Para compartir experiencias y debatir sobre los posibles caminos a seguir considerando las tensiones y desafíos que impone el cambio climático a países de una cultura común, es que desde hace 10 años se realiza el Encuentro Iberoamericano sobre Desarrollo Sostenible. En 2013 y debido a suprimera década, al encuentro principal que se hará en Foz de Iguazú, se añadieron otros dos en Panamá y Santiago.

El encuentro en nuestra capital, termina hoy luego de revisar el panorama en materia de eficiencia de agua, de gestión de residuos y de desarrollo de infraestructura sostenible.

Para inagurar la cita estuvo en Chile el secretario de Estado para el Medio Ambiente de España, Federico Ramos, quien dio una mirada a la situación de su país en el contexto de la crisis económica europea y sus efectos para las políticas e inversiones en sustentabilidad.

"En España, pese a la crisis financiera y económica, no se demanda un crecimiento a costa del medio ambiente. La consagración de nuestro entorno es un valor social y nadie pide un crecimiento a costa del medio ambiente, porque se sabe que es insostenible. Ahora bien, el secreto está en cómo equilibrar el modelo atendiendo a la economía y a las necesidades de la población de crear empleo y oportunidades y a contribuir a preservar el entorno. Nuestra postura por tanto es que es un campo donde hay que planificar bien, hay que hacer los cálculos bien, no basta sólo la buena voluntad. Hay que  analizar los costos y hay que diseñar modelos sostenibles, pero dentro de ese modelo, la conservación del medio ambiente en España está muy asumida. Las empresas saben que lo otro es un modelo pasado y que lleva a un callejón sin salida. En España por ejemplo las empresas se residuos, de aguas, las propias empresas de construcción tienen modelos muy sostenibles. Y saben que su avance está por ahí. Ahora, que por supuesto el avance en ser ambiciosos de controlar la emisión de gases de efecto invernadero, tiene que ir siempre equilibrado con las posibilidades de la situación económica del momento. Entonces, hay que ser ambiciosos, pero realistas. Es lo que siempre decimos en nuestro ministerio".

Este seminario que se está desarrollando en Chile, gira en torno a la innovación. Para muchos países latinoamericanos, la experiencia de ustedes en Europa con el mercado de bonos de carbono, es un avance respecto de lo que acá hemos hecho. ¿Funciona?

Estos sistemas basados en un mercado, a nosotros nos parecen diseños más interesantes que los simplemente basados en una prohibición, o en una sanción. Me parece que se trata de incluir en la gestión de los recursos finitos, recursos que antes se gestionaban como si fueran infinitos. Como mecanismo, nos parece interesante, lo que pasa es que en el diseño de esos mercados todavía no se tiene experiencia suficiente y ha podido ser más ineficiente que en otros. Pero ya empezamos a diseñar de manera más eficiente y de salida, estos sistemas son buenos, porque trasladan la responsabilidad también a los actores del mercado. No es responsabilidad sólo de las administraciones controlar y sancionar en caso de incumplimiento. Da la posibilidad a los actores del mercado planificarse, a adquirir sus derechos, a empezar a gestionar como recursos finitos, los que se gestionaban como infinitos.

¿En España han hecho el cálculo de cuánto cuesta su capital natural?

Tenemos calculados algunos aspectos de servicios ecosistémicos. Somos concientes de lo que hemos pagado por el Protocolo de Kioto que no ha sido poco, ha pagado una cantidad importante para pagar las emisiones de los sectores difusos. Y estamos empezando a desarrollar la fiscalidad verde, creyendo que los impuestos además de una finalidad recaudatoria pueden tener una otra finalidad que es incentivar las conductas más sostenibles. Porque al final, deterioriar el medio ambiente termina siendo caro, cuesta dinero. Tenemos que ir a descontaminar, a recuperar, a mejorar esos entornos, por lo cual si desde el principio orientamos la conducta y una forma de hacerlo es la fiscalidad verde, los impuestos van a fomentar las conductas más sostenibles, pues es una herramienta útil que ahora mismo estamos desarrollando.

¿Cuál es su expectativa para el acuerdo global que se debería lograr en 2015?

Desde luego lo que no funciona es que el Protocolo de Kioto sólo incluya a países que suman el 15% de las emisiones mundiales, entonces, si queremos que funcione tendremos que ampliar su espectro. Si no, difícilmente llegaremos a nada. Entonces, el objetivo necesariamente es ampliar la base del Protocolo de Kioto. Vamos a trabajar, en los países de la Unión Europea hay mucha conciencia por el tema de cambio climático, pero también hay otros países de Iberoamérica que también están demostrando que están dispuestos a asumir compromisos. Vamos a ver, creo que es un gran reto y debe asumirse con responsabilidad por todos los países.

¿Cómo recibieron los anuncios de Estados Unidos?

Con interés, desde luego que puede cambiar las reglas que hasta ahora han regido el juego y que, por tanto, abre una vía interesante para preparar ese gran convenio de París 2015. Hasta ahora parecía que ese camino estaba cerrado, pero esto parece esperanzador. Desde luego que los grandes emisores, y Estados Unidos es un gran emisor, deberían sumarse a esa lucha global.