Pierluigi Bersani debe tener claro cómo gobernaría Roma. El panorama político de Italia recientemente estuvo tan claro como los cielos grises de otoño sobre Milán. Los inversionistas se están preguntando si Mario Monti será capaz de cumplir un segundo mandato como primer ministro.
Silvio Berlusconi, el predecesor de Monti, está dando vueltas en círculos preguntándose si dejar la política o decirle finalmente arrivederci a un público que sufre desde hace tiempo.
Esta semana, una victoria convincente de Pierluigi Bersani en las primarias por el liderazgo de los demócratas de centro-izquierda entregó algo de claridad.
Habiendo vencido una carrera contra Matteo Renzi, el alcalde lleno de juventud de Florencia, Bersani liderará a su partido de cara a las próximas elecciones generales de primavera boreal. Es verdad, los demócratas tendrán que formar una coalición para ser capaces de gobernar.
Pero ya que los demócratas lideran las encuestas con comodidad, Bersani tiene una buena oportunidad de convertirse en primer ministro.
Como ex comunista, Bersani fue la opción preferida de la izquierda, a medida que se opuso al más centrista Renzi. Pero su registro muestra que es más pragmático que ideólogo. Durante su período en el gobierno, autorizó numerosas reformas liberalizadoras, incluyendo aquellas que abarcaban la industria eléctrica y las tiendas de farmacias. Después de ganar el liderazgo, dijo que el Partido Demócrata tendría que decirle a los italianos “la verdad, no cuentos de hadas” sobre la economía.
Aún así, Bersani tiene que escalar una montaña para mostrar que es posible liderar a Italia desde la izquierda. La coalición disfuncional que respaldó al gobierno liderado por Romano Prodi entre 2006 y 2008 consiguió poco y colapsó rápidamente. En un momento de crisis, Italia no puede permitirse tal inestabilidad. Bersani debería construir una coalición que sea lo suficientemente cohesiva para que perdure un término completo.
El creciente cansancio respecto al desvencijado sistema político de Italia podría hacerlo más fácil, permitiéndole llegar más lejos que los personajes influyentes tradicionales en la izquierda.
También debería poder ayudar a Bersani que nuevas fuerzas políticas rivales, como el Movimiento Cinco Estrellas, encabezado por el comediante Beppe Grillo, están abriéndose el paso en las encuestas.
La tarea principal de Bersani es dejar claro que su gobierno seguiría el camino fijado por Mario Monti. Esto significa tener que mantener la raya en las finanzas públicas, no retractarse en las reformas a las jubilaciones y los empleos y recortar el gasto público para financiar reducciones tributarias para empresarios y trabajadores. Hasta ahora, el candidato del Partido Demócrata le ha agradecido a Monti por su trabajo, pero ha sido menos patente en respaldar su agenda. Debería hacer eso pronto. Finalmente, esto es lo que va a determinar la credibilidad de cualquier gobierno italiano en el futuro a los ojos de los inversionistas y de sus socios en la Unión Europea.
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