Después de un año en el cargo, finalmente se están dibujando las líneas de batalla en la lucha por reestructurar el mal desempeño económico de Francia que será el asunto definitorio del período presidencial de cinco años de Francois Hollande.            

El 29 de mayo, la Comisión Europea -el brazo ejecutivo de la Unión Europea-  definirá cuáles son las reformas que son, en efecto, la condición para su decisión anterior de permitirle a Francia dos años más para cumplir el objetivo de reducir su déficit presupuestario bajo el 3%  del PIB.

Sin duda, habrá desacuerdos sobre la escala de las reformas. Hollande ha declarado públicamente que hará cambios a su propio ritmo, y porque están en los intereses de Francia, "no porque Bruselas lo demanda".

Los líderes empresariales de Francia, frustrados por lo que ellos consideran un año desperdiciado dominado por impuestos en alza, la caída de los márgenes de ganancias y un crecimiento estancado, están entre quienes llaman a Hollande a ir más lejos y más rápido.      

Pero, en una negociación implícita con Bruselas, el presidente ha fijado una agenda de reformas que ahora está bien establecida y es bastante desafiante para un socialista francés. Consciente de la naturaleza peyorativa del término en la izquierda gala, él declinó referirse a sí mismo como un social demócrata en una conferencia de prensa la semana pasada, marcando el comienzo de su segundo año en el Palacio Elíseo.

En lo que se perfila como un período decisivo, Hollande está comprometido para el resto del año a detallar un recorte sin precedentes, de €60 mil millones en el abultado presupuesto francés durante el resto de su período. Algunos recortes vendrán a reducir la trama de 37.000 autoridades regionales y consejos locales  de Francia - la base de poder nacional del Partido Socialista. 

Hollande promete una revisión del sistema de pensiones, que, según dice, exigirá a la gente trabajar más tiempo. El generoso sistema de beneficios para el desempleo de Francia también sufrirá modificaciones y el gobierno está planeando recortes en  el igualmente generoso sistema de pagos de bienestar familiar universal.

La izquierda ya está molesta por la legislación que alivia las restrictivas reglas del mercado laboral y una exención tributaria de €20 mil millones a compañías para recortar sus altos costos de empleabilidad. Convencer al Partido Socialista para que siga la senda de reformas más duras será difícil, sin mencionar la extrema derecha: Marine Le Pen, la carismática líder del Frente Nacional, condena a Hollande  de ser un títere "ultraliberal" de Bruselas y Berlín.

 Con un desempleo sobre el 10% y su aprobación desplomándose, Hollande y su gobierno necesitarán demostrar ser de acero para cumplir lo que han prometido. Parece extraño, por lo tanto, que mientras se embarca en un período tan crucial de su presidencia, haya permitido que se posicione un gran signo de interrogación sobre Pierre Moscovici, el ministro de Finanzas.

Moscovici, ex ministro europeo, fue clave en convencer a la comisión y a Wolfgang  Schäuble, su contraparte alemana, para acordar el retraso del déficit presupuestario. Pero él dirige un ministerio con nada menos que siete ministros, incluyendo Arnaud Montebourg, quien ha dominado los titulares con ataques a empresas tan diversas como ArcelorMittal, Peugeot Citroën y Yahoo.

Moscovici ha luchado por afirmar su autoridad sobre su colega más de izquierda. Él se vio debilitado por el escándalo con Jérôme Cahuzac, su ex ministro de presupuesto, quien mintió sobre tener una cuenta bancaria no declarada.

Los socialistas más antiguos han llamado públicamente a un cambio en el ministerio para poner fin a la redundancia. Sin embargo, Hollande ha decidido dejar a Moscovici y a Montebourg en sus lugares.

Pero a medida que crece la batalla sobre las reformas, también lo será la necesidad de designar un solo general para liderar la batalla desde el ministerio.

Datos clave

3% de déficit presupuestario es lo que debe alcanzar Francia.

37 mil son las autoridades regionales, las cuales se reducirán por los recortes. Estas representan la base de poder del Partido Socialista.

© The Financial Times Ltd. 2011