Desde enero el FBI contaba con información alarmante sobre Nikolas Cruz, el joven que abrió fuego en una escuela de Florida, dejando diecisiete muertos. Este fatídico paso en falso no pasó por alto para Donald Trump, quien aprovechó la ocasión para dar continuidad a sus ataques contra el Buró Federal de Investigaciones, el mismo que detectó las primeras pistas de la trama rusa.

"Muy triste de que el FBI haya ignorado todas las señales enviadas por el tirador de la escuela de Florida. Es inaceptable. Están pasando demasiado tiempo tratando de demostrar la colusión rusa con la campaña de Trump - no hay colusión", señaló el mandatario vía Twitter, a sólo cuatro días de la tragedia.

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El episodio es uno más en la melodramática historia que ha tejido en mandatario con el FBI, una agencia que cuenta con un historial de buenas relaciones con la Casa Blanca, ya sea con republicanos o demócratas en su interior.

Esta animadversión del Ejecutivo contra el Buró tiene una clara explicación para Claire Finkelstein, académica de la Universidad de Pensilvania y directora del Centro de Ética y Estado de Derecho, que ha seguido de cerca la investigación de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Según señala a PULSO, "lo que la administración Trump está tratando de hacer es desviar la culpa que cae sobre sí mismos al inclinar la mesa lo más posible contra el FBI".

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Sin salida

En ese marco, Finkelstein afirma: "La única forma en la que Trump podría confiar en el FBI sería si ellos se ponen de su lado en la investigación que ahora dirige el Departamento de Justicia, pero eso no va a pasar".

En efecto, desenredar la madeja de enfrentamientos es difícil en este punto, considerando que los conflictos entre ambas partes se comenzaron a tejer incluso antes de que Trump asumiera la presidencia.

"Necesito lealtad, espero lealtad", habría dicho el mandatario en enero de 2017 a James Comey, el director del FBI que Trump despidió en mayo en uno de los episodios más controvertidos de su presidencia. Eso según el testimonio del propio Comey ante el Congreso, donde dejó en entre dicho un intento de interferencia por parte del Jefe de Estado, quien niega esa declaración hasta el día de hoy.

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El cambio en el liderazgo, con la llegada de Christopher A. Wray a la dirección del organismo, no calmó la antipatía contra el FBI. Los ataques desde las redes sociales continuaron, concentrándose en lo que Trump considera como una fallida investigación del escándalo de los correos de Hillary Clinton.

"Un agente anti-Trump del FBI siguió las pruebas del correo electrónico de Clinton. ¡Todo comienza a tener sentido!", tuiteaba el mandatario en diciembre del año pasado, justo cuando comenzó la arremetida con el entonces número dos del Buró. "¿Cómo pudo el subdirector del FBI, Andrew McCabe, el hombre que estuvo a cargo junto a James Comey de la investigación sobre Hillary Clinton (…) recibir US$700.000 para la campaña de su esposa por parte de los títeres de Clinton durante la investigación?", dijo Trump en una seguidilla de críticas que terminaron con McCabe renunciando a su cargo el pasado 29 de enero.

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Cuadrados con el FBI

"Fue totalmente inapropiado que Hillary Clinton usara su propio servidor de correo para mensajes clasificados, no hay duda al respecto. Sin embargo, creo que la gravedad de esto no tiene comparación con la cooperación con una potencia extranjera en una elección", sostiene Finkelstein.

En otro intento por inclinar la balanza a favor de Donald Trump, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, dominado por el oficialismo, autorizó que se hiciera público el "memo de Nunes", un documento elaborado por un grupo de parlamentarios liderados por Devin Nunes, donde aseguraban que el FBI abusó de su poder para obtener una orden que le permitiera espiar a un asesor de la campaña de Trump, en las investigaciones preliminares de los lazos con el Kremlin.

Sin embargo, la maniobra fue infructuosa y la opinión pública sigue cuadrada con el FBI en la disputa que sostiene con la Casa Blanca. Un sondeo elaborado por Marist Poll, este mes, muestra que el 66% de los estadounidenses respalda la versión del FBI en la trama rusa, versus el 24% que apoya la postura de Donald Trump. Asimismo, el Buró cuenta con una aprobación de su trabajo de 65%, mientras que la del Presidente es de apenas 25% frente a una reprobación de 57%.