Avivados por fuertes ráfagas de viento, incendios forestales azotaron el sur de California, al tiempo que un nuevo siniestro creció en pocas horas al norte de San Diego y se pronosticaran condiciones peligrosas hasta el domingo.
El fuego destruyó cientos de casas y obligó a cerrar muchas escuelas del área de Los Ángeles.
Las llamas atravesaban las carreteras y las vías férreas, y los residentes se apresuraron a evacuar sus hogares con solo unos minutos de advertencia.
En total, cerca de 200.000 residentes fueron evacuados de sus hogares en un punto, aunque algunos debieron regresar el jueves por la noche.
Las autoridades informaron que los cuatro mayores incendios, desde Los Ángeles junto a la costa del Pacífico hasta el condado de Santa Bárbara, fueron avivados por los fuertes vientos de Santa Ana, que pueden alcanzar la fuerza de un huracán.
Los vientos calientes y secos soplaban desde el desierto de California, y la agencia estatal de bomberos CAL FIRE dijo que las ráfagas y la humedad extremadamente baja continuarían hasta el domingo.
"¡Prepárese ahora para asegurarse de que si lo evacúan usted y su familia estén listos para PARTIR!", dijo CAL FIRE en Twitter.
El incendio Thomas, al noroeste de Los Ángeles, creció a 46.540 hectáreas desde 38.850 hectáreas y destruyó 439 estructuras, dijeron las autoridades. Más de 2.600 bomberos procedentes de lugares tan lejanos como Portland, Oregón y Nevada luchaban contra el fuego, que sólo estaba contenido en un 5 por ciento.
Al norte de San Diego, otro incendio llamado Lilac creció a 1.011 hectáreas en unas pocas horas el jueves, dijo CAL FIRE, lo que llevó a que el gobernador Jerry Brown declarara un estado de emergencia para el condado de San Diego.
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