El crecimiento del gasto público que realizó la actual administración fue calificado por distintos agentes del mercado como expansivo. Ante estas aseveraciones, el Gobierno señalaba que el incremento era para apuntalar la economía y con ello ayudar a la reactivación. Ante esta disyuntivas las cifras reflejan que el crecimiento promedio del gasto público de 5,5% estuvo impulsado por el mayor gasto corriente, en bienes y servicios, el cual entre 2014 y 2017 se expandió 6%, mientras que los recursos destinados para la inversión sólo avanzaron 3,3%.

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Es más, durante los dos últimos años de la actual administración la inversión pública retrocedió 4,8%, mientras que el año pasado lo hizo en 3,1%, completando así una inédita racha de dos caídas consecutivas. Por su parte, la ejecución corriente avanzó 5,6% en 2016 y 6,5% en 2017. De acuerdo a los economistas, este escenario pone en duda el carácter por inversión que tuvieron los presupuestos.

El gasto de capital corresponde a la inversión real y las transferencias que efectúa el Gobierno, principalmente, para la realización de obras de infraestructura. Mientras que el gasto corriente se refiere a la adquisición de bienes y servicios que realiza el sector público en el ejercicio fiscal.

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Pero, ¿por qué el gasto de capital ha caído ya por dos años consecutivos? La visión de los economistas apunta a varios factores. Uno de esos es el exceso de burocracia para llevar a cabo proyectos de inversión y otro es que el foco del Gobierno se dirigió más hacia otras políticas como incrementar el empleo público.

Una de las explicaciones que entrega el economista de BBVA, Cristóbal Gamboni, es que este gasto de capital es más fácil de subejecutar, es decir, de controlar, ya que el gasto corriente por lo general tiene que ejecutarse en su totalidad, ya que permite el funcionamiento de los distintos ministerios. Explicó que existe mucha burocracia. "Hay que sacar permisos, hay que pasar por contraloría. Es fácil no tener que entrar a cosas burocráticas, decir que no se gasta el gasto de capital y así se cumple con el compromiso de gasto total que está en el presupuesto", precisó.

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El economista jefe de BCI, Sergio Lehmann, afirmó que detrás de esta caída se advierte que las políticas económicas "no tuvieron como foco central mejorar la infraestructura y capacidad de crecimiento de la economía".

A juicio de Lehmann, el Gobierno decidió poner más énfasis en incrementar el empleo público y asumir gastos en servicios asociados a las reformas implementadas. En tanto, Alejandro Fernández, economista de Gemines, manifestó que en la baja del gasto de capital está, por una parte, el intento de frenar un deterioro mayor en la situación fiscal. Por otro lado, precisó que en 2015 "se produjo un aumento muy importante en este concepto de gasto, por lo que el de los últimos dos años, a pesar de bajar, no es malo".

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¿Cómo afecta a la economía?

Gamboni subrayó que "si se hubiese ejecutado todo el presupuesto, hubiésemos tenido mejores cifras de inversión y por ende mejores cifras de actividad y empleo, entre otras".

De esta forma, el experto explicó que la inversión pública tiene un efecto en actividad y un efecto directo en la sociedad que podría haber visto mejores avances en calidad de vida. Lehmann, por su parte, puntualizó que en el corto plazo, esto significa que se genera un rezago en la infraestructura pública, afectando el crecimiento y la competitividad. Hacia el largo plazo indicó que puede reducir el crecimiento potencial de la economía.

Respecto a la estrategia que debería implementar la nueva administración sobre la inversión pública, Gamboni instó en que es necesario repensar la implementación de la inversión pública para hacerla más dinámica en cuanto a los trámites.