Una mirada a los números del atribulado gigante de la construcción Odebrecht Engenharia e Construção SA da una idea de por qué la compañía decidió postergar un pago de bonos ayer.
La división de construcción del conglomerado Odebrecht SA tiene alrededor de US$3.000 millones en deuda pendiente con tenedores de bonos internacionales, principalmente a largo plazo. Pero gasta alrededor de US$150 millones solo en pagos de intereses al año, según la compañía, y registró una reducción en su posición de liquidez de un 46% en 2017, a US$700 millones a fines del año pasado.
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La constructora, afectada por un escándalo de corrupción épico de alcance mundial que ha llevado a la cárcel a algunos de los principales ejecutivos del conglomerado y le prohibió a la compañía obtener nuevos proyectos, informó antes de ayer que no había enviado los fondos para pagar el bono por 500 millones de reales (US$143 millones) que vence el 25 de abril.
La que una vez fuera la firma de construcción más grande de América Latina, ahora está luchando para obtener más crédito de los bancos después de que sus negocios prácticamente se paralizaron en medio de la investigación de corrupción conocida como "Lava Jato", centrada en sobornos para obtener contratos de construcción vinculados a la petrolera estatal brasileña Petróleo Brasileiro SA.
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Poca ayuda proviene de la compañía controlante Odebrecht SA.
Muy por el contrario: la empresa matriz del conglomerado, que tiene negocios desde el petróleo hasta la construcción, aún no ha reembolsado un préstamo de US$400 millones que obtuvo de la constructora ya que su programa de venta de activos no ha avanzado según lo planeado. Una esperada venta de la participación de Odebrecht en el fabricante petroquímico Braskem SA se ha estancado durante meses.
El grupo también cuenta con los fondos de la venta del proyecto hidroeléctrico Chaglla en Perú, que vendió en septiembre a China Three Gorges por US$1.400 millones. Aún no ha recibido el producto de la venta a la espera de la autorización del gobierno de Perú.
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La deuda total del conglomerado asciende a 76.100 millones de reales, según la compañía.
S&P Global Ratings rebajó la calificación de la constructora a CCC en febrero, citando "una deuda muy alta y una carga considerable de intereses". En ese momento, la calificadora dijo que se esperaba que las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de la división de construcción de Odebrecht alcanzaran entre US$300 millones y US$350 millones para 2018, menos de lo que la firma probablemente tendría que desembolsar entre multas e intereses y vencimientos de deuda.
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"En nuestra opinión, es poco probable que se produzca una recuperación importante de la acumulación en el corto plazo", escribieron los analistas de S&P. "Creemos que los incentivos para la reestructuración de la deuda, con la consiguiente reducción de la alta carga de intereses, son altos para los próximos 12 meses".