Precios históricamente bajos, mayor competencia y baja rentabilidad son algunos de los factores que marcaron un complejo 2015 para la industria salmonera.

Pese a ello Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile, ve una nueva oportunidad en 2016 de reivindicar a la industria, de la mano de los ajustes a la regulación sanitaria, que tiene como principal misión mejorar la competitividad. Si bien el líder del gremio indica que en términos generales están de acuerdo con lo planteado por el Gobierno, asegura que habrá que esperar el informe técnico para entregar las opiniones finales especialmente en el tema que más les preocupa: “que la regulación de las densidades de producción sea para todas las concesiones del barrio y no sólo las concesiones por empresa dentro del barrio”.

¿Qué le parecieron los puntos planteados por el Gobierno en la última reunión?

Para dar una opinión definitiva hay que ver el informe técnico que se le va a entregar a la CNA. Es muy importante verlo porque lo que nos presentaron el lunes es el formato general que está OK pero muchas veces en los detalles hay opiniones que dar.

En general está dentro de lo que estábamos conversando, pero es importante que esto sea parte del camino para llegar a una formulación (de densidades de producción) que sea para todas las concesiones del barrio y no solo las concesiones por empresa dentro del barrio, eso puede no ser lo óptimo finalmente.

¿Es uno de los puntos en los cuales ustedes no habrían quedado contentos?

No, lo que pasa es que ellos dijeron que vamos a avanzar en el tema de todas las concesiones por barrios. Esta es una etapa y después vamos a ir a la otra. No es que hayan dicho que no se va a hacer, siguen trabajando para llegar a esa parte. Es un avance.

¿Es el punto principal del ajuste a la regulación?

Claro, es lo más importante del cambio que se va a hacer ahora, pero quedan los otros temas pendientes que tienen que ver con las relocalizaciones y tener una manera de operar que sea más eficiente del punto de vista de los costos.

¿Pero el limite de densidades va a ser obligatorio?

Eso es voluntario. Lo que pasa es que hay incentivos fuertes para cambiarse del sistema de densidades a una operación por empresa o por todas las concesiones del barrio. Entonces sigue siendo voluntario pero con incentivos para el cambio. Son incentivos más que obligación.

¿Cuales son los incentivos?

Los incentivos tienen que ver con el castigo. Cuando operas en densidades tienes dos normas estrictas que te hacen bajar la densidad en comparación de lo que te pasa en el otro sistema. Después cuando operas en densidades te aplican además unas normas especiales para cada concesión según cómo te fue, cuando operas en conjunto con las concesiones eso no te aplica. La profundidad de cálculo de la densidad es más chica que cuando operas en conjunto, cuando operas en densidades son 15 metros y cuando operas en el otro sistema son 20 metros. O sea hay una serie de cosas técnicas que te incentivan a cambiarte al otro sistema.

¿Cuál es el balance para la industria salmonera este año?

Sin duda lo principal son los problemas que tuvimos en los mercados de destino por el tema de precio que tiene que ver, fundamentalmente, con la devaluación de las monedas. Eso, a la vez, se agudiza con los problemas de competitividad que tenemos, que tienen que ver con dos cosas: uno, la norma que construimos para la última crisis y, segundo, con la devaluación de las monedas que nos dejó menos competitivos. Ese fue el problema más importante de la industria de este año.

¿Y en el ámbito sanitario? 

El modelo que tenemos tiende a reaccionar ante problemas sanitarios, pero no a predecir. Eso uno lo ve con los datos de lo que ha pasado últimamente, que ante buenos resultados sanitarios las empresas tienden a aumentar mucho su producción y el siguiente periodo tienen malos resultados y bajan mucho su producción. Entonces, no hay una estabilidad sanitaria porque las reglas que tenemos incentivan ese juego. Por eso, lo que nosotros decimos es que debiéramos tener un esquema en el cual ante buenos resultados sanitarios haya crecimientos graduales de tal manera que vayamos paso a paso mejorando pero sobre seguro, sin avanzar y retroceder.

¿Y en cuanto a la producción y venta?

En toneladas va a ser más o menos lo mismo, pero en valor va a ser cerca de un 20% menos. Deberíamos cerrar en US$3.600 millones, respecto a 2014 cuando se registraron US$4.400 millones, pero hay que ver los datos finales.

¿Cómo se solucionan estos problemas de cara al 2016?

El 2016 nosotros hemos dicho que es un año en el cual tenemos una oportunidad de rehacer la industria a futuro. Primero con cambios en el modelo que tenemos, que hagamos una organización de una industria que sea más predecible hacia futuro el tema sanitario y por lo tanto que tengamos una estabilidad mayor en las tendencias de producción, porque eso da certidumbre en lo sanitario y las empresas se atreven a invertir más. También hay que avanzar en el rediseño territorial que está hace años pendiente, que son las relocalizaciones, las fusiones y concesiones, distanciarlas más para que puedan operar más alejadas y con más producción por punto. Segundo está el tema reputacional del salmón chileno (...) en eso estamos trabajando fuerte. Tercero, reforzar nuestro trabajo con la comunidad (...) Y cuarto, potenciar todo lo que se está haciendo en innovación.

Respecto al paro de la DGAC, ¿hubo pérdidas para la industria?

Como el paro no afectó a los vuelos, no hubo efecto sobre la industria. Nosotros sacamos como US$4 millones diarios en exportaciones desde Pudahuel pero en el paro tuvo efecto muy menor en casos particulares donde los vuelos se atrasaron, por ejemplo. (...) Aún así le hemos hecho ver al Gobierno nuestra preocupación por el paro.