Sigue generando debate las declaraciones que hizo el economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, sobre la ubicación de Chile en el indicador Doing Business. Si bien el lunes, el propio economista matizó sus dichos al recalcular la posición de Chile sin la nueva metodología añadiendo problemas comunicacionales. De esta manera, el país habría caído durante ese período sólo cinco puestos en el ranking al pasar del 46 al 51. Sin embargo, tras las innovaciones y de acuerdo a las cifras que publicó el Banco Mundial, el rango del país cayó del número 34 al 55, es decir, 21 puestos.

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En este contexto, Hernán Cheyre, quien se desempeñó como vicepresidente ejecutivo de Corfo durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, ahondó en las implicancias del indicador para Chile. El académico es enfático en recalcar que la inversión no ha caído por el análisis entregado por el Banco Mundial.

El ministro Jorge Rodríguez dijo que con la caída de Chile en el ranking se afectó la inversión extranjera, ¿comparte esa opinión?

-Eso es un juicio apresurado por la información que se tuvo inicialmente. No creo que la inversión se haya afectado por la ubicación que tuvo Chile en este ranking. Los inversionistas no toman decisiones en base al ranking del Banco Mundial.

Entonces, ¿cuál es el fin de este indicador?

-Este índice del Banco Mundial es uno más de los muchos que existen. Lo usan esencialmente los gobiernos para compararse con otros países. Es un indicador para ir calibrando políticas públicas.

Entonces, ¿qué tanta importancia tiene la posición de Chile en el ranking?

-Quienes toman decisiones de inversión no consideran en lo absoluto el índice del Banco Mundial. Es un antecedente más, como hay muchísimos otros. Dentro de todo, nuestro país está en una ubicación que no hace una gran diferencia en el concierto mundial, en cuanto a la facilidad de hacer negocio.

¿No se puede vincular la caída de la inversión a la merma que tuvo Chile en este indicador?

-El hecho de que la inversión esté cayendo por cuatro años seguidos, sumado a la pérdida de competitividad, y que no han aumentado las facilidades para hacer negocio, dan cuenta que hay cosas de fondo que entorpecieron el desarrollo de la economía chilena y el ranking Doing Business ha captado eso a través del tiempo.

Comparativamente con otros rankings de competitividad, ¿cómo se ubica Chile?

-Debido a las nuevas trabas que se han introducido a través de reformas, como la tributaria, sumado a la caída de la inversión y del estancamiento de la productividad, no ha mejorado muchos puntos en los rankings. Eso demuestra que Chile está en deuda, que hay mucho que hacer y esa es una de las tareas que tiene que realizar el próximo gobierno.

En ese sentido, ¿qué debe hacer el próximo gobierno para impulsar la productividad?

-El gran desafío de Chile es mejorar la productividad, eso es lo clave. En el pasado, cuando Chile crecía 7,6% promedio, 2,3 puntos porcentuales eran ganancias en productividad. Ahora eso está en torno a 0,1 puntos. Nuestro país debe cambiar eso necesariamente. Para lograrlo debe hacer reformas que favorezcan el emprendimiento y la innovación, sumado a cambios que mejoren la calificación de la fuerza laboral chilena, la que tiene que insertarse en esta economía del conocimiento. Además, es clave eliminar las trabas al emprendimiento, para crear condiciones de competencias para los nuevos emprendedores.

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En cuanto a las declaraciones del economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, ¿cuál debería ser la reacción de este organismo?

-El Banco Mundial tiene que entregar una aclaración sobre el tema. Sin embargo, en las últimas declaraciones de Romer ya no se habla de manipulación de datos, lo que hubiera sido gravísimo. Al parecer sólo se trató de un cambio metodológico durante los últimos años y que eso habría provocado que Chile retrocediera lugares en el ranking. Eso es muy distinto decir que hubo una alteración discrecional de las cifras de Chile para perjudicar los datos de un gobierno en particular.

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¿Descarta que haya motivaciones políticas dentro del staff del Banco Mundial?

-No creo que haya motivaciones políticas particulares respecto de un país como Chile. Lo que sí hay son visiones distintas en relación a lo qué se debe medir en el indicador.

¿Cuánto se daña la imagen del indicador de aquí en adelante? ¿Pierde validez para Chile?

-Para el Banco Mundial este es un evento bastante desafortunado, porque no solamente se está cuestionando un índice en particular, se está cuestionando el gobierno corporativo interno de la institución. Sin embargo, el índice va a seguir siendo lo que es, quienes estamos metidos en temas de políticas públicas sabemos lo que es, y tiene esa validez. Por lo tanto, no hay que hacer una tormenta en un vaso de agua.

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Ahora bien, ¿es más aclaratoria la rectificación que entregó Romer, en relación a los problemas metodológicos y de comunicación al interior del organismo internacional?

-La última declaración coloca las cosas en un contexto más razonable. Se empieza a entender que hay cambios metodológicos, pero el tema de la intencionalidad por manipular datos era lo más grave de su declaración y eso dio origen a una reacción bastante insólita en el país. Se mencionó incluso a personas cercanas a Sebastián Piñera. Se armó una construcción completamente artificial y bastante delirante de lo que podría haber estado detrás de esto y eso no tiene nada que ver.