El 28 de diciembre de 2014 marcó un hito para las exportaciones chilenas y abrió una nueva -y muy interesante- oportunidad de negocio para la industria lechera. Entonces, tras intensas negociaciones, se permitió el envío de ganado vivo a China, con una partida inicial de 7.300 vaquillas.
Poco más de un año después, el balance es sumamente positivo. Según cifras del Servicio Nacional de Aduanas, entregadas por la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería (Direcon) a PULSO, en tan sólo doce meses China se convirtió en el principal comprador de ganado vivo chileno, con 22.817 unidades importadas, equivalente a ventas por cerca de US$36 millones.
Antes de la entrada de China, las exportaciones chilenas de ganado vivo eran modestas. Según cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) en 2014 se exportaron apenas 309 vaquillas vivas a Perú y 200 a Argentina, principalmente desde la región de Los Lagos y Los Ríos. En valor, se trató de negocios por US$954 mil.
De esa magnitud es la importancia, califican tanto en el sector público como el privado, de la firma del protocolo sanitario entre los gobiernos chino y chileno, que abriría una nueva oportunidad para la industria lechera y para el sistema criancero.
“La entrada al mercado chino, que tiene estándares sanitarios muy exigentes, nos pone en el mapa no solo de China si no del mundo como un proveedor mundial de ganado vivo. Esta apertura también nos permite diversificar los ingresos de la industria ganadera. China es una economía que se mueve hacia una mayor relevancia de su mercado interno, por lo tanto esperamos que las exportaciones de este rubro sigan creciendo”, indica el director de ProChile, Roberto Paiva.
Este selecto grupo, al que Chile se sumó en 2014, está integrado por Australia, Nueva Zelanda y Uruguay, únicos países que pueden exportar estos animales al gigante asiático.
“Para Chile es un paso muy importante el haber efectuado una exportación de esa magnitud. Al realizarla, nuestro país ha ingresado a un grupo pequeño de países que están en condiciones de exportar animales vivos a este nivel. Lo anterior se traduce en una serie de nuevas oportunidades para nuestro sector ganadero que han ido aprovechándose. Quiero destacar que no sólo se han exportado bovinos a China, sino que también a Turquía, así como ovinos a Ecuador, por mencionar los envíos más recientes”, indica José Herrera, Jefe subrogante de la División de Protección Pecuaria del Servicio Nacional Agrícola y Ganadero (SAG).
Pero la entrada del ganado vivo chileno al mercado asiático representó una oportunidad, que según un informe elaborado por la Odepa, va más allá de productores lecheros del país.
Calidad
“Esta opción no sólo proporciona una oportunidad de negocios atractiva en precios para la masa de terneras y vaquillas que no son seleccionadas para el reemplazo de los planteles en las lecherías y que normalmente se venden para incorporarlas a planteles lecheros, a precios razonables, o que se comercializan en una alta proporción en las ferias, con precios relativamente bajos. Abre también el rubro de la exportación de animales en pie en el caso de Chile”, indica el informe de la Odepa titulado Exportación de bovinos en pie, redactado por Romina Aguirre, Víctor Esnaola y Raúl Amunátegui.
Para el jefe (S) de la división de Protección Pecuaria del SAG, el desafío de enviar ganado vivo a China no fue menor, y exigió generar una coordinación y nuevas formas de trabajo entre el Servicio y el sector privado, tarea que según indica fue abordada de forma exitosa.
“Se puede destacar que se ha ido obteniendo el “know how” que se ha ido aplicando en las siguientes exportaciones de animales”, añade Herrera.
“La calidad y la sanidad del ganado de Chile fueron los atributos claves para concretar las exportaciones de bovinos vivos a China, y ello se ha logrado producto de un trabajo sostenido en el tiempo y en conjunto con el sector privado para mantener al país libre de enfermedades actualmente exóticas y controladas aquellas enfermedades endémicas que son de importancia sanitaria y económica para el país”, agrega el representante del SAG.
Según indica Odepa, el protocolo sanitario acordado entre Chile y China establece que el lote de animales destinados a la exportación debe cumplir un período de cuarentena de 30 días, que permita garantizar que los animales son negativos a una serie de enfermedades.
“Al SAG le corresponde certificar el cumplimiento de las exigencias sanitarias del país de destino, acreditando que los animales están libres de varias enfermedades como brucelosis, tuberculosis, leucosis y diarrea viral. Se realizaron pruebas diagnósticas y una cuarentena en origen que permitió verificar que los animales estaban en condiciones conforme a los requisitos sanitarios”, indica Herrera.
De cara a 2016 y concretados los cuatro grandes embarques en 2015, se prevé un buen futuro para el negocio en el gigante asiático.
“Este sector tiene posibilidades ciertas de exportar a nuevos mercados. De acuerdo a lo informado por el SAG, se está en negociaciones con Turquía, Rusia, México, por lo tanto las oportunidades de crecer son amplias”, indica el director de ProChile.