Tras el triunfo de Sebastián Piñera en la segunda vuelta, los medios internacionales destacaron que al próximo presidente no le será fácil aprobar grandes reformas. Y la razón es simple: el impredecible Congreso que recibirá el abanderado de Chile Vamos el 11 de marzo, cuando asuma su segundo mandato presidencial.
Un Parlamento sin mayorías absolutas y con 17 fuerzas distintas
Una Cámara de Diputados con 155 integrantes debutará en marzo de 2018, junto con la llegada del nuevo Presidente de Chile, 35 más que el Parlamento que llegó junto con la democracia. El nuevo sistema proporcional debutó y cambió el binominalismo heredado de la transición. Serán 17 fuerzas distitnas las que integrarán la Cámara, algunas agrupadas en coaliciones, como Chile Vamos y el Frente Amplio (FA), otras aún definiendo su destino, como la Democracia Cristiana y su rol en la centroizquierda, y un pequeño grupo de fuerzas que, por ahora, navegarán en solitario, como el PRO o la Federación Regionalista.
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En contrapartida, otras fuerzas que han logrado cierta notoriedad en los últimos años, como Amplitud de Lily Pérez, Ciudadanos de Andrés Velasco, el PRI de Alejandra Bravo, o la Izquierda Ciudadana de Sergio Aguiló, tendrán que presenciar los acuerdos y desacuerdos de la Cámara desde afuera.
De hecho, el pacto Sumemos -que además de Ciudadanos y Amplitud incluyó al Partido Todos y a Red Liberal- presentó una lista con 77 candidatos. En tanto, la Unión Patriótica, el principal respaldo presidencial de Eduardo Artés, levantó a 56 postulantes, pero a pesar de que el nuevo sistema favoreció a las agrupaciones emergentes, no consiguieron un escaño en el nuevo Parlamento.
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Y por si fuera poco, también arriesgan la disolución de acuerdo a las reglas que impuso el Servicio Electoral. En esa lista, a pesar de tener representación en el Congreso, también está el Partido Liberal, el Partido Ecologista Verde y el Partido Poder.
Sumados, el FA y las fuerzas de la Nueva Mayoría -incluida la DC- llegan a 76 diputados de un total de 155. La balanza se podría inclinar sumando a Marisela Santibañez, del PRO, y a los cuatro legisladores de la Federación Regionalista Verde Social, que podrían resultar claves, por ejemplo, para la composición de la mesa de la Cámara y de las comisiones.
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En el Senado, a excepción de la irrupción de Juan Latorre de RD y de Felipe Kast y Carmen Aravena de Evópoli, la hegemonía se mantuvo en manos de los partidos tradicionales. En la Cámara Alta, la renovación fue parcial -de 38 aumentó a 43 senadores, y en 2022 recién llegará a 50- aunque hubo varias sorpresas que influirán en la dirección política de los comités. Por ejemplo, en la DC ahora la balanza quedó inclinada para el sector disidente con la salida de dirigentes históricos como Andrés Zaldívar e Ignacio Walker. En Chile Vamos, en tanto, RN sumó 6 escaños y la UDI quedó por debajo de las expectativas, logrando sólo 4.
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A partir de marzo de 2018, en el Senado Chile Vamos tendrá 19 legisladores, el pacto Fuerza de la mayoría a 15, y la DC contará con cinco. Cuatro senadores serán de otras fuerzas. Serán votos que, al igual de la Cámara, podrían inclinar para un lado u otro la configuración administrativa del nuevo Senado incluyendo a su presidente.
Quiénes se perfilan como los protagonistas del nuevo Parlamento
Entre senadores y diputados, serán 107 las nuevas caras que veremos a partir del 11 de marzo en el Congreso. La salida de figuras emblemáticas del Parlamento, como Andrés Zaldívar (DC), Lily Pérez (Amplitud), junto a otros legisladores que optaron por no repostular, como Hernán Larraín (UDI) o Alberto Espina (RN) obligará a las fuerzas políticas a renovar sus liderazgos en el Senado. Yasna Provoste, senadora electa por Atacama, corre con ventaja para liderar al comité democratacristiano, sin descartar que tiene la primera opción para llegar a la presidencia de la colectividad tras la abrupta renuncia de Carolina Goic.
El ex intendente Francisco Huenchumilla también podría cumplir un rol, sobre todo en el conflicto en la Araucanía, al igual que la ex ministra Segpres y Trabajo Ximena Rincón.
