Un dispar escenario en sus perspectivas en materia fiscal para nuestro país, reveló ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Solo un día después de que la entidad internacional entregara la actualización de sus proyecciones de crecimiento para Chile y el mundo (con una corrección al alza para este año), el FMI publicó su informe "Monitor Fiscal: Aprovechando los buenos tiempos", en el que -por un lado- pronostica una rápida disminución en el déficit fiscal efectivo del gobierno general, con una convergencia hacia el balance en 2021, pero por otro lado, desestima una reducción del déficit cíclicamente ajustado (conocido como estructural), el que incluso aumentaría levemente este y el próximo año, para mantenerse en 2,5% del PIB entre 2021 y 2023.
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En este contexto, el panorama presentado por el organismo en cuanto al déficit estructural, se aleja de los objetivos planteados por la administración de Sebastián Piñera, en el sentido de ir convergiendo hacia un balance. De hecho, durante la campaña presidencial el propio mandatario había adelantado que el objetivo era converger al balance estructural en un plazo de entre seis y ocho años, lo que no ve el FMI.
Al respecto, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, tiene hasta mediados de junio para dar a conocer las metas fiscales de los siguientes cuatro años.
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Respecto de las estimaciones del FMI, Larraín recordó que el gobierno ya implementó un instructivo de austeridad por US$ 500 millones y sostuvo que, "en la medida que (los organismos internacionales) se den cuenta de que estamos haciendo lo que nos comprometimos a hacer y estamos logrando resultados, van a ir ajustando sus proyecciones".
La autoridad agregó que "para el futuro, se quedaron un poco tímidas las proyecciones del Fondo".
Nota de riesgo
En tanto, por el lado del déficit fiscal efectivo, cabe recordar que este indicador es una de las variables que las agencias de clasificación analizan al momento de examinar el perfil crediticio de Chile. De hecho, el sostenido deterioro en esta métrica en los últimos años fue uno de los factores que llevó a S&P Global Ratings y a Fitch Ratings a recortar la nota soberana en un escalón.
Al respecto, Todd Martinez, director de soberanos de Fitch, precisó que continuarán basando su evaluación en sus propias proyecciones para el déficit fiscal, que son más altas que las del FMI (2,1% en 2018 y 1,9% en 2019).
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"Podríamos revisarlas más adelante en el año una vez que sepamos más sobre las tendencias cíclicas que afectan los ingresos (crecimiento y precios del cobre), el éxito de la reforma tributaria 2014 en su último año y los planes fiscales estructurales del nuevo gobierno", acotó.
Por su parte, Moody's declinó referirse al tema.
Con todo, estas cifras son considerablemente más auspiciosas que las vaticinadas en octubre del año pasado, cuando el organismo calculaba que el déficit efectivo bajaría desde 2,6% del PIB en 2018 a 1,1% en 2022.
Deuda al alza
Mientras tanto, el Fondo Monetario si bien moderó el ritmo de alza en la deuda pública, anticipó que ésta seguirá aumentando en los próximos seis años.
El prestamista multilateral pronostica que la deuda bruta del gobierno general trepará desde 23,6% del PIB en 2017 a 23,8% en este ejercicio, cifra que escalaría a 25,7% al final del horizonte estudiado.
Aún así en octubre, la entidad estimaba que este indicador superaría 30% en 2020.
Por su parte, la deuda neta -es decir, la deuda bruta menos los activos financieros que corresponden a instrumentos de deuda- avanzaría desde 5,3% del Producto el año pasado a 5,8% en este ejercicio y a 6,7% en 2019. Hacia 2023, este parámetro llegaría a 8% del PIB.
En este sentido, los expertos han sostenido que más allá del nivel de la deuda pública, que no consideran preocupante en comparación con países de la Ocde, sí advertían riesgos de la trayectoria de deterioro de esta, por lo que es vital estabilizar ese nivel.
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