La campaña electoral italiana llegó a su fin, antes de las legislativas de mañana domingo, con grandes manifestaciones en Roma, Florencia y Milán y un maratón de entrevistas televisivas para Silvio Berlusconi.

Antes del tradicional "silencio electoral", los candidatos aprovecharon el viernes para llamar a las urnas a los cerca de 50 millones de electores, de los cuales unos 10 millones se proclaman indecisos tras una campaña marcada por las declaraciones virulentas y dominada por cuestiones como los migrantes o la inseguridad.

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Después de su única reunión pública conjunta, celebrada el jueves en un cine de Roma, los líderes de la heterogénea coalición de derecha, que encabeza los sondeos con un 37% de las intenciones de voto, convocaron a sus huestes por separado.

Silvio Berlusconi, el líder de Forza Italia (FI, centro derecha) tachó en una de sus cadenas de televisión al Movimiento 5 Estrellas (M5E, antisistema) de "secta loca" y anunció "la total reorganización del Estado italiano".

En tanto Matteo Salvini, de la Liga Norte (extrema derecha), también atacó al M5E desde Milán, considerando que en los sondeos está "sobrevalorado", y prometió mejores condiciones de trabajo para las fuerzas de seguridad.