Cuando el árbitro dio el pitazo final que llevó a la Copa Mundial a su término en Rio de Janeiro, también marcó el inicio de la campaña por la elección presidencial de Brasil, con Dilma Rousseff y sus oponentes discutiendo por la competencia y por su legado.
Los políticos de Brasil inicialmente reaccionaron a la desastrosa salida del equipo nacional la semana pasada tras la derrota 7 a 1 frente a Alemania, de una manera no partidista, expresando su decepción ante la tragedia deportiva.
En el fin de semana, el líder de oposición, Aécio Neves, atacó a Rousseff por sus vueltas en torneo al compromiso con el Mundial. La presidenta, dijo, había rehuido el torno cuando habían miedos de que las protestas lo arruinarían. Pero una vez que se probó su éxito, corrió a aprovecharlo, corriendo el riesgo de verse afectada por el desastre que empañó a Brasil, aseguró.
“Creo que los que pagarán el precio serán los que intentaron apropiarse del evento que pertenece a todos los brasileños”, señaló.
Un vocero de Rousseff dijo que los comentarios eran “despreciables”, y que la presidenta había apoyado el torneo en el triunfo y la tragedia.
El altercado marcó el inicio de las hostilidades en el próximo torneo de Brasil: la elección presidencial 2014, programada para octubre.
Hace poco más de doce meses la carrera presidencial se veía como la que hubiese sido la versión política de la destrucción alemana de Brasil, con el apoyo de Rosseff sobre 60% en los sondeos. Pero desde las protestas masivas remecieron al país el año pasado durante la Copa de Confederaciones, el ensayo de la Copa Mundial, su popularidad cayó bajo 40% de intención de voto.
Neves, líder del partido pro empresa PSDB, en tanto, ha casi doblado su apoyo hasta cerca de 20%, y Eduardo Campos y su partido socialista brasileño están en 9%.
Rousseff y su Partido de los Trabajadores enfocarán su campaña en logros sociales. Subrayará ciertos beneficios como la beca mensual Bolsa Familia para los de menores ingresos, el programa de vivienda Minha Casa Minha Vida, y aumentos anuales al salario mínimo que han ayudado a sacar a 40 millones de la pobreza.
La estrategia de Neves será asegurarle a los votantes que no cancelará estos beneficios, mientras intenta llamar la atención sobre la persistente inflación y la desaceleración en el crecimiento económico promedio de Brasil a menos de 2% en los últimos cuatro años.
Una de las armas más potentes en su campaña es el probable candidato al ministerio de Finanzas. Arminio Fraga es un respetado ex gobernador del banco central y ejecutivo de Gávea Investimentos, una firma de capital privado de Brasil.
Rousseff ha perdido popularidad entre los inversionistas, mercados y el sector privado, entre críticas por la intervención para controlar precios y la industria, particularmente en los sectores automotor, de energía y finanzas.
No importa quién gane la elección, se espera que el ganador se vea obligado a hacer difíciles ajustes económicos, como reducir subsidios a los precios de energía y combustible, ajustar el presupuesto y recortar préstamos del banco estatal.
“El país tienen que recuperar la confianza de los mercados”, dijo Rafael Cortez, cientista político de la consultora Tendências. Una victoria clara de la combinación Neves-Fraga debería entregar la credibilidad que se necesita para recuperar a los inversionistas. Fraga es visto como un liberal de libre de mercado. Dirigió el banco central entre 1999 y 2002 y era visto como un acérrimo defensor de uno de los pilares de la difícilmente conseguida estabilidad económica de Brasil, la meta inflacionaria.
“Si Aécio habría una gran mejora a la confianza y las expectativas, incluyendo al capital internacional”, dijo Francisco Pessoa Faria, economista senior de LCA Consultores.
Se espera que Rousseff, en contraste, evite las discusiones de cambios políticos en el segundo mandato durante su campaña.
Mientras tanto, despreciando aparentemente el “consejo” de Neves, de marginarse de la Copa, la presidenta escribió una carta al equipo nacional al final del torneo. “No ganamos la Copa, pero montamos el Mundial de los Mundiales de Fútbol”, leyó, consolando a los jugadores y a los desconsolados fanáticos.
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