El Presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, concedió el domingo pasado un indulto humanitario al ex mandatario Alberto Fujimori, quien se encontraba hospitalizado desde el sábado 23 y quien cumplía una condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad. Esto desató una crisis política en el país vecino, dado que ello ocurrió justo después de que PPK lograra esquivar la destitución en el Congreso, por el nexo de una de sus empresas con la brasileña Odebrecht (que ha reconocido millonarios pagos de coimas), gracias precisamente a las gestiones del hijo del ex gobernante.

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Lo anterior ha generado suspicacias en cuanto a que lo visto en estos días haya sido una operación orquestada para lograr cierto beneficio de un grupo político. Que persista este manto de dudas respecto de dicha situación es complicado para las inversiones y la estabilidad política del vecino país. Ante este complejo cuadro, que ha gatillado la renuncia de ministros y el nombramiento ya de un nuevo titular del Interior, sería relevante y, al mismo tiempo, necesario, que el Presidente Kuczynski aclare adecuadamente esta situación, tal como lo hizo al momento de defender su inocencia respecto de los contratos de su compañía con la empresa brasileña, porque la institucionalidad y la figura del Presidente han quedado seriamentes dañadas.

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