Forma parte del grupo cercano del diputado y ex candidato presidencial, José Antonio Kast. A pesar de que él dice que no tiene un rol tan protagónico como otros, ha estado siguiendo de cerca, desde que decidió renunciar a la UDI junto a Kast y otros militantes históricos, la irrupción de quien se ha transformado en el nuevo referente de la derecha chilena.

Fue cercano a Jaime Guzmán y desde su rol de académico de la Universidad Católica se ha centrado en la formación. Actualmente está con una activa agenda de reuniones para sentar las bases de lo que espera sea un partido político que coexista junto al movimiento que pronto lanzará Kast. Espera reunirse con alrededor de 200 personas para presentarle a Kast en marzo un resumen de sus planteamientos. Adelanta que la idea es formar una colectividad con una impronta conservadora y republicana para validar "nuestra opción de auténtica derecha".

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¿Desde su perspectiva, cómo ve lo que será el segundo gobierno de Piñera?

-Se va a dar un gobierno de centro en el que parte importante de la derecha va a estar vinculada a ese gobierno de centro, pero va a haber otra parte importante de la derecha, la de José Antonio Kast, que va a tener una perspectiva de independencia y de libertad.

¿En qué cree que va a quedar de manifiesto que será un gobierno de centro?

-En la subsidiariedad y en la solidaridad. Nosotros pensamos que al Estado no le corresponde ser solidario sino que a los cuerpos sociales y a las personas. Si el gobierno de Sebastián Piñera incurre en el error de usar una retórica a favor de la solidaridad, en vez de promoverla en los cuerpos sociales claramente eso sería una posición típica de centro.

¿Esa posición también la ve en los temas valóricos?

-No me gusta usar la palabra valórico, yo hablo de los bienes morales y culturales. En esos bienes el gobierno de Piñera no va a tener ningún problema con aceptar las nuevas fronteras que ha impuesto la izquierda y que para un derechista llevan al país muy cerca del precipicio. Si este gobierno no presenta un proyecto de ley de derogación de la ley de aborto en tres causales, sabiendo que van a venir los proyectos para el aborto indefinido, no es un gobierno de derecha, es un gobierno que se corrió hacia la izquierda.

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¿Eso último también lo ve en la postura a favor de la gratuidad?

-La gratuidad también es una bandera ya asumida tanto en el aumento del porcentaje como en la tendencia. No veo ninguna tendencia en los piñeristas a decirle a los chilenos que la gratuidad le hace mucho daño a la persona humana. Las personas necesitamos esforzarnos para conseguir aquello que nos interesa, con una ayuda subsidiaria que se llama beca o crédito. En ese sentido veo al futuro gobierno de Piñera instalado en el centro con banderas de izquierda.

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¿Y cuál cree usted que debiese ser el rol de José Antonio Kast?

-Lo primero es entender que no se forma parte del gobierno, por lo tanto, no se es oficialista. Respecto de lo que él ha logrado, uno de los propósitos, desde mi perspectiva, es articular un movimiento con un partido. Un movimiento permite vincular con él, con su persona, que es el mayor activo que tienen nuestras ideas hoy día, a muchísima gente que por algún motivo específico votó por él. Además, debiéramos tener un núcleo de personas que miren el movimiento con interés, pero como algo menos deseado y que quieran de verdad constituir un partido, yo me cuento dentro de ellos. Creo imprescindible tener un partido, además por una razón legal, para más adelante poder presentar candidatos.

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¿Cómo ve a su ex partido y la situación de Jaime Bellolio?

-Bellolio lo dijo hace un tiempo en una entrevista de forma perfecta: no queda nada en la UDI. Los aspectos de desarrollo social los tomó Ossandón, los aspectos valóricos los tomó Kast, los temas de mayor apertura liberal los tiene Evópoli. Tiene toda la razón al decir que la UDI se ha vaciado. Trabajé durante 18 años y medio recorriendo Chile trabajando con las juventudes de la UDI y toda esa generación está apenas representada.

¿Qué le pasó a esa generación?

-No le abrieron espacio en un partido que iba haciéndose cada vez más lavinista y esta generación miraba el lavinismo como un proyecto hueco, vacío, cosista y electoralista. Si la UDI lograra reencantar a esa generación, le gana la pelea a José Antonio, pero él le lleva la delantera claramente.

¿En qué minuto la UDI se transformó en eso que usted describe?

-En algunas dimensiones en la primera candidatura de Joaquín Lavín y sobre todo en su segunda candidatura. Joaquín es de las mejores personas que hay en el país, es un ser humano magnífico, pero es de los peores políticos que ha tenido la historia del país en los últimos 40 o 50 años, porque no entendió cómo era el partido al que él llegaba. El partido que había dejado Jaime Guzmán era una locomotora extraordinaria y lo convirtió en un autito de juguete. Incentivó el ingreso al partido de mucha gente en todas las regiones del país que venían con la idea de que Lavín iba a ser Presidente, por lo tanto había que apitutarse en la UDI para tener pegas locales. Esa gente se quedó dentro del partido. Esa gente había llegado a un partido en que lo importante comenzaba a ser llegar al poder, administrar el Estado, hacer cosas, ser un gerente.

¿Ve a la actual directiva preparada para darle una buena salida política a la situación actual de la UDI?

-La presidenta de la UDI es una mujer bien intencionada y una mujer que en los temas de los grandes bienes morales y culturales está bien plantada. Pero sólo si hay una gran figura que quiera desbancarla, sólo si Juan Antonio Coloma padre quisiera volver a ser presidente, ella perdería la presidencia. Otras figuras menores que no sean Bellolio no la van a amargar.