En el PS, si bien Camilo Escalona no logró recuperar su puesto en el Senado, sí arribará el ex ministro socialista José Miguel Insulza, uno de los dirigentes de la centroizquierda con mejor llegada entre los dirigentes de Chile Vamos. Álvaro Elizalde, presidente de esa colectividad, podría cumplir un papel en la articulación del centro y la izquierda, que aún no tiene una proyección clara.
En la UDI, la ausencia de Hernán Larraín podría suplirla Juan Antonio Coloma, que reeditó su escaño en el Maule, una zona que resultó particularmente compleja para las figuras históricas. Sus socios de Renovación Nacional renovarán a la mitad de su bancada. De hecho, ninguno de los debutantes cuatro nuevos miembros pasó anteriormente por la Cámara o cumplía con un rol protagónico en la interna de la colectividad. Por ello, es una incógnita el perfil que cultivarán en una bancada que tiene en Andrés Allamand a un liderazgo marcado.
En la Cámara, donde se produjo una sorprendente renovación que dejó a muchos incumbentes fuera de escena, la disputa por liderar los principales debates es más incierta que en el Senado. No sólo por el aumento de 120 a 155 legisladores, sino además por la gran cantidad de fuerzas que estarán presentes. En el Frente Amplio, Tomás Hirsch (PH), Miguel Crispi (RD) y Pamela Jiles (Ind.) podrían sumarse a los marcados liderazgos de Giorgio Jackson y Gabriel Boric.
En el Partido Socialista, la salida del ex ministro Osvaldo Andrade podría alentar el ascenso de Marcelo Díaz, mientras que en el PPD y el PR a pesar de que se sumaron figuras nuevas, no pareciera haber mayores sorpresas en cuanto a los dirigentes que actualmente son diputados y que renovaron su asiento. En el PC, el rol de la abogada de Carmen Hertz en materia laboral y de derechos humanos puede posicionar a los comunistas en la discusión parlamentaria.
Para la Democracia Cristiana, el vacío que deja Yasna Provoste -que salta al Senado- y la falta de renovación del elenco parlamentario -el promedio de edad de los candidatos superó largamente los 40 años- complica la emergencia de nuevas figuras que renueven a la colectividad.
Otro retornado es Jaime Mulet, ex DC, que en 2010 postuló sin éxito al Senado y que de la mano de los regionalistas podría inclinar la balanza en las votaciones estrechas, como ha ocurrido en los últimos años. Con todos ellos, el nuevo Gobierno tendrá que conversar si es que quiere impulsar buena parte de su agenda.
La incógnita respecto a los roles que jugarán el Frente Amplio, la DC y la UDI
En el nuevo Parlamento hay varias incógnitas. Primero, cuál será el perfil opositor que promoverán las fuerzas del Frente Amplio en la Cámara. En especial, por los matices que existen en la interna, no sólo respecto a su relación con las fuerzas de la Nueva Mayoría, sino además porque hay diferencias programáticas que podrían impactar en algunas votaciones emblemáticas. En el FA ya han adelantado que su primera iniciativa será la rebaja a la mitad de los sueldos de todos los parlamentarios, una idea que durante el actual período -con una bancada frenteamplista que tenía sólo a tres legisladores- ha sido sistemáticamente rechazada por sus pares. Pero las cosas podrían cambiar.
Queda por ver el rol que pretende cumplir la Democracia Cristiana, actualmente en plena crisis interna luego del magro resultado presidencial y el pobre rendimiento parlamentario, que la deja con poco margen de negociación. La DC, históricamente, ha sido siempre la bancada más numerosa de la centroizquierda en la Cámara de Diputados.
A partir de marzo de 2018 la colectividad disminuirá en un tercio, de 21 a 14, cinco menos que el Partido Socialista, que pasará a ser la bancada más grande de la centroizquierda, y que tendrá que ejercer un rol articulador para evitar la diáspora entre el socialcristianismo, la socialdemocracia y el progresismo.
Una fuerza que podría inclinar la balanza es el Partido Comunista, que tendrá 8 diputados, lo mismo que los radicales y el PPD, y que ya ha empezado a mantener contactos con los dirigentes del FA.
En Chile Vamos, y sorpresivamente, Renovación Nacional pasará a ser la fuerza con más diputados (36), en desmedro de la UDI, que tendrá 30. El cambio significará también una posibilidad para impulsar una agenda liberal que podría concitar el apoyo de una mayoría suficiente. A lo anterior podría contribuir Evópoli, que tendrá seis legisladores.