La economía mundial se apresta a registrar dos años positivos. Los mejores desde el bienio 2010-2011. Esta es la visión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que proyectó que este 2018 la actividad global crecería 3,9% interanual -frente al 3,7% que pronosticaba en la versión anterior de su estudio-, apoyado por el impulso en la expansión a nivel global -de los principales países del mundo- y el esperado impacto de los cambios en la política tributaria de Estados Unidos recientemente aprobados.
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El año siguiente el escenario será igual de positivo, pues la expansión también sería de 3,9%. Durante el año pasado, el mundo creció 3,7%.
De acuerdo al análisis del Fondo Monetario de enero, se espera que los cambios en la política tributaria de EEUU estimulen la actividad mundial y en el corto plazo a la economía estadounidense, impulsada por la respuesta de la inversión a los recortes de impuesto sobre la renta. Este viento a favor duraría hasta 2020, acumulando un avance de 1,2% hasta esa fecha. Las economías europeas y asiáticas también están mostrando vigor. Todo lo anterior en un mundo que por el momento no tiene grandes presiones inflacionarias, lo que permite augurar condiciones financieras favorables para países emergentes, entre ellos Chile.
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La visión que entregó el Fondo Monetario Internacional sin duda es una buena noticia para Chile, debido a su condición de economía abierta con alta dependencia de la exportación de sus productos. Sin embargo, ese mayor crecimiento puede ser estéril si es que no se avanza en los próximos años en una agenda que apunte a elevar el crecimiento del PIB de largo plazo del país. Una buena oportunidad para aquello son precisamente estos momentos en que el escenario externo es favorable.