El ex vicepresidente del Banco Central, Jorge Marshall, manifiesta su preocupación respecto a la instalación del gobierno, poniendo en duda su capacidad de asegurar respaldos a su programa. Observa con inquietud el cariz que han ido adoptando los últimos acontecimientos económicos, como el debate por el mayor déficit estructural conocido a última hora. En este escenario, reconoce las buenas noticias que entregó el último Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central (BC): "El Ipom es más optimista, con datos concretos muestra que la economía está en una trayectoria clara de reactivación. No descartaría que este año el crecimiento termine sobre 4%, con un primer semestre en torno a 4,5% y el segundo, en 3,5%. La duda es si éste es un repunte transitorio o permanente, y yo creo que las políticas que ha planteado el gobierno no resuelven la debilidad estructural de la economía".
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¿Es preocupante que la inflación se mantenga baja (2,3%)?
-En general, los países tienen que convivir con tasas de inflación que no coinciden con su meta. Es interesante que en este Ipom el BC agregara un tercer año de proyección, lo que está indicando que el horizonte para trabajar la política monetaria es mayor, está reconociendo que vamos a tener inflación por debajo de la meta y que hay que convivir con ello, sin sobresaltos.
En términos de tasa, ¿qué se puede esperar?
-Fui partidario de bajar la Tasa de Política Monetaria (TPM) a mediados del año pasado, pero el BC decidió detenerlas. La inflación baja va a significar que la política monetaria con estímulo expansivo se mantendrá por un período más prolongado, hacer mayor activismo monetario sería contraproducente, introduciría confusión.
¿Cuándo ve la primera alza?
-Creo que a mediados del próximo año vamos a tener información de movimiento de tasas; no lo veo durante este año.
¿Qué efecto en la economía pueden tener las últimas medidas arancelarias de Trump?
-Hay dos escenarios. Uno, es que se generen movimientos compensatorios arancelarios de parte de China y Europa, ese es el escenario principal, y como serían acciones puntuales y sectoriales tendrían menor efecto en el comercio mundial y en el PIB (Producto Interno Bruto). El otro, sería que hubiese una guerra comercial y ahí estaríamos viendo una caída del comercio mundial con su efecto financiero, lo que afectaría gravemente a Chile.
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¿Coincide con el ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre de que tuvieron "mala pata" considerando que llega Piñera y el BC sube las expectativas?
-Toda esta discusión tiene un componente que no está presente. El gobierno anterior de Piñera tuvo un crecimiento de 5,3% promedio. Si el análisis de los equipos de gobierno es correcto, uno podría decir: si la economía mundial mejora, el equipo de Piñera vuelve, entonces volvemos a 5,3%, ¡pero no podremos! por el debilitamiento estructural de la economía interna, no es factor ni del gobierno pasado ni de la economía mundial.
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Pero se habla de un crecimiento sobre 3,5% para el período 2018-2021.
-Siento que el equipo económico actual tiene como meta exitosa cualquier cifra sobre 1,7% obtenido por el gobierno pasado; y la verdad es que el país está esperando algo superior a eso en forma significativa, La base de comparación no es el gobierno pasado, sino el promedio histórico, el país debiera estar creciendo en torno a 4,5-5% promedio para alcanzar el desarrollo y esa es una de las razones por las que eligió al Presidente Piñera.
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A propósito de esto ¿qué le parece el equipo de Piñera?
-El equipo convocado por Piñera es de excelencia, es un buen equipo, pero no está dando el tono político para llevar a cabo el programa. No basta con ejecutar, los gobiernos exitosos son los que convocan, no los que ejecutan un programa puertas cerradas, por sí solos. Aquí tenemos una dispersión de estilos dentro del gabinete, con lo que se corre el riesgo de que se haya un desgaste prematuro.
¿Dónde ve esa dispersión?
-Hay muchos estilos: unos más enigmáticos, otros juegan al póker, otros más combativos, la divergencia de estilos en el lenguaje de los ministros indica que el gobierno no está unificando el tono.
¿Se refiere a que un día el ministro Segpres habla de llegar a acuerdos, y al otro, el ministro de Economía dispara contra el gobierno anterior?
-Lo que señala es un ejemplo, pero no voy a calificar el lenguaje de cada uno, basta ver la prensa para ver las diferencias entre ellos.
¿Por qué podría afectar esta dispersión de tonos?
-Es que la calificación del gobierno anterior la hizo la ciudadanía en las urnas, si el gobierno necesita reiterarlo o es por inseguridad o por incapacidad de tomar el liderazgo y la acción. Ese tema está resuelto, hay que mirar para delante, pero insistir en calificar el gobierno pasado es una discusión inútil que se da cuando no se tiene la capacidad de generar convocatoria útil. Eso es lo peor que le puede pasar al país.
¿Qué opina del impasse por el déficit estructural, que pasó de 1,7% a 2,1% en 2017?
-Me parece que el error que se cometió es negativo, pero las descalificaciones han sido aún más negativas porque son técnicamente incorrectas, porque aquí no se ha perdido la plata sino que son criterios contables distintos. La aplicación de la metodología generó un error y todo lo que se ha señalado como efecto para las finanzas futuras ha sido poco claro. Esto es bastante técnico y se han sobredimensionado las consecuencias económicas del error.
¿Tiene correlación este resultado con el ajuste fiscal?
-En este debate se ha actuado en forma apresurada, tratando de sacar provecho y cualquier afirmación de consecuencias es apresurado ya sea de ajuste ahora o posterior.
¿Le parece buena idea el ajuste?
-Lo que hasta el momento ha dicho el ministro es más bien un gesto que un ajuste de verdad. La política fiscal tiene el desafío de modificar la trayectoria del gasto público de los últimos años, hay que dominarla, sin premura. En ese aspecto reducir el déficit estructural a 1% del PIB es una meta ambiciosa, prudente y compleja porque la situación fiscal no ofrece ninguna holgura.
¿Y en ese desafío, es una buena idea reducir impuestos?
-Larraín (Felipe, ministro de Hacienda) ha dicho que será una reforma neutral; sería una mala idea reducir impuestos con el escenario actual. Lo prioritario hoy es controlar el déficit.