Desde niño, Jib Ellison sentía una fuerte atracción por los ríos y la naturaleza. Fue cuando adquirió el gusto por hacer kayak y rafting. De hecho, su pasión por el agua lo llevó a recorrer junto a Douglas Tompkins (y otros amigos) el lago General Carrera en diciembre de 2015. Pero de los dos, sólo él terminó la travesía.

Ese mismo amor por el medioambiente llevó a Ellison a fundar en 2003 Blu Skye, una consultora de San Francisco dedicada a implementar soluciones y procesos sustentables en grandes empresas dentro de su estrategia comercial. Trabaja principalmente con compañías Fortune 500. Su estilo se basa en el uso de nuevas oportunidades de mercado, el compromiso de la alta gerencia y los empleados, para lograr hacer que los negocios sean más sustentables. Hilton, Microsoft, Sony Pictures, Staples, Waste Management y Walmart son algunas firmas con las que ha trabajado.

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Estuvo la semana pasada de visita por Chile para participar del seminario "Soil to Soul, de la Tierra al Alma", con los principales exponentes de la agricultura biodinámica de California y Chile. Un encuentro privado al que Rafael Guilisasti, presidente de Viña Emiliana, invita a viñas orgánicas, empresarios, políticos, ONG y autoridades de todo el mundo. "Nadie puede negar la necesidad de las prácticas comerciales sostenibles. Incluso los más escépticos, reconocen que el éxito de los negocios depende del agua fresca, aire limpio, biodiversidad y de sociedades más justas", dice Ellison. Este es el planteamiento principal de su perspectiva de la economía, que plasmó en un artículo de culto escrito junto a Rick Ridgeway e Yvon Chouinard (Patagonia) en Harvard Business Review el 2011, titulado como "The Sustainable Economy".

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¿Cuáles son los principales cambios de las empresas en materia de sustentabilidad en los últimos años?

-Claramente el Acuerdo de París (2015) maraca un antes y un después respecto a cómo las empresas ven sus negocios. Hay una presión mundial y ciudadana para que sean más sustentables y hagan las cosas de manera diferente.

Pero el Acuerdo se realizó hace sólo dos años.

-Exacto, pero es un hito importantísimo, porque si bien hay compañías que saben la importancia de ser más sustentables, París produjo un cambio fundamental. Ya no es un grupo de ambientalistas. Son países, ONG, grupos de empresas y la sociedad civil lo que exige. Pero más que una presión, realmente generó una mayor conciencia de que los negocios tienen que cambiar o hacerse de otra forma.

Ese cambio no es fácil para muchas compañías.

-Hay empresas como Patagonia, que tienen ADN sustentable, las que claramente nacen con una idea diferente y logran traspasar ese sentido cuando alguien usa una polera, un pantalón o algún accesorio con la marca. Pero claramente para otras compañías es un poco más difícil. Por ejemplo, logramos un cambio importantísimo con Walmart, que además significó ahorrar varios millones de dólares.

¿Cuál es la importancia de que los dueños o directores de esas empresas entiendan la importancia de ser más sustentables?

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-Los líderes de las empresas deben comprometerse con la sustentabilidad, si no nada funciona. Realmente se está viendo un importante cambio al respecto, a diferencia de lo que ocurría hace 10 años atrás. Hoy los líderes de las empresas ya entienden que no pueden hacer las cosas como antes. Esto funciona cuando se analizan los procesos de negocios y comerciales en detalle, para estudiar qué cosas se pueden cambiar para reducir el impacto. A veces son pequeños elementos. Otras veces son procedimientos más globales. También puede resultar en nuevos productos y servicios.

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En ese aspecto, ¿qué papel cumplen las asociaciones empresariales?

-Está demostrado que cuando las compañías se unen para estudiar y crear una visión de cómo enfrentar un mundo que exige más sustentabilidad, se logran excelentes resultados. Y eso está pasando en diferentes industrias.

Chile es un país básicamente minero ¿Es más difícil para esta industria ser sustentable?

-Si bien no conozco tan en detalle la realidad Latinoamericana, en general, para las mineras no es fácil ser sustentables, ya que la esencia de su funcionamiento implica un importante impacto en el entorno. Por eso es clave estudiar cómo hacerlo y el trabajo que se logre con las comunidades

¿Cuál es el rol del sector público?

-Es absolutamente fundamental, porque son los llamados a coordinar y motivar a las empresas. Además, ellos conocen muchas necesidades de la sociedad civil que en ocasiones las compañías no perciben.

¿Cuál cree que fue el legado que dejó su amigo Douglas Tompkins?

(Ellison queda en silencio por unos segundos. Mira hacia arriba, como tratando de recordar la jornada en que salió con el magnate norteamericano a disfrutar del lago General Carrera. Está claramente emocionado).

-Definitivamente…faltan más personas como él. Ayudó a que los empresarios entiendan más la importancia de la conservación.