El 11 de marzo el diputado Javier Macaya se convertirá en el jefe de la bancada UDI. Es por eso, que ha participado en las negociaciones informales que han tenido integrantes de Chile Vamos con parlamentarios de la Democracia Cristiana, con el fin de llegar a un acuerdo administrativo para liderar la mesa directiva de la Cámara.

En medio de sus vacaciones, el parlamentario comenta las oportunidades, que según él, se le abrirán a la DC si acepta la oferta para gobernar la Cámara Baja, y además analiza el futuro del gobierno y de la UDI, a poco más de un mes del consejo programático en que se definirá el sello del partido.

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¿Cuáles cree que deben ser las prioridades legislativas del próximo gobierno en los primeros meses?

-Los temas que están marcados en la agenda legislativa como: darle un impulso importante al crecimiento económico y a la generación de empleos; la reforma tributaria; o los temas de pensiones. Hay un eje social muy importante que probablemente va a estar muy marcado también por el Ministerio de Desarrollo Social. Probablemente, también, una mirada más profunda a lo que está ocurriendo hoy día en el tema salud. Por último, el tema de seguridad pública. Esos deberían ser los grandes ejes de los primeros meses de gobierno.

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En marzo aumentarán los integrantes del Congreso y, con ello, también crecerá la representación del Frente Amplio, ¿cómo ve la llegada de esta nueva fuerza?

-Tengo la impresión de que es un fenómeno que uno tiene que estudiar y revisar, porque todavía no sabemos cómo se van a comportar. Conocimos un Frente Amplio con tres parlamentarios, que en este caso eran Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Vlado Mirosevic, y uno asume con lo que ha conocido en entrevistas que las personas que se van a incorporar al Parlamento son personas de orígenes y matrices ideológicas muy diversas. El gran desafío probablemente para entenderlo es si ellos van a actuar de manera unida y coordinada. Para mí el Frente Amplio es una incógnita en términos de que no sé si van a tener la capacidad de actuar como una coalición unida considerando las grandes diferencias que hay al interior de ese conglomerado el día de hoy. Y como contrapunto, veo lo que ha logrado la derecha este último periodo de tiempo: un proyecto político, con unidad, con coherencia en el discurso y con harto pragmatismo también a la hora de tomar decisiones.

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La UDI realizará un consejo programático en marzo, ¿cuál cree debe ser la hoja de ruta que defina el partido?

-Espero que la UDI, a partir de los tres pilares del partido, haga una reflexión sobre si vale la pena vivir pensando en los últimos 40 años, o incluso en los dimes y diretes que se han dicho en los últimos meses, o somos capaces de aprender lecciones y nos ponemos a pensar en los próximos 20 años y en la proyección de nuestro futuro. Tenemos que ser capaces de adecuarnos a una clase media que ha cambiado al Chile Siglo XXI. Creo que una de las razones por las cuales perdió la Nueva Mayoría y el Frente Amplio, es que ellos despreciaron a una nueva clase media que se rige por cómo son capaces de mantener cierto estándar en su vida. Y en eso probablemente los hitos históricos no colaboran, tenemos que ser capaces de mirar hacia nuevos temas.

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Un grupo de la UDI propuso reponer la pena de muerte, ¿está a favor de esta idea?

-No, yo estoy en contra sin menospreciar y sin tratar de generar una polarización en ese debate. Es un tema que en Chile ya se discutió, en que hemos adscrito a convenios internacionales como el Pacto de San José de Costa Rica.

¿Es contradictorio rechazar el aborto y apoyar la pena de muerte?

-Con los mismos argumentos que nosotros entregamos para defender la dignidad humana, uno puede oponerse a la pena de muerte. La dignidad humana está incorporada dentro de los tres ejes principales de la UDI, ya que siendo un partido de inspiración cristiana la dignidad humana es parte fundamental de eso, y es por eso, que así como nos opusimos al aborto, me parece que nos tenemos que oponer a la pena de muerte.

¿Cuándo esperan retomar las conversaciones con la DC para lograr un acuerdo para la mesa directiva de la Cámara?

-Todas las conversaciones con la Democracia Cristiana han sido bien informales. Tengo mucha esperanza de que la DC asuma que hay un rol diferente que pueden cumplir. Yo no soy nadie para darle consejos a militantes de un partido que no integro, y con los que tengo profundas diferencias, pero creo que ellos tienen que entender la oportunidad que tienen hoy en día. No tengo ninguna duda de que Chile Vamos hoy día tiene más similitud con la DC de la que puede tener el Frente Amplio, en montón de temas, y es por eso que creo que hay una oportunidad para ellos, para que puedan jugar un rol distinto que les permita también ser articuladores.

¿Cuál sería este nuevo rol que podría asumir la DC?

- No tengo dudas de que ellos tienen más sintonía con lo que está pensando hoy día el Presidente Sebastián Piñera que con lo que piensa el Partido Comunista. Cuando yo vi al PC defender la visita de (Nicolás) Maduro a Chile, te das cuenta que la DC no tiene esa sintonía con el Frente Amplio ni con el Partido Comunista. Ellos pueden tener la capacidad de- entendiendo que son un partido de centroizquierda- articular en base a los temas que a ellos les interesan dentro del programa de gobierno. Pueden poner su sello. Eso no lo van a poder hacer al interior de una coalición de izquierda con el Frente Amplio y con el Partido Comunista.

Se trata, entonces, de una oportunidad para potenciar su identidad...

-Un acuerdo administrativo implica presidencias de comisiones, de la Cámara de Diputados, en algún momento hay manejo de la agenda legislativa y conversaciones con el Ejecutivo, que les permitiría cumplir un rol distinto al que vienen cumpliendo hasta ahora. No tengo dudas que si la DC se incorpora de lleno a una coalición con el PC y el FA, está condenada a desaparecer.