Esta semana que se inicia dos nombramientos deben materializarse en el Consejo del Banco Central: por un lado la llegada de Alberto Naudon como nuevo integrante -hasta la entrega del Informe de Política Monetaria (IPoM) el miércoles pasado seguía como gerente de la División de Estudios- y ya con sus cinco miembros en función, la designación de Joaquín Vial como vicepresidente de la institución, siguiendo la tradición de que sea el consejero más antiguo.

Vial analiza en esta entrevista los mensajes del IPoM, mostrándose optimista sobre la recuperación de la economía, tranquilo respecto de la trayectoria de la inflación y reacio a aceptar que el Banco Central (BC) se equivocó al no haber bajado más la tasa el año pasado. También realza la importancia de que el gobierno avance hacia la consolidación fiscal.

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¿Por qué todas las estimaciones, incluidas las del BC, se equivocaron tanto respecto del desempeño económico de 2017?

Las sorpresas de 2017 fueron básicamente por el lado de la inversión cuando uno mira la actividad. Nosotros pensamos que 2017 era un año en el cual había terminado el ajuste de la inversión minera, pero continuó. Y lo otro fue que el ajuste de la inversión habitacional después del tema del IVA también fue más fuerte de lo que se había estimado. Pero son errores relativamente menores en el sentido que el cuadro final que salió no fue tan distinto del que estábamos previendo. El nivel de brecha entre el PIB potencial y el efectivo es prácticamente idéntico al calculado a fines de 2016, del orden de un punto. La brecha se agrandó más durante el primer semestre de 2017, pero también hubo una recuperación de la inversión más fuerte en la segunda parte del año.

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Pero en julio de 2016 usted preveía una recuperación para 2017 y que la tasa, que estaba en 3,5%, debía subir. Y pasó todo lo contrario, la tasa bajó hasta 2,5%.

Justamente por el tema de la inversión. Las bajas de tasas se iniciaron a fines de 2016, cuando se empezó a observar una mayor debilidad en el mercado del trabajo. Uno busca hacer las mejores proyecciones, que son condicionales a ciertos supuestos, y si éstos no se cumplen se ajustan las estimaciones y las decisiones de política para encauzar las cosas.

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¿Cuánto de la desaceleración fue finalmente a raíz de factores externos y cuánto de internos?

Estuvo muy ligado al tema de inversión, asociado al shock de la minería y al ciclo habitacional que operó en dos sentidos, primero ayudando y luego todo lo contrario, golpeando 2016 y 2017. El resto es bastante más difícil de identificar. Nosotros dijimos que cuando se hacen reformas, la tributaria por ejemplo, la gente posterga decisiones de inversiones hasta saber cuál es la nueva estructura impositiva y cómo afecta su financiamiento. Es una cosa natural. Cuánto es transitorio y cuánto permanente no es fácil de determinar. Pero lo más importante es cómo se reacciona frente a estos cuadros y las decisiones que se toman. Nuestro marco de política económica fue eficaz: tuvimos un shock en inversión minera de 3 a 4 puntos del PIB a lo largo de varios años, que no significó una recesión.

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La política de acuerdos que el presidente Piñera quiere reeditar, ¿es válida o no tiene cabida hoy?

No me corresponde pronunciarme, pero en la medida que se adopten leyes que tienen una base amplia de respaldo facilita el trabajo y las proyecciones, tanto para nosotros como para el sector privado.

En el IPoM el BC subió la proyección de crecimiento de 2018 a entre 3% y 4%, con estimaciones similares para 2019-2020. ¿Por qué en esta ocasión no se frustrará el repunte? ¿Qué hay de distinto?

Hoy sabemos que el punto de inflexión, es decir aquel momento donde cambió la tendencia de la economía, fue en el segundo semestre del año pasado. Ya tenemos datos duros de la recuperación de la inversión en la segunda mitad de 2017. Además, hay mejoras importantes en los índices de confianza de los consumidores, de expectativas empresariales. El empleo no crece mucho, pero ha mejorado un poco. Hay un conjunto de factores que, con un panorama internacional que ha sido favorable por algo más de un año, se combina para dar una base más sólida y proyectar esta recuperación. Pero ésta es una recuperación cíclica, no es que estemos pensando que la economía entró en una senda de crecimiento más alta. De hecho, el punto más alto de crecimiento se da en 2019 y en 2020 baja. No ha cambiado nuestra proyección del producto tendencial, que crece entre 3% y 3,5%. Para que eso cambie, se requieren acciones que apunten a aumentar la productividad.

