Yannis Stournaras, el ministro de Finanzas griego que ha estado batallando por cuatro meses con la troika sobre si Grecia está cumpliendo o no los términos del rescate internacional de €172 mil millones, dijo que aunque Atenas pueda seguir implementando las reformas existentes -incluyendo una mejor recaudación de impuestos- no podrá hacer otras reformas. "Somos la mayoría por muy poco, por lo que tendremos que ser muy cuidadosos", dijo Stournaras en una entrevista con  Financial Times, refiriéndose a los 153 escaños que controla el gobierno de un total de 300 puestos parlamentarios. "Hay cosas que se pueden hacer y otras que no", agregó. 

Fue particularmente crítico del estilo de negociación de la troika, acusando a los más altos negociadores -del Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y la Comisión Europea- de haber adoptado un acercamiento maximalista, cuando en Atenas eso asustaba tanto a los mercados financieros y las compañías nacionales, lo que arriesgó la incipiente recuperación económica del país.

"Durante el período en que estuvieron aquí, los mercados estuvieron muy débiles", argumentó Stournaras. "Incluso lo pudimos observar en el volumen de ventas de las tiendas. La gente tiene miedo cuando la troika está acá. Esto tiene que cambiar". 

El Gobierno griego tenía la esperanza de resolver la actual revisión de su programa de rescate antes de que comenzara su turno en la presidencia rotatoria semestral de la UE la semana pasada. El ejercicio tenía fecha de término para septiembre  del año pasado. 

Pero las diferencias con la troika sobre el déficit presupuestario de 2014 y las reformas no finalizadas arrastraron la revisión para este año, agriando las relaciones hasta un punto que no se veía desde el peak de la crisis.

Los funcionarios senior de la troika aseguraron que las contrapartes están cerca de un acuerdo sobre el déficit presupuestario, en el cual Atenas ha aceptado recaudar otros mil millones de euros. Pero las posiciones siguen muy distanciadas en cuanto a las reformas estructurales, con funcionarios de la troika que insisten en que Atenas ha implementado menos de la mitad de las medidas que debió aplicar en 2013.

DESEMPLEO ELEVADO

Stournaras reconoció que el nivel de integración de Grecia sigue siendo bajo, pero insistió en que muchas de las reformas pendientes pueden realizarse con actas administrativas más que con legislación. Además, dijo que las medidas políticas más controvertidas -un nuevo impuesto inmobiliario y el levantamiento de una moratoria sobre las ejecuciones hipotecarias- pasaron al parlamento el año pasado.

De todas formas, la troika insiste en que Atenas cambie sus leyes que imponen que las compañías necesitan de la aprobación del gobierno para hacer recortes de empleos a gran escala. Stournaras, un tecnócrata dentro de una coalición de gobierno compuesta por dos partidos, dijo que el gobierno sufrió deserciones durante las votaciones de impuestos a los inmuebles y de ejecución hipotecaria y que, con el clima actual, no quiere pedir al parlamento la derogación de la ley. 

"Es cierto que hasta ahora, en Grecia hay un montón de clientelismo político.  Hay muchas cosas que han cambiado, y otras que deben cambiar", afirmó. "Si llevamos ahora al parlamento estos temas con una tasa de desempleo de 27%, no serán aprobadas. Es tan simple como eso", aseguró Stournaras.

LO QUE VIENE PARA 2014

Durante los últimos días, los bonos griegos han experimentado un rally al igual que los de otros países de la periferia europea mientras la sensación de la eurozona mejora. El ministro dijo que Atenas podrá "probar los mercados" con una subasta de entre €1.500 millones y €2.000 millones de bonos a cinco año en el segundo semestre de 2014.

A pesar del sentimiento de mejora, Grecia enfrenta un año duro de negociaciones con prestamistas sobre la promesa de un alivio en la deuda sobre un potencial tercer rescate. Algunos personajes públicos griegos, incluido el primer ministro Evangelos Venizelos, han advertido que el gobierno puede caer si no hace un cambio significativo en las condiciones de sus pagos de rescate. 

Pero Stournaras pareció distanciarse de esa política arriesgada, haciendo hincapié en otras formas de reducir la deuda de Grecia, incluyendo su creciente superávit presupuestario y la mejora de su programa de privatizaciones.

Stournaras dijo que resistió la presión de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde para que pidiera a otros líderes de la eurozona que aceptaran pérdidas mayores en sus créditos de rescate.

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