El tema previsional no le ha traído buenas noticias esta semana al Gobierno. Y es que mientras el proyecto que eleva en cinco puntos porcentuales la cotización quedará para la nueva administración que se inicia el 11 de marzo, también sufrió un traspié con la iniciativa que busca reordenar los fondos de rezago, que constituyen aquellos montos recibidos por las AFP, pero que por falta de información de los empleadores no han podido ser ingresados a las cuentas de los dueños. Y es que tras la unánime aprobación en la Cámara de Diputados, en el Senado el trámite ha sido más complicado. De hecho, tras las críticas que recibió en la Comisión de Trabajo y Previsión Social, el Ejecutivo le retiró la "discusión inmediata", con lo que arriesga su aprobación durante la actual administración.

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Tal como han señalado los críticos a este proyecto y más allá de las buenas intenciones que puedan haber incentivado su envío -transferir los rezagos de los fondos a los afiliados que se pensionarán con los montos más bajos-, no parece recomendable una iniciativa de tal naturaleza y no es la manera de solucionar el problema de fondo del sistema, que es otorgar mejores pensiones. Y es que se trata de recursos que pertenecen a actuales afiliados, por lo que la situación podría interpretarse como una cierta expropiación de sus recursos.

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