La decisión de EEUU de imponer aranceles sobre el acero y el aluminio puede ser sólo el comienzo de una guerra comercial, con Donald Trump advirtiendo de más impuestos mientras otros prometen responder. En ese marco, Bloomberg Economics realizó en estudio donde asegura que el costo para la economía mundial del conflicto comercial podría ser de US$470.000 millones.
En un escenario en el que Estados Unidos aplica un impuesto de 10% a las importaciones y el resto del mundo toma represalias, el análisis publicado ayer plantea que la actividad global sería un 0,5% menor para 2020 de lo que hubiera sido sin aranceles. Según los autores del documento, Jamie Murray y Tom Orlik, ese es un escenario extremo, "pero ya no es imposible".
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Los economistas aseguran que el movimiento se propaga alrededor del mundo de varias maneras, comenzando con una inflación más rápida que anula la demanda de los consumidores estadounidenses, lo que a su vez perjudica las exportaciones de otras economías. Las represalias verían el impacto de la inflación replicado en otras naciones, con la sustitución de bienes golpeando las exportaciones de EEUU.
De esta manera, se anticipa que para 2020 la economía de Estados Unidos sería un 0,9% más pequeña, en relación con los pronósticos que se consideran sin los aranceles. Y aunque los precios se acelerarían, Bloomberg Economics asume que la Reserva Federal consideraría los efectos como algo temporal.
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De hecho, la mayoría de los bancos centrales mundiales podrían enfrentar una "elección difícil", entre abordar un crecimiento más rápido de los precios y una demanda más débil en una guerra comercial.
Basándose en su modelo, Murray y Orlik estiman que el comercio mundial podría ser un 3,7% más bajo en 2020 en comparación con el escenario de referencia. El impacto en la economía mundial se dejaría sentir este mismo año, aunque modestamente, y el crecimiento sería de 0,2 puntos porcentuales más débil en 2019 y 0,3 puntos menos en 2020.
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Además, señalan que habrá un golpe a largo plazo para el Producto Interno Bruto del mundo, con menos comercio que signifique menos competencia y más barreras para el intercambio de tecnología e ideas, reduciendo la productividad y el ritmo de crecimiento sostenible de la economía mundial.
El conflicto escala
Pero pese a este tipo de advertencias, similares a las ya expresadas por la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y diversas autoridades globales, Donald Trump no da tregua en su cruzada.
"El secretario de Comercio Wilbur Ross hablará con los representantes de la UE sobre la eliminación de los grandes aranceles y barreras que usan contra Estados Unidos", tuiteó Trump el lunes. "No es justo para nuestros agricultores y fabricantes".
La respuesta desde el otro lado del Atlántico no se hizo esperar. "Hemos visto recientemente como (el comercio) es utilizado como arma para amenazarnos e intimidarnos", señaló Cecilia Malmström, comisaria de Comercio de la Unión Europea, quien subrayó: "no tenemos miedo y nos defenderemos de quienes intimidan".
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Las declaraciones tienen lugar luego de que una reunión en Bruselas, entre Malmström y su homólogo estadounidense Robert Lighthizer, finalizó el sábado sin grandes avances, ya que la UE no recibió garantías de que estará exenta de los aranceles a los metales, tal como lo consiguieron México y Canadá.
De todas maneras, Malmström dijo ayer que "ha leído en Twitter" que Trump puede ofrecer aclaraciones sobre qué países pueden quedar exentos. El bloque asegura que es aliado cercano de EEUU y, por lo tanto, cualquier gravamen a la importación por motivos de seguridad nacional es injustificado.
Si bien no se prevén otras reuniones bilaterales en este momento, los contactos están en curso. La promulgación de los aranceles al acero y el aluminio está contemplado para dentro de dos semanas, por lo que la UE trabaja contrarreloj.
Actualmente, en promedio, la UE aplica un arancel del 3% a los productos estadounidenses, mientras que el arancel promedio aplicado por EEUU es de 2,4%. La eliminación de estas barreras fue uno de los temas centrales en las negociaciones para un acuerdo de libre comercio transatlántico, que se estancó bajo la administración Trump.