EL 31 de mayo, Janet Awad Pérez se convirtió en la primera mujer vicepresidenta de Sofofa. La regional chair Latam y country president Chile de Sodexo, directora de Comunidad Mujer y Amcham, miembro del Círculo de Personas de Icare, y socia de Women Corporate Directors, sumó ese día una nueva tarea a su ya ajetreada agenda. Se transformó en la escudera del nuevo presidente del gremio, Bernardo Larraín Matte. Y su primer reto estuvo claro: "Tuve que ajustar mi quehacer; rebalancear mi tiempo para estar presente", sostiene. Y logró hacerse un espacio para trabajar en reposicionar al empresariado y potenciar a las pymes.

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Hoy, a casi siete meses de ese día, su balance es positivo. Tiene claro que esto recién comienza, pero ve luces de que se avanza en buen camino. Y si bien rehusa hablar de nombres a la hora de abordar el futuro Gobierno, sí es enfática en señalar que Sofofa trabajará de la mano de cualquier presidente que tenga el crecimiento como máxima.

Hace seis meses asumió como vicepresidenta de Sofofa, ¿cuál es el balance de estos primeros meses?

-Ha sido una buena experiencia. Siento que han sido más de seis meses, porque desde el día uno nos propusimos objetivos bien concretos, focalizados y con acciones que ya se van a empezar a visibilizar. Acotamos en cinco los comités con lineamientos claros hacia dónde queremos ir y en paralelo hacer vivir algunos de los propósitos que nos planteamos como organización desde el inicio, en cuanto a cómo colocar al sector empresarial en un rol relevante en la sociedad, en un rol propositivo.

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Ustedes asumen con una impronta bien clara de acercar el empresariado a la ciudadanía, con un foco diferente a lo que da la sensación era el antiguo empresariado. Dado ello, ¿dónde han estado las dificultades para permear su mensaje?

-No he sentido dificultades. Obviamente como en todas las organizaciones, no siempre hay consenso en las propuestas, quizás cuando se decidió disminuir el número de comités -antes eran 18- para focalizar los recursos, hubo gente que dijo 'mi comité era fantástico y por qué ahora desaparece'; Al igual que cuando vino el tema de cambiarle el sello a la Cena Anual y convertirla en un desayuno. Obviamente las cosas diferentes no todos las digieren y asumen de la misma manera, pero lo importante es que globalmente sí nos alineamos. Y Bernardo tiene un liderazgo que es bastante transparente en términos de comunicación, hay mucho diálogo, de hecho hay un comité denominado así, que es estar un poco en la conversación, en la intermediación con los distintos stakeholders para ver qué necesitan, cómo ven el sector empresarial, cómo nosotros nos ponemos frente a ellos. Así que más que dificultades, creo que estamos sí con mucho dinamismo, y bastante alineados con, por ejemplo, la CPC en las líneas de trabajo.

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¿Cuál ha sido el pulso inicial de la percepción que tiene la ciudadanía del empresariado?

-No estamos haciendo encuestas duras todavía, lo que sí tenemos, que se realiza hace años, es un estudio de confianza empresarial y donde hemos constatado, que según el último informe de octubre, la confianza ha subido. Hoy un poco más de un 50% asigna una buena puntuación. Y en mayo, era un 46%. Hay una percepción clara en cuanto a que en el último tiempo se ha ido en una senda de evolución positiva.

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¿A qué atribuye esa evolución positiva?

-Para cambiar percepciones lo fundamental, por una parte, es hacer lo que digo que voy a hacer. Suena de academia, pero la verdad es que uno confía en alguien cuando sabe que esa persona va a cumplir con su palabra y lo mismo pasa con el sector empresarial. Y lo otro es comunicar. Estoy convencida que el 80% de los problemas y conflictos vienen porque no existe comunicación efectiva.

¿El empresariado tardó mucho en darse cuenta de eso?

-Creo que más que poner el tema de que el sector empresarial se tardó, había el diagnostico de que existía una mala percepción, pero es hoy cuando surgen liderazgos que llevan a reponer esto, y ponerlo en un rol de actores, porque el sector empresarial por sí sólo no va a hacer nada, de la misma manera que el sector público sólo tampoco hace nada. Si uno no tiene un tema tripartito entre la sociedad civil, el sector empresarial y público, al final no puedes enganchar bien las cosas y avanzar al ritmo que quisiéramos. Ahora son quienes lideran estas instancias gremiales los que conducen a entender que tenemos que sentarnos a dialogar con gente de distinto ámbito . Y ese entendimiento si lo dan Bernardo y Alfredo Moreno (presidente de CPC).

¿Y qué tan internalizado está eso en las bases empresariales?

