Los demócratas de centro izquierda italianos cayeron ayer en desacuerdo, después de que el parlamento no lograra elegir a un nuevo jefe de Estado, asestándole un golpe a las esperanzas de romper con el punto muerto tras las elecciones generales inconclusas que se llevaron a cabo hace casi ocho semanas.
Las dudas apuntaron inmediatamente al liderazgo de Pier Luigi Bersani (foto) en su partido, después de que muchos de sus parlamentarios se rebelaran y votaran en contra de su candidato predilecto, Franco Marini, un ex sindicalista católico de 80 años que es visto a menudo como un emblema de la desacreditada clase dirigente.
La elección de un jefe de Estado para suceder a Giorgio Napolitano, cuyo mandato de siete años finaliza a mediados de mayo, se considera un paso crucial hacia la formación de un nuevo gobierno o la disolución del parlamento si no hay nuevas elecciones, posiblemente a inicios de julio.
Los parlamentarios de todos lados afirmaron que el fracaso de Marini no fue un buen presagio para dar pronto fin al atasco político en el que está inmerso Italia, ya que los demócratas no han logrado formar gobierno desde las elecciones de febrero, cuando ganaron por muy poco la cámara baja, pero no alcanzaron a formar mayoría en el senado.
Apenas un día antes, Bersani había conseguido un acuerdo en torno a Marini, con la coalición de centro derecha liderada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi. Sin embargo, falló en anticipar la dimensión de la revuelta al interior del partido demócrata, liderado por Matteo Renzi, alcalde de Florencia.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.