¿Cuáles son los factores esenciales que alimentan esta recuperación?

En primer lugar el mejor ambiente externo. Hay más crecimiento en los países desarrollados (2% a 2,5% en promedio) y el mundo en vías de desarrollo se expande en torno a 5%, con la sorpresa de China, que puede seguir creciendo entre 6% y 6,5%. Esto impacta en las exportaciones e indirectamente en la inversión. Esta última muestra una recuperación cíclica y el tema habitacional, que le restó fuerza, ya está dando la vuelta. Se suma una política monetaria que seguirá siendo expansiva mientras la inflación continúe en rangos bajos.

¿Cómo se combina con estos elementos la mejor sensación ambiente que pareciera existir, expectativas más pujantes…?

Eso también influye. Los indicadores de confianza del consumidor están en territorio positivo por primera vez en un buen tiempo y los de confianza empresarial en general también se están moviendo hacia zona positiva. Es un elemento que contribuye a dar soporte. Pero uno siempre tiene la duda de si estas mediciones de expectativas están reaccionando a lo que está pasando, o son un factor autónomo que está empujando el carro.

El BC en su momento habló de un shock autónomo que estaba afectando a la economía.

El shock autónomo sobre la economía chilena ya se deshizo, pero no sabemos cuándo porque no hemos vuelto a hacer ese estudio.

¿Puede verse afectada esta recuperación por la guerra comercial que se está desatando entre EE.UU. y China?

En el corto plazo preocupa, porque genera elementos de incertidumbre. Además es ponerle un freno a la máquina de crecimiento que ha habido en el mundo durante los últimos años. Si se restringe el comercio mundial afecta a todas las economías chicas, pero es difícil saber cuánto.

¿Se suma al riesgo externo que advierten que existe en materia de crecimiento para este año?

Depende de cuánto afecte a los mercados financieros. En el plano externo es muy difícil que podamos tener sorpresas buenas, porque ya ha sido muy favorable.

¿Y en el plano interno?

Vemos una debilidad en el mercado laboral: el crecimiento del empleo asalariado es débil y ha estado concentrado en empleo relacionado con el sector público Si eso se prologara podría frenar el consumo, pero vemos también una posibilidad de que nos equivoquemos en la proyección de inversión y que pueda crecer más rápido. El riesgo de la inversión pesa más que el del desempleo, por ello, el balance de riesgo interno en el neto está sesgado al alza.

De acuerdo al IPoM, la primera parte del año se verá favorecida por la baja base de comparación. ¿Cuándo habría un crecimiento más genuino?

Las cifras en doce meses serán más altas en la primera parte del año y un poco más bajas en el segundo semestre, pero la velocidad de crecimiento de la economía la vemos bastante estable durante el año.

¿Es casualidad que esta recuperación se dé en paralelo con las expectativas sobre el nuevo gobierno y su instalación?

No, pero es muy difícil saber cuánto pesó eso. Uno ve los movimientos que tuvo la bolsa después de la primera vuelta y observa un repunte mayor que otras bolsas, pero luego tuvo una corrección importante.

El presidente del BC dijo que un aumento más sostenido del PIB potencial requerirá políticas y reformas adecuadas. ¿Cuáles son ellas?

Nuestra política monetaria la hacemos en función de los ajustes que se necesitan para estar lo más cerca posible de ese PIB tendencial. Respecto de este último lo que anotamos en el IPoM, son acciones que generen un ambiente más propicio para la inversión y que permitan aumentar la productividad.

¿Como cuáles?

En algún momento hicimos notar que el tema de la energía era una amenaza para la productividad. Más recientemente hemos hecho ver la necesidad de se agilicen los procesos para que se desarrollen proyecto de inversión grandes.

Hay gente que considera que Chile ya no puede aspirar a un crecimiento potencial mayor a 4% por su nivel de desarrollo. ¿Comparte?

