Aunque algunos líderes europeos llegaron a la cumbre con planes de crear una intrincada maquinaria financiera para ayudar a apuntalar los mercados de bonos italianos y españoles, las autoridades alemanas y sus aliados del norte de Europa se han mantenido firmes: si la eurozona va a ayudar a Roma y Madrid, será con las herramientas que ahora poseen.

“No estoy preparado para pensar en todos los tipos de nuevos instrumentos”, planteó Mark Rutte, primer ministro holandés, quien ha sido uno de los aliados más cercanos de Berlín.

“Existen instrumentos, bajo condiciones estrictas, los cuales pueden utilizar los países que no se la pueden consigo mismos”.

Pero en tal aparente intransigencia subyace un sutil cambio. Hasta ahora, la alianza liderada por Alemania ha estado reticente a tomar más medidas para reducir los costos de endeudamiento españoles e italianos, argumentando que tales medidas de corto plazo eran contraproductivas a menos que Madrid y Roma hicieran más para poner en orden las finanzas de sus países.

Ahora, los líderes de la eurozona están considerando de manera activa una serie de herramientas creadas durante el año pasado, las cuales debieran desplegar para reducir los costos de endeudamiento de España e Italia (que siguieron subiendo ayer).

El plan más sencillo, según las autoridades, sería usar el fondo de rescate de la eurozona por €440 miles de millones para comprar directamente bonos hispanos e italianos en el mercado abierto. Pero el Banco Central Europeo hizo un esfuerzo similar el verano (boreal) pasado y terminó gastando más de €14 mil millones por semana, niveles que rápidamente secarían las arcas del fondo.

Como resultado, las autoridades dijeron que el foco de las discusiones había cambiado a comprar bonos en el mercado primario -esencialmente comprar bonos directamente de los gobiernos en sus subastas. Para los países acreedores, tal plan tiene ventajas claras, particularmente el hecho de que el dinero del rescate podría distribuirse en montos mucho más pequeños.

Según las pautas ya acordadas, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, su sigla en inglés) -el fondo de rescate- podría prometer comprar hasta 50% de los bonos emitidos, creando en esencia un precio mínimo que podría atraer a inversionistas privados.

De hecho, algunas autoridades dijeron ayer que la sola amenaza de la intervención del EFSF en el mercado primario podría ser suficiente -fijando un precio mínimo, podría no tener que gastar un solo euro si los inversionistas privados estuvieran convencidos de que tienen el respaldo del EFSF.

Pero para Italia hay un retroceso significativo: tal programa viene con misiones de monitoreo por parte de las autoridades de la UE, al estilo de Grecia. Los países acreedores ven tal monitoreo, ligado a un memorándum legal, como una manera de comprometer a Italia en un plan de reformas que podría sobrevivir incluso si el primer ministro tecnócrata, Mario Monti, deja su cargo el próximo año.

Sin embargo, incluso con un programa de mercado primario, quedan pendientes las preguntas acerca de si el EFSF tiene recursos suficientes para un rescate a la banca, el cual podría totalizar €100 mil millones, y otras operaciones de compra de bonos de Madrid y Roma. Como resultado, las autoridades han discutido acerca de dar marcha atrás a los planes acordados el año pasado -los cuales nunca se usaron- para incrementar el poder de fuego del EFSF, usándolo como un esquema de seguro de pérdida en vez de comprar bonos directamente.

“Dado que los recursos del EFSF son limitados, tendría que estar apalancado, y no está claro si puede alcanzarse de manera creíble”, Mujtaba Rahman, analista europeo de la consultora de riesgo Eurasia Group.

Bajo tal plan, el EFSF crearía un fondo especial de inversiones que atraería compradores privados prometiendo que cualquier pérdida sobre los bonos italianos o españoles sería pagada por el EFSF, donde las ganancias quedarían para los inversionistas privados.

Sin embargo, tales planes de seguro de pérdida no han logrado en el pasado atraer a inversionistas privados. Se anunciaron con gran fanfarria el año pasado en una cumbre de la UE, donde los líderes dijeron que se incrementaría el poder de fuego del EFSF desde €440 mil millones hasta €2 billones (millones de millones). De todas maneras, sin los inversionistas privados, tales planes no pueden funcionar, dado que dependen de usar los fondos del EFSF como garantías contra las pérdidas del sector privado en vez de comprar bonos directamente.

Sin embargo, en el caso de Italia y España, tales obstáculos podrían superarse obligando a los bancos locales a participar. Los bancos italianos y españoles invirtieron fuertemente en la deuda soberana de sus países este año tras recibir préstamos del BCE por miles de millones de euros a bajas tasas y podrían verse atraídos a participar en tales fondos de inversión.

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