Las empresas de telecomunicaciones contradicen al mercado único de Europa. Éste está altamente fragmentado -con más de 1.200 operadores de telecomunicaciones fijos y casi 100 redes móviles- y está repartido en mercados nacionales. Los servicios transfronterizos son inexistentes y los precios pueden llegar a variar hasta diez veces de país en país.
Fue con este trasfondo que los jefes de las firmas de telecomunicación de Europa se reunieron con el Comisario de Competencia de la Unión Europea, Joaquín Almunia, a fines de 2012 esperando convencerlo de que su consolidación nacional era inevitable. Sin esto, la industria, tambaleándose entre una fuerte caída de ingresos y dividendos cada vez menores, no podría costear inversiones en redes.
Almunia no estaba convencido y le pidió a los ejecutivos levantar la vista si querían consolidarse, acabando con barreras nacionales para crear un mercado más unificado. La consolidación transfronteriza tendría menos impedimentos antimonopolios. Los ejecutivos piensan que la idea de compartir redes es promisoria y están evaluando las opciones, pero ninguno afirma que será fácil, o que será necesariamente el camino a tomar. Reducir las barreras nacionales, guardadas celosamente por los reguladores domésticos, es una tarea gigantesca, incluso si la industria estuviera de acuerdo.
La fragmentación esconde un panorama más complejo. Cerca de 80% de los clientes móviles de la UE tienen suscripciones con los cuatro grupos más grandes. El problema es que estos funcionan a través de filiales nacionales que generalmente operan de manera independiente. Las ofertas minoristas quedan limitadas por las fronteras.
En lugar de formar redes pan-europeas, los operadores hasta ahora han intentado crecer en escala a través de fusiones en el país. Pero, dado que algunos mercados se reducen a tres o cuatro actores principales, las ambiciones del operador se han enfrentado con una barricada en Bruselas. Esto fue subrayado por las dificultades que aparecieron con la fusión de dos de los menores operadores en Austria a fines del año pasado.
Los ejecutivos examinan si acaso los acuerdos trans-fronterizos son factibles dadas las complejidades a nivel regulatorio, técnico y financiero.
Incluso así, los ejecutivos dicen que el inicio de las conversaciones es significativo. Estas divisiones de la industria dificultan al sector en acordar términos con grupos como Google y Skype que utilizan sus redes, comentó un ejecutivo.
La discusión también refleja problemas de los grupos de telecos europeos. Una idea que surgió es crear una estructura de “nuevas-co” que tendría físicamente los activos de grandes grupos y podría financiarse por separado.
Pero los esquemas mayores enfrentan obstáculos insuperables.
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© The Financial Times Ltd, 2011.
Debes saber
¿Qué pasó?
Las empresas de telecomunicaciones europeas pretenden llevar a cabo una consolidación para aglutinarse y llegar a compartir redes, reduciendo barreras nacionales.
¿Por qué?
El mercado está altamente fragmentado -con más de 1.200 operadores de telecomunicación fijos y casi 100 redes móviles- y está repartido en mercados nacionales. Los servicios transfronterizos son inexistentes y los precios varían hasta diez veces de país en país.
¿Qué consecuencias tiene?
Reducir las barreras nacionales, guardadas celosamente por los reguladores domésticos, es una tarea enorme, incluso si la industria está de acuerdo.