Como la potencia constructora más grande del mundo, China está en una campaña para que sus proyectos tengan una baja huella de emisiones de carbono, siguiendo las leyes de protección ambiental nacionales que hacen hincapié en las responsabilidades ecológicas de las empresas.
Shanghai WinSun Decoration Design Engineering Co es un ejemplo de una empresa china que está abordando los temas de sostenibilidad. WinSun ha utilizado recientemente técnicas de impresión en 3D y materiales reciclados para la construcción tanto de los edificios como de la decoración de los interiores de dos villas. Una de ellas se basó en el diseño de los jardines clásicos de Suzhou, un ejemplo bien conocido de la arquitectura china.
Normalmente, se necesitaría más de una docena de trabajadores para construir un complejo de estilo tradicional chino. Hace un mes, Ma Yihe, director general de WinSun, dirigió un equipo de tres trabajadores y terminó de imprimir todos los componentes, montaje y decoración de interiores en menos de una semana.
Los materiales de construcción que utiliza, que sirven como la “tinta” para la impresora, son principalmente de residuos de la construcción y desechos industriales de las fábricas. Se asegura la rigidez y la resistencia de los materiales mientras reciclan los residuos de la construcción masiva. El método también tiene sentido financiero. La tecnología de impresión 3D puede ayudar a ahorrar entre el 30% y el 60% de los materiales de construcción y del 50% a 80% de los costes laborales.
Hace dos años, la empresa imprimió diez casas de un piso en el Parque Industrial Hi-Tech de Shanghai en menos de un día usando impresoras gigantes que miden 32 metros de largo por 10 metros de ancho y casi siete metros de altura. WinSun espera que en el futuro, la técnica se utilice en lugares en todo el mundo como un medio de proporcionar viviendas baratas y eficientes para las familias de bajos ingresos. El proceso de construcción de las casas implica añadir materiales capa por capa.
Dirigido al mercado de lujo, la villa que está en exhibición en el Industrial Park de Suzhou, en la provincia de Jiangsu cubre 1.100 metros cuadrados y costó poco más de 1 millón de yuanes de imprimir.
Aunque el gobierno chino no ha introducido normas para los edificios impresos en 3D, la empresa sigue los estándares existentes y estos edificios son tan seguros como las residencias ordinarias, dice Ma.
Por otra parte, las emisiones de carbono del transporte, polvo de la construcción y el ruido también se reducen con la impresión 3D, lo cual es una buena noticia para el medio ambiente. El sector de la construcción en todo el mundo representa actualmente el 30% del total de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero, de acuerdo con el UNEP Sustainable Buildings and Climate Initiative.
A medida
La impresión 3D puede reducir sustancialmente los rastros de las emisiones de carbono generadas por la industria manufacturera. “Todos los materiales de impresión son desechos industriales o de la construcción”, dice Ma. “Lo que hacemos es convertir los residuos en nuestro beneficio. Además de eso, la nueva tecnología no produce más residuos. Todo el proceso juega un papel en la mejora del medio ambiente.”
La compañía dice que ha establecido un proyecto junto con un socio en Estados Unidos y planean establecer fábricas en países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Marruecos, Túnez y Estados Unidos dentro de tres años. Además, ya han creado alianzas con una serie de empresas de construcción y promotores inmobiliarios en China. “La tecnología de impresión 3D es una revolución real en el sector inmobiliario”, dice Chen Sheng, presidente de la China Real Estate Data Academy. “En el futuro, las casas y los muebles podrán hacerse a medida para satisfacer los requisitos específicos de las personas.”
Recientemente, la compañía firmó un acuerdo de cooperación con Hyperloop Transportation Technologies, una compañía de ferrocarriles de alta velocidad, para imprimir en 3D tuberías de alta resistencia y alta precisión, estaciones y plataformas para su proyecto de trenes de alta velocidad”. Se trata de un modo innovador de transporte que permite a los pasajeros viajar a una velocidad máxima de 1.200 Km/h.