Francisco Mozó: "La Reforma Tributaria del 2010 abrió la puerta a la discusión que tenemos hoy"
En sólo cuatro años la economía chilena ha debido hacer frente a dos reformas tributarias: en 2010, tras el terremoto, la administración de Sebastián Piñera impulsó una iniciativa que subía los impuestos corporativos de 17% a 20% y aumentaba ciertos impuestos específicos. Hoy, exactamente cuatro años después, la Presidenta Bachelet ha presentado un proyecto que, en lo sustancial, aumenta la tasa de impuestos a las empresas de 20% a 25% y elimina el FUT, por lo que ahora las compañías deberán tributar por las utilidades devengadas de su operación.
Para Francisco Mozó, socio y director de Econsult Asset Management, fue justamente la reforma tributaria liderada por la administración de Piñera la que cimentó el nuevo proceso que hoy estamos viviendo.
Hemos tenido dos reformas tributarias en cuatro años, ¿por qué cree que la actual genera tanto rechazo y una propuesta por un Presidente de centro-derecha se logró concretar?
-Creo que en los sectores más técnicos de la centro-derecha y en los sectores con mayor convencimiento de las ventajas de una economía que tenga énfasis en las decisiones de las personas y no en el Estado, sí hubo rechazo y críticas muy fuertes. Obviamente, desde un punto de vista político era difícil para los partidos de un gobierno que recién venía entrando oponerse a su primer proyecto, mientras la que en ese momento era la oposición, filosóficamente, aprueba un mayor rol del Estado en la economía. La de 2010 era una reforma en cantidades, de formas, pero no en fondo como sí lo es ésta. Acá lo que sucede es un cambio en la forma en cómo el sistema tributario incentiva o no incentiva la inversión. Yo diría que por esos tres factores la oposición fue menor, pero de que hubo oposición, sí la hubo.
Aunque yo esperaba que un gobierno de derecha haya sido más agresivo en buscar un Estado que efectivamente sea eficiente, esperaba una señal importante al mostrar que se podía hacer una reconstrucción, y llevar a cabo su programa que no consideraba un aumento de impuesto.
¿Cree que la reforma de 2010 abrió la puerta a la que se discute ahora?
- Personalmente creo que sí. Si el sector político que se supone tiene ideas afines a una economía que le da un mayor peso al sector privado, ante un evento como la reconstrucción no genera una señal de que sí se pueden hacer las cosas sin aumentar el tamaño del Estado, mediante una administración eficiente de recursos, y en cambio, lo que hace es pedir un aumento de impuesto y además dice que ese aumento no va a tener un efecto importante en la economía, ese sector se va quedando sin argumentos.
¿Lo mismo con otras reformas como el 7% a los jubilados, bono bodas de oro, bono marzo?
-Cuando empiezas a hacer cosas que normalmente tu sector político las ha criticado, que normalmente cree que no son la mejor forma de combatir la pobreza y aún así las empiezas a hacer, te quedas sin argumentos.
¿Cuál es el impacto real de la Reforma Tributaria?
-Los mayores impuestos dejan a las empresas y sus accionistas menos flujos disponibles para invertir. Por lo tanto, obviamente sí va a tener un impacto sobre la inversión. El gobierno dice que parte de este impacto va a ser compensado por la inversión en capital humano producto de la reforma educacional, pero lo que uno puede ver respecto a ello son dos cosas: la primera es que si hay algún impacto, este se va a observar en el largo plazo; y la segunda es que hasta el momento, yo por lo menos pido el beneficio de la duda para ver si efectivamente va a tener ese impacto positivo. Respecto a la reforma educacional, lo poco que se sabe, genera dudas sobre si pueda obtener una mejora significativa en la educación. No sacamos nada con meter millones y millones de dólares en educación si no cambiamos las reglas en base a las cuales esa educación se está dando.
Si esto se combina con que se van a empezar a discutir cambios a la Constitución, ¿agrega más incertidumbre?
- Siempre cuando hay cambios importantes esos cambios generan incertidumbre. La gente que los hace y los empuja, obviamente los hace porque es su convicción y creen que es bueno para el país, pero hay otros que pensamos que no. Lo mismo ocurre con los cambios a nivel político: hay gente que cree que no sólo hay que cambiar la Constitución, sino que hay que hacerlo a través de asambleas constituyentes. Eso obviamente es un gran cambio y genera más incertidumbre.
Lo que está sucediendo hoy en Chile es que se están haciendo cambios profundos en la parte económica, porque no solamente es la reforma tributaria, sino que es toda una visión de cómo se quiere que el país se desarrolle, y es una visión que le da un peso mucho más grande al Estado como motor de desarrollo. Escuchamos al ministro de Economía diciendo que quería que el Estado tuviera un rol más importante en el desarrollo, se ha hablado nuevamente de estas famosas políticas de clúster que lamentablemente significa que va a haber un grupo de funcionarios que pueden ser muy capaces, pero son ellos los que van a definir entre cuatro paredes cuáles son las áreas que van a tener un impulso adicional para desarrollarse y como la economía es compleja y dinámica, lo más probable es que se equivoquen.
Nuestra Constitución tiene cerca de 30 años, nuestro sistema tributario es más o menos del mismo tiempo ¿tal vez sea el momento de replantear nuestro esquema político, económico, tributario?
-Lo que uno tiene que hacer siempre es ir revisando si las cosas están funcionando bien y no necesariamente revisarlas con un espíritu de refundación. Si esta economía y este país ha funcionado en base a un sistema político y económico que durante los últimos 30 años nos ha hecho progresar, nos ha hecho disminuir la pobreza, nos ha hecho progresar en términos relativos... Por lo tanto, ¿es posible y es bueno revisar? Sí, es posible y es bueno y sí, hay cosas que cambiar. ¿Hay que refundar o reformular toda la estrategia? Yo creo que no. Esto es igual que un equipo de fútbol, cuando uno tiene una estrategia de juego que le ha permitido ganar, normalmente el entrenador no cambia su estrategia.