-Hay temas básicos que quizás están internalizados. El empresariado entiende que tenemos que tener un rol activo proponiendo políticas públicas, colocando en la mesa las buenas prácticas del sector, pero también las lecciones que aprendemos de las cosas que no se han hecho bien. La mirada está claramente orientada a decir: 'si nosotros no hacemos eso, no vamos a promover crecimiento, productividad, y, por lo tanto, la generación del empleo se va a ver frenada'. Ahora, en cosas más fuera de lo tradicional como el tema medioambiental depende de los sectores donde están las empresas, de si son nacionales o extranjeras; lo mismo con el tema del valor de la diversidad de inclusión. En esos temas no tengo certeza de que todo el sector empresarial esté sensible; no sé si todo el sector empresarial entiende cómo la digitalización se nos viene encima, en el sentido que tenemos que hacernos cargo y ver cómo modernizamos nuestra aproximación en el tema laboral.

No es menor el desafío, porque da la sensación de que las firmas que no se suban a ese carro están destinadas a desaparecer.

-Absolutamente. Nosotros necesitamos un país mucho más innovador. Un estudio de DataLAb con la UC constató que la innovación en Chile está lejos de estar enraizada en los trabajadores. Según el estudio, un trabajador en Chile genera o sugiere menos de una práctica innovadora al año. De esta forma, hay una parte donde si existe un darse cuenta de las cosas más macro hacia donde tenemos que trabajar, ahora en temas más específicos falta harto por sensibilizar. Y en eso hay que trabajar.

Dado ello, ¿cómo se mejora la credibilidad del sector?

-En la medida en que demos lineamientos claros de hacia dónde queremos ir, y creo que eso se ha hecho. Hay una coherencia entre hacia dónde queremos ir y lo que estamos haciendo. Lo otro es cómo mejoramos la comunicación con todos los stakeholders, saber qué esperan y eso requiere tiempo.

Sobre todo si la confianza está muy dañada.

-Yo siempre veo el vaso medio lleno. La pérdida de confianza es algo transversal que afecta a todas las instituciones: la iglesia ha sufrido impacto; el mundo político, ciertas ramas de las Fuerzas Armadas, entonces hay para escribir un libro en el tema de confianza. La versión 2017 de Edelman Trust Barometer revela una caída histórica en la confianza a nivel mundial. Por ejemplo, indica, que los niveles de confianza en el gobierno disminuyeron en 14 países, mientras que la credibilidad de los CEO cayó 12 puntos a nivel mundial, descendiendo en todos los países estudiados. Esto es generalizado.

Lo que nosotros como empresariado tenemos que hacer es comunicar y comunicar, para que las personas entiendan en qué estamos. Ahora, no hay que ser tan arrogante, porque tampoco pretendo que sea la Sofofa como entidad gremial la que provoque todo el vuelco de timón; todos debemos aportar a este cambio y esperamos hacer una contribución real.

Y en ese sentido, en Sofofa lidera el tema Pymes dentro del Comité de Desarrollo Regional, ¿Cuáles han sido las dificultades y avances?

-Este trabajo está basado en cómo desde la plataforma que tenemos de empresas y gremios podemos hacer una contribución a poner a la pyme en un rol relevante en la economía. Dado ello, estamos trabajando en tres ejes: acceso al financiamiento; desarrollo de talentos y capacitación, y en cómo ayudar a hacer más fluida la comercialización de los productos y servicios que ellos transan y en eso estamos haciendo hartas cosas. Acabamos de firmar un acuerdo con el Ministerio de Economía y Sercotec, ellos tienen 52 centros de negocio en el país y nosotros decidimos tomar algunos de ellos y ver cómo los podemos apoyar. El 28 de noviembre vamos a realizar Enapyme en Puerto Montt. Además, estamos haciendo un levantamiento a través de nuestros gremios para entender mejor el perfil de la pyme y necesidades. Estamos también viendo con una organización externa realizar un estudio con nuestras empresas socias en Sofofa para entender cuál es la aproximación de ellos hacia las pymes. Y ahí, con toda esa data, salirnos del ámbito de la percepción y dar soporte para que las pymes vayan avanzando. Nuestra ambición es que vayan creciendo y para eso hay un camino que seguir.

Además de los temas de credibilidad a esta dirigencia le tocará enfrentar un cambio de Gobierno. ¿Cómo se construye esa relación con el Ejecutivo?

-No tenemos una hoja de ruta, nosotros buscamos lo que todo ciudadano debiera buscar: vamos a estar contentos y a trabajar de la mano con el Gobierno que haga que el país crezca; un país que no crece se consume; en un país que no crece no hay empleo; se empobrece, no hay inversión extranjera, se va secando. Lo único que ayuda a la sustentabilidad futura de cualquier organización o país es el crecimiento y la generación de empleo, y en eso nosotros estamos convencidos que sea cual sea el Gobierno que vaya en esa línea, nosotros vamos a estar apoyando.

¿Qué pasa si el próximo Gobierno no tiene esos temas como eje?

-Confío en que la persona que tome el Gobierno tenga este mismo horizonte acerca de cómo proyectar el país y cuáles son realmente los drivers que mueven una economía hacia el desarrollo y crecimiento. Uno confía en el buen sentido y en la lógica que está detrás de esto.

