Considerado una pieza fundamental en la configuración política de Cambiemos en Argentina, a Jaime Durán Barba se le atribuye el triunfo de Mauricio Macri por su trabajo en la campaña electoral de 2015. Medios internacionales aseguran que el consultor de imagen y asesor político de nacionalidad ecuatoriana, es una de las mentes detrás del Presidente trasandino, con quien mantiene una comunicación constante.
De todas formas, su asesoría comunicacional va más allá de Macri: ha trabajado junto a líderes de la talla del ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, el ex Jefe de Estado mexicano, Felipe Calderón, el ex mandatario ecuatoriano, Jamil Mahuad y la ecologista brasileña, Marina Silva. El discurso de Durán Barba rompe con muchos paradigmas, al tiempo que afirma que "las propuestas son importantes para el país, pero tienen poca importancia para conseguir voto".
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En medio de rumores de que el experto político estaría trabajando junto al candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, Jaime Durán Barba conversó con PULSO, y descartó la colaboración con el ex mandatario, aunque de todos modos, reconoce que existen una serie de elementos en común entre ambas campañas, "de hecho, Piñera y Macri son muy amigos", comenta.
¿Fue contactado por el equipo de Sebastián Piñera para que lo asesorara en su campaña?
-No, no estoy trabajando en Chile. Tengo una agenda copada y no tengo ninguna vinculación.
Se le atribuye gran parte del triunfo de Macri en 2015, porque consiguió elevar su popularidad con una campaña muy cercana, ¿podría ser la clave para el triunfo de Piñera?
-La campaña de Piñera no fue muy afortunada, no logró acercarlo a la gente y desde hace tiempo en Chile hay cansancio con el sistema político. La abstención es muy alta, y no hay una renovación en términos de comunicación importante. Entonces es difícil lo que podría hacer Piñera y que funcione.
En esta elección, quien apareció como algo nuevo fue Beatriz Sánchez que salió tercera, creo que si ella pasaba a la segunda vuelta habría sido difícil que no ganara. Pero en general la política chilena está muy quieta y tradicional, y yo no tendría una fórmula para ofrecerle a Piñera.
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¿No basta con suavizar la imagen de Piñera hasta reinventarlo como fue con Macri?
-Hay elementos en la campaña de Piñera parecidos a los de la campaña de Macri, de hecho Macri y Piñera son muy amigos. Pero la campaña de Macri es la que se desarrolla y termina en un gobierno con parámetros totalmente modernos y científicos. Tenemos encuestas permanentes, estudios psicológicos permanentes y un equipo enorme que hace estrategia de comunicación. No hacemos marketing, no hacemos publicidad, lo que hacemos es pensar mucho en política utilizando herramientas contemporáneas.
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Considerando esos elementos, ¿qué tiene que aprender Piñera de Macri?
-El tema es que cuando se hacen algunas de las cosas que hemos hecho con Macri en los últimos 10 años, sin la estrategia que está detrás, no tiene mucho sentido. El puerta a puerta tiene sentido en una misión general en la cual está el discurso de Macri, la propuesta y todo lo que hacemos. El puerta a puerta es una expresión más de un plan complejo de comunicación y propuesta política. Cuando solamente se imita un elemento de esos tiene poca fuerza.
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¿Cuál es la clave para ganar unas elecciones en América Latina?
-Se necesita investigar mucho, pensar mucho y preparar las cosas con tiempo. La campaña presidencial de Macri se preparó con ocho años de anticipación con un montón de elementos. Creo que la tendencia en toda América Latina es a improvisar, a pensar que una campaña se gana con dos ideas buenas y no es así. Se necesita algo bastante más complejo. De hecho, la crisis en América Latina es enorme, por ejemplo, México tiene el mismo problema. Tiene una crisis muy grande, porque improvisan las campañas desde una visión tradicional de la política.
En el plano argentino, después de su triunfo en las legislativas, Macri consolidó lo que fue la primera etapa de su gobierno, ¿lo ve para un segundo mandato?
-La forma de trabajar de Macri y de su equipo es anticipando mucho las cosas, esta campaña igual se planificó desde hace tiempo. Tuvo más éxito del que habíamos esperado. La oposición argentina está muy dispersa en este momento y sufrió un golpe que no suponía que era posible. En este bienio va a empezar una transformación, que es lo que siempre quiso Macri. Lograr que Argentina se acerque más al siglo XXI, y creo que las posibilidades de que Macri vaya a una reelección son muy altas, al igual que la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y otros líderes.
¿Cuál es el principal desafío para estos dos años que restan?
-Lo de fondo está en lograr que la economía crezca, para eso se necesita que dejen de tener influencia masas sindicales, empresariales y de todo orden, que han convertido a Argentina en un país bastante corporativista. La modernización de Argentina es una de las claves para Macri, lo es también el combate contra el narcotráfico en lo que ha puesto mucho énfasis. Estamos seguros de que en la medida en que se superen estos esquemas, Argentina va a poder desarrollarse y enfrentar a fondo el tema de la pobreza. Esa es básicamente la agenda de Macri para estos dos años, y si es que logra ser reelegido para los siguientes cuatro años.
¿Cómo evalúa las segundas partes en América Latina?
-La segunda parte de Lula da Silva en Brasil fue tan buena que logró que una candidata un poco antipática como Dilma Rousseff fuera elegida, y eso fue después de su segunda presidencia. Por otro lado, está Michelle Bachelet, que creo es real que termina su segundo mandato muy desvalida, pero tiene que ver con que el sistema político chileno está muy envejecido, no solamente ella. Hay una aversión al conjunto del sistema político, eso explica la enorme abstención, donde si se analizan los grupos etarios es mucho más fuerte entre quienes son más jóvenes. Eso nos dice que está pasando una crisis sistémica: el conjunto de la población mira con sospecha las viejas prácticas políticas, porque asomó un nuevo mundo al que hay que adaptarse.