Siempre hay que pensar que este mundo es como Alicia en el País de las Maravillas, donde la única manera de avanzar es correr cada vez más rápido. Y el mundo cada vez nos está planteando exigencias más fuertes en ese sentido, dada la velocidad con que están ocurriendo los cambios. No podemos achancharnos y pensar en crecer solo al 3 % y 4%. Hay una exigencia de mejora permanente que es esencial para ser competitivos. Esto requiere generar un ambiente más propicio para la inversión y buscar espacios donde uno pueda ganar productividad. Hay mucho que hacer: un ejemplo, en los 90 hubo un impulso importante por modernizar y poner al día las agencias públicas, y ahí está lo que se hizo en el SII, Registro Civil, Dirección del Trabajo. Una nueva forma de atender al público. Hoy tenemos que buscar nuevos espacios de modernización que permitan mejorar la gestión pública en todos los ámbitos..

Eso es modernización del Estado.

Efectivamente es modernización del Estado, con una mirada que apunte a poner en el centro a los usuarios de los servicios e incorporar la tecnología. Esas son cosas mayores. Desde el punto de vista de la responsabilidad de las políticas públicas, se deberían repensar sistemas de información y de control. Hoy día con las tecnologías se podrían facilitar un poco más.

¿Qué otros desafíos tiene el nuevo gobierno?

La senda de consolidación fiscal que nosotros incorporamos en nuestro IPoM está basada en las proyecciones que se hicieron en el Presupuesto y es súper exigente pensando que hay gastos adicionales que están legislados y que comprometen recursos importantes a futuro. Chile es un país chico, expuesto a shocks internacionales, que requiere una deuda pública baja. Desde esa perspectiva, la consolidación fiscal nos parece súper importante en términos macro.

Usted mencionó que el mercado laboral estaba un poco lento. Así como el desempleo no subió mucho con la desaceleración, ¿es posible ahora que tampoco retroceda demasiado con la recuperación?

Si se miran las cifras duras del desempleo, este es bajo. Entonces es difícil que ocurran reducciones significativas . Pero sí lo que ha pasado es que ha habido un cambio de composición del empleo. Ha habido mucha creación de empleo por cuenta propia y muy poca creación de empleo asalariado. Esperaría que ocurriera una reversión de esa tendencia. Ahora, si se demora mucho en lograr tracción en el mercado laboral, esto puede poner un freno a la expansión del consumo.

"El foco debe estar centrado en cómo se asegura que esta regla fiscal sea más estable"

¿Los sorprendió que el déficit fiscal estructural fuera más alto de lo anunciado previamente?

La regla fiscal es muy importante para orientar las decisiones de política, dar un marco, ayudar a ordenar la discusión presupuestaria y, en ese sentido, es fundamental mantener su credibilidad. En cuanto a las decisiones de política monetaria de corto plazo, lo más relevante es el impulso fiscal efectivo y la evolución de la deuda pública, los que se han mantenido igual.

Pero más allá de que no afecte su política monetaria, ¿cómo evalúa el episodio?

Hubo un error que se corrigió. Pero obviamente significa que hace más exigente el cumplimiento de la meta de balance estructural de 2018. Como BC nos interesa que haya una regla fiscal razonable, que muestre una senda y que esa senda sea consistente con la de una consolidación del balance fiscal. Este debate refuerza la urgencia de asegurar que la regla cumple con esas características.

¿Se depreció en los últimos años la regla fiscal?

Eso es algo que tiene que evaluar el gobierno. No me atrevería a decir que la regla fiscal está depreciada. Si uno mira este debate, nos lleva a la conclusión de que se valora mucho contar con una regla fiscal creíble. Ahora, el foco debe estar centrado en cómo se asegura que esta regla sea más estable, porque ha tenido varias modificaciones, quizás por muy buenas razones, pero que llevan a que sea más difícil reproducir sus cálculos.

Al respecto, ¿comparten la visión de que el Consejo Fiscal Asesor requiere de una mayor autonomía?

Ese es un tema que como BC no corresponde pronunciarnos. Depende de las autoridades del Ejecutivo y del Congreso, pero lo que sí podemos decir es que nos interesa tener una institucionalidad fiscal en torno a la regla que sea creíble y que nos entregue certeza.

