En toda una jugada de póker se está transformando la designación del nuevo consejero del Banco Central (BC) en reemplazo del economista Sebastián Claro, debido a los numerosos escenarios clave que rodean este nombramiento.
Y aunque había una especie de consenso en el nombre de Juan Andrés Fontaine, la situación se ha ido enredando, tanto que altas fuentes del Gobierno y parlamentarias admiten que es probable que el nombramiento sea después de la visita del Papa, es decir la última semana legislativa de enero, lo que coincidencia o no, es justo la fecha que el Presidente electo Sebastián Piñera se impuso para designar a su gabinete.
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Si bien es más que público que Fontaine es la carta principal de la oposición, fuentes bien informadas del Gobierno comentan que ya no hay tanta unanimidad en torno a ese nombre, porque habría un grupo interesado en que el economista asuma un cargo relevante en el nuevo equipo de gobierno. De hecho, en esferas parlamentarias se menciona que podría ser un muy buen ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) considerando que fue uno de los principales negociadores de la Reforma Tributaria con la actual administración, logrando encontrar una tercera vía cuando las posiciones estaban bastante cerradas.
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Por otro lado, entre los senadores encargados de la negociación comentan que las cartas están bastante echadas y que sólo esperan un llamado desde La Moneda para sellar el acuerdo.
A la vuelta de los viajes
Claro que desde el Gobierno la baraja es bastante más amplia. Primero admiten que la Presidenta Michelle Bachelet habría dado indicios de que el tema se abordaría después de su viaje que realizó durante esta semana a Cuba.
Lo segundo, dicen desde La Moneda, que el nombre de Fontaine no termina de "cuajar" en los pasillos de Hacienda y aún no sería del gusto de los negociadores oficialistas. Los peros serían que está "excesivamente politizado" no sólo como ex ministro de Piñera en el período anterior, sino porque muchas veces sus opiniones han ido más allá del estricto terreno de los números. Indican que nombrarlo implicaría un cambio significativo en el sistema de consejeros de los últimos tiempos donde se ha buscado un perfil más técnico.
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Tampoco, comentan algunos conocedores de estas tratativas, el Gobierno estaría dispuesto a "descongestionarle" el escenario a Piñera que tiene tres connotados economistas y sólo un cargo, el de ministro de Hacienda, para designar. Junto a Fontaine están el ex ministro del ramo, Felipe Larraín, y el ex presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara.
Asimismo, se señala que en la lista de la oposición figuran Alberto Naudon -cercano a RN- y Rodrigo Cerda que también es mencionado como el seguro futuro director de Presupuestos.
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Vial, la transacción
En esta partida, la bancada senatorial de la Nueva Mayoría (NM) sacó otra carta para condicionar la aprobación del candidato de ChileVamos: ellos no ponen veto a Fontaine, siempre y cuando se selle un acuerdo de caballeros para futuros nombramientos. Y aquí hay dos ejes de inquietud según la nota que se toque.
En la DC hay especial preocupación para que la vacante que en diciembre de 2021 deje el consejero del BC Joaquín Vial sea ocupada por un economista cercano a esa sensibilidad y no por alguien de derecha. Si el Gobierno de Piñera quisiera realizar una "jugada" designando a alguien más neutral o no considerado del mundo humanista cristiano, la falange quedaría sin representación en el BC después de incluso haber tenido tres presidentes desde el retorno a la democracia. Tanto en el PS como en el PPD se sienten partícipes de esa instancia con las figuras de Mario Marcel -presidente- y Pablo García, respectivamente.
Y en el PS la inquietud pasa por el reemplazo en el Tribunal Constitucional (TC), cuyas resoluciones les han dado más de un dolor de cabeza. En especial, porque el 9 de abril, casi un mes después de haber arribado Piñera a La Moneda, cesa el cargo de Carlos Carmona en este organismo, cuyo nombre por mandato constitucional no puede ser reelegido. Entre los senadores de esta colectividad temen que Piñera opte por un hombre de derecha con lo que la correlación que hoy ya es minoritaria para la Nueva Mayoría de 4-6 se vuelva más notoriamente en contra, 3-7. Además, la aprobación de un integrante del TC es por dos tercios de los senadores en ejercicio y no por mayoría simple como un consejero del BC, por lo cual ningún fuerza tiene los votos suficientes para "imponer" su parecer.