El Gobierno de Finlandia ha decidido cancelar a finales de este año el ensayo de renta básica universal que puso en marcha en enero de 2017, cuando se convirtió en el primer país de Europa en iniciar un experimento de este tipo a nivel nacional, según informan medios locales.
La primera fase de este programa piloto, cuyo coste se estima en unos 20 millones de euros, se centra en analizar a lo largo de dos años si la concesión de una renta básica a personas desempleadas ayuda a incentivar la búsqueda de trabajo, aunque sea temporal, y a reducir la burocracia de las prestaciones sociales.
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El proyecto original consistía en entregar una renta básica de 560 euros al mes libres de impuestos durante 24 meses a 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años, que fueron elegidos al azar entre 175.000 personas de todo el país que percibían algún tipo de subsidio por desempleo.
Los seleccionados, que estaban obligados a participar en el experimento si querían mantener sus prestaciones sociales, han seguido recibiendo la renta básica incluso si han encontrado trabajo durante este tiempo.
Si antes del experimento los elegidos ingresaban más de 560 euros al mes en subvenciones, la Seguridad Social de Finlandia (Kela) les abona también la diferencia para que mantengan el mismo nivel de ingresos.
Aquellos que durante estos dos años han encontrado empleo o superan la cantidad máxima establecida de ayudas públicas vieron reducidas sus prestaciones, pero continuarán percibiendo la renta básica hasta finales de diciembre.
El objetivo de los responsables de este ensayo era extender su alcance a otros grupos de población una vez transcurridos los dos años previstos y analizar los efectos de la renta básica también entre personas empleadas.
"En estos grupos debería haber, entre otros, pequeños emprendedores y trabajadores autónomos, ya que el mundo se mueve en una dirección en la que cada vez más gente crea sus propios puestos de trabajo", afirmó al diario Lapin Kansa el experto de Kela Olli Kangas, uno de los principales responsables del proyecto.
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En su opinión, la renta básica podría ser una solución para afrontar los desafíos que plantean los cambios estructurales que está sufriendo el mercado laboral por la creciente automatización de la industria.
Sin embargo, el actual ensayo finlandés no es, a su juicio, lo suficientemente amplio como para obtener toda la información necesaria para analizar la viabilidad de la renta básica.
"Dos años es un periodo demasiado corto como para sacar conclusiones exhaustivas. Deberíamos tener más tiempo y mayores recursos para lograr resultados fiables", señaló Kangas a la televisión pública YLE.
Por ello, Kela solicitó al Ejecutivo finlandés más fondos para ampliar el experimento a un grupo aleatorio de 10.000 personas a partir de 2019, entre las que habría parados, asalariados y trabajadores por cuenta propia, con un coste estimado entre 40 y 70 millones de euros.
No obstante, el Gobierno de centro-derecha del primer ministro Juha Sipilä ha decidido no conceder la financiación adicional solicitada y ha optado por explorar otro tipo de modelos alternativos para modernizar el sistema de seguridad social.
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Está previsto que Kela publique los resultados preliminares del ensayo bienal en diciembre de este año, aunque el análisis definitivo no estará listo hasta finales de 2019 o principios de 2020.
Además de estudiar los efectos del experimento finlandés, Kela quiere también compararlos con los de los ensayos de renta básica que se están realizando en otros países como Canadá, Holanda, Escocia, Kenia y la India.
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