Otro tema interesante es la constante mención a los países de la OCDE como argumento para defender la reforma tributaria. Si queremos desarrollarnos y derrotar la pobreza y mejorar la distribución, tenemos que hacerlo mejor que los países de la OCDE y no igual. En los últimos 10 o más, este grupo de países ha crecido al 2%. ¿Eso es lo que queremos para Chile?
¿Está de acuerdo con los que hablan que esto no es una reforma, sino que se trata de un nuevo sistema tributario?
- Sí, creo no sólo es un nuevo sistema tributario, sino que es consistente con lo que está en el programa de la Presidenta y es algo que sus ministros han dicho: que este nuevo gobierno representa un nuevo ciclo. No es otro gobierno de la Concertación, sino que es el cierre de un ciclo y el comienzo de uno nuevo. Y lo que uno ve en todas las señales del gobierno es que efectivamente quieren y van a hacer este cambio de ciclo. Y se trata de un nuevo ciclo desde el punto de vista económico con la reforma tributaria. También está la voluntad de que sea un nuevo ciclo desde lo político a través de la reforma de la Constitución. Lo que se busca es un cambio del modelo de desarrollo que ha tenido este país tanto en lo económico como en lo político.
¿De dónde viene esa búsqueda, se trata de algo autoimpuesto por La Nueva Mayoría?
- La visión que tiene el conglomerado que gobierna es una visión que nunca se sintió muy cómoda con mantener este modelo que venía, fundamentalmente, del gobierno militar y las circunstancias hicieron que los cambios que en un principio pudieran hacer no fueran todo lo profundo que ellos querían, dado sus convicciones. El tiempo ha pasado y la sociedad les ha ido entregando un mandato con un voto mayoritario para la Presidenta y ellos consideran que éste es el minuto de hacer prevalecer la visión que ellos tienen de lo que es mejor para el país y que claramente es un modelo de desarrollo con más énfasis en la redistribución que en la generación de ingresos y por lo tanto un modelo con mucha más intervención del Estado desde el punto de vista tributario y en la actividad económica y con un tamaño mucho mayor del Estado. Yo lo veo como parte de un cambio relevante de la forma en cómo se quiere que se desarrolle el país.
¿De todas las propuestas de la reforma tributaria cuál podría generar más ruido para los inversionistas?
-En general, en la reforma tributaria hay un cambio que es el más importante y es que hoy se incentiva el ahorro e inversión a través de un tratamiento distinto de las utilidades que eran dejadas dentro de la empresa, versus las que se sacaban para consumir y que eso con la reforma se está perdiendo. El cambio más grande es un menor incentivo al ahorro y por lo tanto, a la inversión. Lo mismo pasa con las personas. Creo que los mecanismos que ahora sustituyen a los actuales beneficios al ahorro de las personas van en la misma línea, de generar menos incentivos.
En una columna, usted criticaba el foco de este gobierno que hablaba de énfasis de nuestra política hacia la redistribución de ingresos en vez de hacia el crecimiento. A un mes de su instalación, ¿cree que esto fue sólo promesa de campaña o va a marcar los 4 años de gobierno?
-Está claro que va a marcar los cuatro años de gobierno. Han sido muy claros en decir que el cumplimiento del programa es muy importante y que van a hacer todo su esfuerzo por cumplirlo. Ese cambio de énfasis está en el programa y, por lo menos, ha estado en la mayoría de las señales de los primeros días de gobierno. La Reforma Tributaria que es un gran cambio, es una señal importante al respecto. Tanto en la premura con la que lo mandaron, como lo que contiene. Desde mi punto de vista está muy claro. Las declaraciones del senador Quintana que provocaron tanto interés y revuelo, en la forma no son muy acertadas, pero en el fondo es lo que está en el programa donde se dice que este gobierno representa el fin de un ciclo y el comienzo de otro.
Dentro del programa está la revisión de todo el sistema de salud privada y la creación de una AFP estatal ¿cómo ve esta propuesta, es coherente o viable el tener una comisión cero en el caso de la AFP estatal?
-No he visto ningún argumento respecto a la AFP estatal que sea consistente. Primero, se hablaba de un menor costo, pero con el mecanismo de licitaciones, los costos de las AFP ya son muy bajos si se compara con estándares internacionales. Por lo tanto, salvo que se permita que una AFP estatal compita en desigualdad de condiciones respecto a las AFP del sector privado y cobrando comisiones cero, que claramente es dumping, no va bajar significativamente los costos. Por eso mismo, es que han cambiado la razón que dan para justificar una AFP estatal. De acuerdo a la ministra del Trabajo esto sería para asegurar mayor cobertura, lo cual tampoco se condice con los hechos. Hoy todos los afiliados dependientes por obligación tienen que contribuir a su plan de pensiones en la AFP, todos. Por lo tanto, los que no contribuyen es porque hay una irregularidad. El Estado hoy tiene los mecanismos a través de la inspección del trabajo y las leyes para combatir eso.
Respecto a la salud privada, como en todo orden de cosas, hay aspectos que mejorar. Pero lo que uno ve es que la gente cada vez que tiene un nivel de ingresos que le permite atenderse en la salud privada, tiende a preferir la salud privada, cuando tiene que elegir entre educación pública y privada, también tiende a elegir la educación privada. Y eso no es por un tema ideológico, sino porque ellos ven que el privado lo hace mejor al menos en esa área.
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