Pero para Sofofa, ¿da lo mismo quién gobierne?

-No me voy a pronunciar por nombres, pero repito mientras respete los principios que nosotros consideramos que son fundamentales para poder avanzar como país, vamos a estar apoyando. Y habrá cosas que a veces no sean coincidentes, pero tendremos que dialogar y confluir en acuerdos que es la lógica de todo el mundo.

Se lo pregunto porque después de los resultados del domingo uno ve campañas del terror, han circulado cadenas…

-Eso es porque se hacen presente las personas que defienden sus líneas políticas, lo que es absolutamente válido, pero nosotros estamos fuera de eso. Creo que alarmarse no es la salida. Lo que sí preocupa como Sofofa es la baja participación, y ahí si hay un llamado que es a votar responsablemente.

Y en ese sentido, ¿cuáles serían los desafíos del empresariado para 2018?

-Básicamente lo que ya hablamos, porque no es una agenda a corto plazo. Si bien, hay cosas que esperamos el próximo año estar trabajando más fuerte como la modernización del Estado o la simplificación regulatoria, los desafíos que Bernardo marcó al inicio de su período, como comunicarse, generar instancias de diálogo, no cambian. Esa es la única manera en que se crean lazos y una relación de confianza.

Dado todo ese análisis, ¿cómo le gustaría terminar su vicepresidencia?

-Mirando lo que se dijo cuando partimos y decir 'que rico que hicimos un aporte en términos de haber contribuido a que el sector empresarial se posicione como debe ser'. Me gustaría ver que pudimos ser una instancia propositiva y que hay cosas que dijimos que están sucediendo. Mi mayor satisfacción será haber sentido que hicimos que las cosas pasaran. Ahí me doy por pagada.

"La cuota (de género) como palabra per sé me molesta, porque está asociada a obligatoriedad, y eso no es lo que se busca"

Usted ha tenido un rol muy activo en la inclusión de la mujer. ¿Qué tan generalizada está la idea de que las mujeres deben ser parte de la toma de decisiones?

-En el tema de la mujer hay dos aristas, una que tiene que ver con lo que buscamos, no sólo con las mujeres, sino con aquellas personas con capacidades diferentes o con distintas preferencias sexuales, que es que haya un trato justo e igualitario. Es decir, no discriminar, ser neutral con las minorías. Ahora, desde el aspecto más ligado a las políticas públicas tenemos una gran oportunidad de traer más mujeres al mundo empresarial. Según el Informe Incorporación de la Mujer en la Economía, presentado por la subsecretaría de Economía, si es que no existieran brechas de género en Chile se podrían incorporar 1,4 millones de mujeres al mundo laboral, generando un incremento potencial de 9% en el PIB. Entonces hay que preguntarse ¿cómo hacer que más mujeres se muevan al mercado laboral, sabiendo que el principal freno es el cuidado de adultos mayores o hijos? Ahora, para que eso pase hay varios temas como las políticas públicas, la famosa historia del costo de una mujer y un hombre para una organización. Se deben eliminar las asimetrías que hay en los costos que hace que un empleador diga: 'me sale más barato tener un hombre que una mujer'. Y eso se obtiene, por ejemplo, con el hecho de que el costo de la sala cuna esté también asociada al hombre. Esa es la arista macro. Ahora, el segundo tema es cómo dentro de la organización nosotros llevamos a mujeres a cargos de responsabilidad, y no me refiero a directorios, sino ejecutivos que es bajísimo: en grandes empresas sólo un 7,5% de los gerentes generales son mujeres.

¿No hay más mujeres en cargos ejecutivos porque no quieren o porque el empresario considera que son más costosas?

-Son varia mezclas. La primera razón es la falta de flexibilidad. Lo segundo tiene que ver con que hay mujeres que no quieren, y hay un tema importante que es que no se visibilizan. Entonces hay que empoderarlas y en eso ayudan los programas de mentorías, network, etc.

¿Y el empresario quiere empoderlas?

-No me atrevo a decirlo, pero hay que ayudar al empresario a que entienda el beneficio de tener un mejor balance dentro de la organización. Hay desconocimiento.

En ese sentido, ¿cuál es su visión de las cuotas?

-He tenido como un ida y vuelta en mi percepción. Al principio me hablaban de cuotas y decía por ningún motivo; con el paso del tiempo creo que la cuota como palabra provoca un rechazo natural, porque se asocia con una obligación; por eso prefiero hablar de objetivo y target, aunque estoy convencida de que si no existe eso nadie se mueve. La cuota como palabra per sé me molesta porque está asociada a una obligatoriedad que deja de lado el estar neutral frente a las capacidades; eso no es lo que se busca, lo que se busca es un trato igualitario.

Pero parte de la base que si no hubiesen cuotas tampoco se lograría.

-Es un buen comienzo, pero depende cómo se pone, porque a veces tiene mucho de premio y castigo.