Sin duda, la salud se ha convertido en un gran reto para las autoridades, pero a su vez se ha transformado en una gran oportunidad para emprendedores que ven en ella potencial de negocio y donde el desarrollo de sensores y dispositivos prometen revolucionar la industria.
Según Joseph Tranquillo, ingeniero biomecánico experto en innovación, que divide su tiempo entre la Universidad de Bucknell y Stanford en Estados Unidos, estamos en un momento clave de la historia en que tras permanecer durante un tiempo en status quo, los emprendedores conseguirán revolucionar el área de la salud. “Cuando miras los increíbles desarrollos que han conseguido desde hace un tiempo a la fecha, te das cuenta que el mundo de la medicina tiene en start ups y pequeñas empresas un gran aliado para que el sector mejore. No se trata sólo de aplicaciones móviles que le digan a una persona cómo comer saludablemente, se trata de sensores, de crear prótesis con inteligencia artificial, de conseguir que la prueba cáncer pancreático sea más efectiva, por ejemplo”, afirma.
Ahorro y negocio
Pero los desarrollos en torno a la salud no son sólo preocupación de los médicos, sino que es una inquietud en el mundo de los negocios. Por ello es que han surgido start ups como Retrofit, que consiguió levantar más de US$11 millones con capitales de riesgo y que tiene como premisa que al conseguir que los trabajadores de una compañía pierdan peso. Así, se reduce el ausentismo laboral y los costos asociados a salud disminuyen. De acuerdo al estudio “The medical cost of obesity” elaborado por The National Bureau of Economic Research (NBER), establece que sólo en Estados Unidos el costo asociado a obesidad por persona es de US$676 anuales, implicando en el país un total de US$190 mil millones.
Otro es el caso de healthtap, una start-up existente hace tres años y que ofrece conexión con médicos a través de internet. Con sede en Palo Alto, California, cada mes el sitio recibe más de 7 millones de visitas y miles de consultas.
Sin embargo, para healthtap éste es sólo su primer paso. Si este modelo se aplicara en el mundo público, los centros de salud no tendrían atochamientos, habría una guía profesional a distancia, siendo de gran utilidad para personas con movilidad reducida y además reduciría considerablemente los costos.
Sin duda, hay desarrollos que están generando alto impacto en mercados internacionales como es el caso de Proteus digital. Uno de los productos de esta compañía surgida hace pocos años es Helius, la “pastilla inteligente”. La idea es que estos medicamentos estén sincronizados con dispositivos móviles, dando información acerca de cómo son absorbidas.
Helius es una pastilla tradicional “encapsulada” en silicona que contiene sensores. Después de que es ingerida, usa los fluidos gástricos como fuente de energía para enviar señales a un parche pegado en el cuerpo (del tamaño de una banda adhesiva) que reúne información como ritmo cardiaco y temperatura corporal y la manda al smartphone, donde el médico puede monitorear si el medicamento está haciendo el efecto esperado y, por ejemplo, detectar si hay una reacción alérgica.
Pero, ¿qué pasa en Chile?
De acuerdo a Horacio Melo, director ejecutivo de Start-Up Chile, desde que este programa se inició, los proyectos relativos a la salud van en aumento y hasta hay algunos que están expandiéndose más allá de nuestras fronteras. “Por otra parte, Chile está avanzando en tener más y mejores centros de investigación, que están conectados con negocios y emprendedores que puedan transformar descubrimientos en negocios que realmente resuelvan problemas que tiene hoy la sociedad en términos de salud” dice.
Uno de los proyectos que ha pasado por Start-Up Chile es AugMiLabs. Se trata de un guante que podría detectar enfermedades como el cáncer de mama estandarizando los exámenes físicos de los médicos. El doctor hace el examen con este guante lleno de sensores y luego los datos obtenidos son analizados. Así todos los exámenes médicos tienen un patrón de referencia en común.
Otro emprendimiento es Medko que busca conectar médicos y pacientes. Su uso se ha extendido en 58 países alrededor del mundo, teniendo como principal foco de desarrollo a Chile, México y Argentina.
El director ejecutivo cree que el mundo privado y las universidades tienen un rol muy activo que jugar. El punto de partida es que emprendedores quieran resolver problemas en esta industria, pero dada las complejidades que tiene, va a ser sustentable en el tiempo y en la medida que exista mayor apoyo desde los centros de investigación y los privados.
En ese aspecto, la Universidad del Desarrollo ha articulado un ecosistema de trabajo colaborativo para lograr elevar el desarrollo de la innovación en salud, trabajando con el Instituto de Innovación Interdisciplinaria (iCubo, la facultad de Medicina de la universidad y su incubadora UDD Ventures). “Dentro del ámbito de la salud hay muchas necesidades que aún no se han resuelto y que requieren de soluciones que pueden provenir desde la innovación. En este sentido se asoma el concepto del biodiseño. El uso de esta metodología además permite un trabajo colaborativo que resuelva los problemas en salud en forma oportuna y certera”, dice Ximena Romero, directora de Operaciones de UDD Ventures.
La innovación en salud, tradicionalmente se ha dado en centros de investigación. Uno de ellos es el Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (IHME por su sigla en inglés) que tiene por objetivo ayudar a que la gente tenga una vida tan larga como sea posible, pero acompañada de calidad de vida a través de los datos, con 500 investigadores que recogen información pública y privada. “Nuestro objetivo es generar la base de datos de salud más actualizada y comprensible para facilitar la toma de decisiones de gobiernos e inversionistas”, afirma Rhonda Stewart, investigadora del IHME. Y agrega: “ No se trata solamente de innovación, es reunir a actores de diferentes sectores, hacer que sea accesible a toda la población”.