover las impurezas del aceite de cocina para que pueda ser transformado en combustible para los aviones.
Marc Allen, presidente de Boeing en China, dice que el proyecto refleja el compromiso de la empresa para terminar con las emisiones de carbono. “Estos temas de la industria no pueden ser resueltos por una sola empresa”, recalca.
Aunque la mayoría de los biocombustibles para aviones todavía son más caros que el combustible regular, el gobierno chino confía que la industria será clave en el sector. En 2015, aspira a producir 5 millones de toneladas de biocombustibles anualmente, de los cuales 1 millón de toneladas serán de biodiésel y de biocombustible para aviones.
Los fabricantes de aviones Airbus y su matriz EADS también están trabajando para desarrollar biocombustibles en China, trabajando con la compañía de energía china ENN para producir combustible para aviones a partir de algas.
“Las micro-algas son consideradas uno de los caminos más promisorios de la producción de biocombustibles para la aviación”, dijo Jean Botti, jefe técnico de EADS, en noviembre.
El combustible de los aviones no es la única área donde los biocombustibles son promisorios. Las firmas chinas también están trabajando los bioquímicos, con desechos de la agricultura como corontas de choclo para producir químicos como solventes o detergentes. Por ejemplo, el grupo chino Shengquan ya está produciendo etanol a partir de corontas de choclo en una planta en la provincia de Shandong, usando encimas hechas por Novozymes, la compañía de encimas danesa.
Cuando se trata de bioquímicos, “China lidera la política y los proyectos actuales”, dice Michael Christiansen, presidente chino de Novozymes. “La disposición al riesgo de las compañías de China y su capacidad para tomar decisiones rápidas es una de las razones por las que vemos tantos proyectos a futuro”, sostiene.
El foco chino en los bioquímicos y los biocombustibles está dirigido por el deseo de reducir las importaciones de energías, agrega. ¿Se pagarán en el largo plazo las inversiones chinas en biocombustibles y se transformarán en una fuente de energía más barata en el futuro? Beijing apuesta a que si podrán.
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