A pesar de que el nuevo esquema que se aprobó en septiembre de 2014 -tras un difícil protocolo de acuerdo político- sufrió a inicios de 2016 una simplicación legal y reglamentaria, el sistema tributario general todavía sigue siendo complejo.
Esa es la conclusión a la que arriban sobre la Reforma Tributaria los expertos y el mundo político, que en la vigente campaña para llegar a La Moneda han seguido levantando banderas de simplificación del sistema.
Pero por lo pronto, y hasta ahora sin la certeza de perfeccionamientos en el corto plazo, abogados, auditores y empresas se han estado preparando para la llamada "madre de todas las batallas": el reflejo de la puesta en régimen de la reforma con la declaración de impuestos en la Operación Renta de abril de 2018.
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En el último tiempo el mercado ha tratado de entender a cabalidad el articulado para llegar bien preparados al ritual del próximo año. Pese a ello, se avizoran problemas.
La dificultad que más sobresale entre los especialistas es la aplicación del nuevo régimen semi integrado que llegará a una tasa de tributo corporativo de 27% en 2018, su interacción con la renta atribuida y la diversidad de registros que tiene vada uno de esos esquemas de renta (ver relacionada). A esto se suma que el SII tiene un plazo de tres años para analizar y fiscalizar que las empresas hayan realizado correctamente su declaración de impuesto. De acuerdo a los tributaristas, este factor genera incertidumbre, ya que el eventual error que pudieran cometer recién se conocerá en ese plazo de tiempo. Por esta razón los tributariastas están en alerta. Sobre el sistema semi integrado, que es el esquema predilecto de las grandes empresas, Rodrigo Benítez, socio de tax & legal de BDO, enfatiza que "lo más complejo de la reforma" es este régimen que incluye varios registros derivados de los retiros de dividendos que hagan los accionistas, de lo que quedó FUT y la depreciación acelerada, entre otros. Explica que en el caso de la renta atribuida "se pagan todos los impuestos (global complementario) como si se hubieran retirado todo, aunque eso no haya pasado. La renta atribuida es más simple, pero es mucho más caro por eso".
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En la misma línea, Patrick Humphreys, socio de Garnham Abogados, destaca que "la implementación de estos dos nuevos sistemas (semi integrado y atribuido), y el aumento en la información que deben proporcionar los contribuyentes a la autoridad administrativa, generarán una serie de complejidades, en especial en relación con la migración del sistema antiguo (con 100% de integración) al actual".
Asimismo, José Miguel Prieto, de Guerrero y Olivos, precisa que los aspectos más relevantes son los cambios estructurales que trajo la incorporación de los nuevos regímenes de tributación como también el alto nivel de complejidad que tiene la aplicación de los registros de control de las rentas y un exceso de declaraciones juradas, de cierta y alta complejidad. En este punto, añade que "para los inversionistas extranjeros, la mayor preocupación es la desventaja que se produce por invertir desde un país sin tratado, caso en el cual el impuesto a los dividendos puede quedar afecto a un impuesto efectivo del 44,45%, lo que en algunos casos le quita atractivo a nuestro país".
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Complementa Claudio Bustos, de Bustos Tax & Legal, que la nueva Operación Renta "va a ser distinta a las anteriores, porque habrá un nuevo Formulario 22, y se implementará en plenitud la declaración de impuesto bajo los nuevos regímenes tributarios creados por la reforma". A su juicio, la aplicación de crédito parcial de Primera Categoría a los retiros de los socios y la interacción de ambos regímenes en estructuras de holding, son los aspectos que se visualizan como más dificultosos de administrar".
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Francisco Larraín, de Castillo&Prieto, advierte que si bien el SII ha hecho esfuerzos para que los contribuyentes se capaciten, "se hace necesario simplificar el sistema, ya que es muy complejo tener dos regímenes tributarios con tasas diversas, y que uno de ellos sea además parcialmente integrado". Añade que "la complejidad de los registros de rentas generará procesos administrativos internos en las empresas más largos y complejos, debiesen aumentar los errores en la determinación de los impuestos y por tanto también las fiscalizaciones y sanciones por parte del SII".