Las principales petroleras, como Exxon-Mobil y BP empezaron a evacuar a su personal de Irak, a medida que los militantes suníes batallan por controlar la mayor refinería del norte y siguen los intensos enfrentamientos a lo largo del país.
Exxon retiró a su trabajadores expatriados de su campo West Qurna 1 en el sur, de acuerdo a personas cercanas a la empresa. BP anunció que había sacado a personal no esencial del gran campo de Rumaila que tiene en operación cerca de ahí.
Hans Nijkamp, presidente de Royal Dutch Shell en Irak, dijo que la empresa tenía dispuesto un plan para remover a su personal del país si la situación llegaba a empeorar, aunque no había evacuado a trabajadores hasta ahora. Otras grandes petroleras preparan planes de contingencia similares.
Las principales instalaciones petroleras de Irak están ubicadas en el sur, lejos de las áreas capturadas por los rebeldes del Estado Islámico de Irak y el Levante, conocido como Isis. Hasta ahora las exportaciones y la producción no se han visto afectada por los enfrentamientos.
Sin embargo, las evacuaciones demuestran cómo el rápido avance militar de Isis y el colapso del ejército en lugares como Mosul, han comenzado a cambiar los cálculos que realizan las empresas petroleras de Occidente activas en el sur.
Algunos expertos advierten que si continúa la escalada de violencia, las empresas que han encabezado la resurrección de la industria petrolera de Irak se podrían ver obligadas a reconsiderar su presencia en la zona.
Ed Morse, analista petrolero jefe para Citigroup, dijo que los avances militares de los insurgentes tendrían grandes repercusiones para la oferta futura de crudo de Irak. “Mientras más dure la insurgencia y genere más divisiones, más difícil será para Irak incluso acercarse a su potencial para sostener la producción de 6 millones de barriles por día o más”, agregó, explicando que esto tendría “implicancias radicales para los mercados de petróleo”, en momentos de gran interrupción del abastecimiento en lugares como Libia.
El martes por la noche Isis lanzó un ataque en Baiji, y el premier Nouri al Maliki, despidió a cuatro militares comandantes.
La refinería Baiji produce cerca de 170.000 barriles por día de gasolina y otros productos petrolíferos, y abastece a Irak del norte y a Bagdad.
Adnan al-Janabi, jefe del comité de gas y petróleo en el parlamento irakí le dijo a los periodistas en una conferencia en Londres que con Baiji cerrado Irak tendrá que importar más de 300.000 barriles diarios de petróleo, o casi la mitad de sus necesidades.
Ayer las fuerzas de Maliki y de los militantes suníes pelearon en varios frentes en torno a Bagdad. Las fuerzas del primer ministro incluyen unidades regulares del ejército y del ministro del Interior, así como miembros militares shiítas.
Junto al río Tigris al noreste de la capital, las fuerzas de seguridad intentaron contener el avance de Isis a la ciudad santuario de Samarra. Los insurgentes suníes también combatieron las fuerzas del gobierno y a militantes. Al oeste de la capital, insurgentes suníes continuaron su batalla de seis meses contra las tropas del gobierno en la ciudad de Falluja, mientras la televisión estatal aseguraba que fuerzas irakíes recapturaron el pueblo de Saqlawiyah, matando una veintena de “terroristas”.
El presidente de Irán, Hassan Rouhani, dijo ayer que ese país haría lo que fuera necesario para defender los sitios sagrados shiítas en Karbala, Najaf y Samarra.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.