¿La regla es más o menos creíble dependiendo de si la meta es un número fijo o móvil a razón de un porcentaje de reducción anual?

Una cosa es la regla y otra la meta. La regla ha sufrido menos cambios que la meta. Ahora, cuando las metas son complicadas, la política fiscal se hace más compleja de analizar, y a nosotros lo que nos interesa es que tanto la regla como la meta sean relativamente estables y claras.

El gobierno se ha puesto la meta explícita de recuperar el escalón que perdió Chile en el rating soberano. ¿Es posible que nos suban la nota en este período?

Es posible, pero difícil. Nos parece bien ponerse una meta de revertir esta situación, porque es exigente y definitivamente vale la pena. Mientras mejor sea el rating, mejores son las condiciones financieras que tiene el país, y eso facilita el manejo de la deuda tanto privada como pública. Esto es bien importante. Perder un escalón significa que el costo de financiarse, tanto para el gobierno como para las empresas y bancos, sube, y esto en el largo plazo se refleja en las tasas de mercado en Chile, lo que significa, por ejemplo, que el crédito hipotecario puede ser más caro.

Nuevos competidores para las AFP: "Hay que ser muy cuidadosos con los conflictos de interés"

En el tema pensiones, el gobierno entrante se abrió a incorporar competencia en el 10% de cotización que hoy administran las AFP. ¿Es una buena medida?

La competencia siempre es bienvenida, eso es clave. Sin embargo, lo que es bien importante es que en todo lo que tiene que ver con la administración de fondos de terceros, más todavía cuando es ahorro obligatorio, hay que ser extremadamente cuidadosos con los conflictos de interés. La forma como se ha resuelto hasta ahora es por la vía del giro único de las AFP y ha funcionado. Si se quiere abrir la competencia a nuevos actores hay que asegurarse de que eso vaya acompañado de un buen control de los conflictos de interés y una buena gobernanza de esas instituciones.

Se menciona, por ejemplo, a cajas de compensación y cooperativas.

Puede ser, pero eso requeriría algunas mejoras sustanciales de los requisitos de solvencia y de gobernanza de esas instituciones. Hay que recordar que hemos tenido varias cooperativas y cajas de compensación con problemas de solvencia en los últimos años.

La nueva autoridad es partidaria de sumar la cotización extra que se evalúa a las cuentas individuales de la gente y no a un fondo común, ¿cuál es su visión?

Una mayor cotización normalmente debiera llevar a mayores pensiones. Ahora, en la medida en que esto se perciba como un ahorro neto que va en beneficio de las personas que lo están haciendo también debería minimizar los impactos en el mercado del trabajo y en el ahorro.

"Es un desafío para Naudon pasar de estar a cargo de la cocina a ser parte de los degustadores"

¿Cómo ven la llegada de Alberto Naudon al Consejo?

Bien, tenemos una estupenda evaluación de Alberto en el rol que ha desarrollado en el BC. Conoce bien estos procesos y a la gente, lo que hace muy fácil el ajuste.

¿Es un desafío la transición desde liderar el staff técnico a estar en el Consejo con sus exjefes?

Desde el punto de vista nuestro, es un consejero como cualquier otro, además que los gerentes de división acá tienen un rol muy importante. Es un desafío para Alberto acomodarse en un rol distinto: pasar de estar a cargo de la cocina a ser parte de los degustadores.

¿Qué opina de la visión de que hay muchos exdirectores de Presupuestos en el Consejo del BC, siendo usted uno de ellos?

Yo fui director de Presupuestos por tres años, en una carrera de casi 40 años. Mario estuvo un poco más de tiempo y Rosanna, cuatro años. Por lo tanto, creo que no es tema.

¿No falta expertise monetaria en este Consejo?

No, y además la gracia de los consejos es su pluralidad. Alberto y Pablo han hecho su vida en el BC o instituciones como el FMI. Por otro lado, hay una institucionalidad que hace relativamente fácil que la gente se pueda incorporar y adaptar. El caso más claro es el del presidente Mario Marcel. Él no tenía experiencia en el mundo monetario-financiero, pero es trabajador, inteligente y capaz, y hoy día está ejerciendo un liderazgo en el BC que ha sido muy claro.