Autoridades de la Fed advirtieron que los planes fiscales y de impuestos esbozados por Donald Trump intercambiarían un impulso al crecimiento de corto plazo por una inflación de largo plazo.

El jefe de la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart, dijo que un sondeo ejecutivos expresaron “optimismo sobre la perspectiva de estímulo fiscal, reducción de impuestos, gasto en infraestructura y cierta desregulación”, aunque él prefiere poner paños fríos, advirtiendo que si los precios suben rápidamente el central podría verse obligado a incrementos de tasas “preventivos”.

Charles Evans, de la Fed de Chicago, manifestó que “la economía de EEUU experimentaría una ráfaga de 4% de crecimiento por un año o dos o más (...) Pero a menos que esto sea acompañado por una mejoría estructural sostenible en el crecimiento del empleo y de la productividad, dicho crecimiento de PIB conduciría finalmente a condiciones financieras más restrictivas”, advirtió. Además, planteo que Trump asume “en un momento de posible pleno empleo”, por lo que no son necesarios los estímulos. Opinión similar del presidente de la Fed de Filadelfia, Patrick Harker, quien aseguró “la economía está mostrando una fortaleza considerable” sin una ayuda extra del Gobierno. En la otra vereda, James Bullard, de la Fed de St. Louis, minimizó en Nueva York cualquier preocupación inmediata sobre la inflación. Dijo que el impacto de cualquier cambio impositivo o de gasto aprobado por Trump sólo se vería claramente tal vez en el próximo año.