En los últimos meses hemos visto un creciente interés de la opinión pública y la prensa especializada por los single family office. Quiénes los componen y gestionan, cómo administran sus inversiones o dónde alojan su capital, son temas que suelen llamar la atención. Y es que son organizaciones que, en apenas unos años, se han convertido en actores relevantes del mercado de capitales.
Sin embargo, es poco lo que se repara en sus aspectos más esenciales. ¿Qué son? ¿Qué objetivos persiguen? ¿Qué rol juega la familia en ellos? ¿Qué aporte pueden hacer al país?
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Son entidades creadas al alero de las familias empresarias para preservar, gestionar y, en algunos casos, acrecentar el patrimonio familiar, más allá de la empresa. Pero también son entidades que contribuyen a la buena organización y a la trascendencia familiar, al punto que muchos le atribuyen un rol clave en fomentar la unión de la familia.
Lo anterior es esencial. Al momento de crearlos, las familias empresarias deben tomar una serie de decisiones que afectarán su forma de relacionarse hacia adelante. Si los integrarán las nuevas generaciones; si realizarán inversiones tradicionales o apoyarán empresas B o startups; si apoyarán causas filantrópicas o si serán el vehículo para gestionar las propias iniciativas en filantropía de la familia; si el family office estructurará la transmisión del legado familiar o incluso si organizará y financiará la educación y formación de las nuevas generaciones.
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Y es que ¡hay tantas alternativas de organización y gestión de un family office como tipos de familias empresarias! Muchas ven en ellos el camino para realizar un nuevo emprendimiento y así, mantener vivo el espíritu que dio origen a la empresa familiar. Lo clave es que en este proceso de creación y operación, se generen ventajas familiares intangibles: se alinean intereses, mejore la confianza familiar y las relaciones y se impulse la profesionalización, entre otras.
Otra dimensión poco conocida es su aporte al emprendimiento. Los family office son entidades que pueden tomar riesgos con el fin de generar más retornos e ingresar en sectores que la empresa familiar no puede o no ha querido explorar. Son actores que pueden participar, por ejemplo, de la industria del capital de riesgo o venture capital.
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El venture capital es la principal fuente de financiamiento de los emprendimientos en etapas tempranas y, en el mundo, el 95% de los fondos de esta industria son aportados por family offices y/o fondos de pensiones. Sólo en Reino Unido, la industria del venture capital invirtió más de 4.000 millones de libras esterlinas en 2016, generando impactos en 24.400 empresas financiadas por Fondos de Capital de Riesgo y 200 mil empleos. En Chile, los family office ya iniciaron este camino, pero de acuerdo a la Asociación Chilena de Venture Capital, de manera incipiente. Por eso démosle una segunda mirada a los family offices. Veamos en ellos la dimensión familiar y potenciemos el rol país, que menos se conoce y cuyos impactos trascienden a toda la economía.
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Gerente general de la Asociación de Empresas Familiares