-Su propuesta es reformar el artículo 15 de la Constitución, para poder convocar a cualquier instancia participativa, como los plebiscitos o incluso una asamblea constituyente (AC). Pero su tesis es clara: las reformas de Bachelet son imposibles dada la actual carta magna.

¿La indefinición del mecanismo para reformar la Constitución ha debilitado el debate?

-Es que no ha habido discusión constitucional, entonces la pregunta es si hay intentos de ignorarlo o no. La demanda por una transformación en educación llevó a una demanda por nueva Constitución. Eso demuestra cómo el problema constitucional adquiere urgencia política, porque aparece la dimensión neutralizadora de la Constitución. Por eso es que la suerte de la discusión sobre la nueva Constitución depende de las reformas que están en proceso, en particular la reforma educacional.

Si es tan necesario para sus reformas, ¿por qué la Presidenta no ha definido ya el mecanismo?

-Porque van a ser los problemas que encuentren las reformas las que planteen el tema constitucional. Por ejemplo, que gran parte de la reforma educacional sea calificada como inconstitucional. El Gobierno deberá elegir: plantear el tema constitucional o asumir que no se harán transformaciones.

¿Cómo la Presidenta asegura que su método sea participativo?

-La cuestión de la representación se presenta en una crisis de confianza y tiene que ser capaz de pasar el test de la manipulación, que no sea vista como la idea de darle un barniz de participación, cuando en realidad las decisiones van a ser tomadas por los mismos de siempre.

¿Una vía institucional no es como lo planteó el ex Presidente Allende, una vía chilena al socialismo?

-En algún sentido de descripción suficientemente genérica y abstracta, uno podría decir sí, pero diría que es una comparación más bien teórica. Lo que sí la Presidenta está tratando de hacer es una serie de transformaciones profundas con lealtad a la institucionalidad.

¿Y una solución extra institucional?


-Por distintas razones, una solución extra institucional está fuera de las posibilidades reales anticipables, ya que cualquier proceso necesita un momento institucional, pero uno podría entenderlo no como un momento para decidir la cuestión, sino que abrir la discusión. La nueva Constitución necesita tener un momento de validación institucional, pasar por el Congreso. Pero si pasar por el Congreso, significa que el Congreso decida y vamos a tener lo mismo que en 2005.

¿Y qué pasa en ese caso con el llamado "poder de veto" de la derecha?

-El sentido de que haya un momento de validación institucional es que se decida conforme a las reglas actualmente vigentes. Uno no negocia de buena voluntad, sino cuando se ve forzado y los votos de la UDI no son necesarios para una reforma que requiere tres quintos. Si uno suma los votos de la Nueva Mayoría, se necesitarían dos votos más.

¿Qué se debe incluir en la nueva Constitución?

-Los cerrojos constitucionales deberían desaparecer, la competencia exagerada del Tribunal Constitucional, los quórum de aprobación de las reformas constitucionales, los quórum de designación de muchos cargos en el Gobierno, descentralización, estructura del Estado, reconocimiento del pueblo indígena, el justo balance de los derechos sociales.

Ante la demora, ¿se puede reactivar el movimiento social?

-Si hubiera un gran acuerdo en educación, con foto y todo -porque foto se van a tomar, lo hicieron para la Reforma Tributaria-, va a ser tomado como una demostración de que es lo mismo de siempre. No sé qué impacto tendría eso en un movimiento social, pensaría que debería haber alguno.P