Como empresario, director de compañías y presidente de la CPC (1990-1996), José Antonio Guzmán se caracterizó en ser directo, dar sus mensajes sin rodeos. En esta entrevista, en la que entrega su visión para el año, se mantiene fiel a su estilo. Hoy lo hace también desde una nueva vitrina, pues asumió a cargo de la nueva corporación creada por la Cámara Chilena de la Construcción con el propósito de abordar el tema de la relaciones entre la Empresa y la sociedad. Desde aquí tendrá la misión de identificar las razones que han conducido a este distanciamiento y llevar a cabo diversas acciones en orden a restablecer confianzas, recuperar un nivel satisfactorio de imagen empresarial, revertir la tendencia de deterioro económico elevando la eficiencia de las políticas públicas y defender los elementos básicos del sistema de libre mercado, en la perspectiva de los empresarios de la construcción.

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Guzmán está preocupado, y la principal causa para ello es la política. "Sin duda que la temática central del país y la preocupación principal de los empresarios en el año que se inicia serán las elecciones de noviembre, comenzando con la definición de los candidatos, los programas que anuncien, las alianzas que establezcan y las polémicas que desaten, hasta culminar con el resultado presidencial y parlamentario. A este último no se le está prestando la suficiente atención, pero puede complicar la gobernabilidad del país", dice pensando detenidamente cada idea. De inmediato dispara: "Veo el año 2017 con pesimismo".

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¿Qué le preocupa en particular?

-La clave de la izquierda oficialista y la otra más extrema, va ser cómo marcar distancia de un gobierno socialista fracasado y desprestigiado, sin renunciar a sus principios básicos y a su oferta ideológica. Es una tarea difícil y lo veo confuso porque muchos de ellos estiman que el fracaso ocurrió porque no fueron suficientemente radicales. Otros tienen una visión más moderada. La continuidad de la NM es incierta dado el cúmulo de errores cometidos por el Gobierno de Bachelet y la tensión no resuelta entre sus dos partidos extremos: la DC y el PC, pero no se puede despreciar su enorme poder comunicacional.

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¿Y cómo ve a la derecha?

-La clave de la derecha será cómo lograr convencer al electorado de que el fracaso de la NM se debe a la esencia de sus políticas socialistas y no sólo a la mala implementación de sus reformas y de que su propuesta electoral reencauzaría al país por el camino del progreso.

¿Ve un factor que detone mayor confianza de los empresarios?

-Veo muy difícil que los empresarios recobren la confianza y se reactive la inversión en el período electoral por la enorme polarización del país que deja como herencia el actual gobierno, el escaso interés de la izquierda de presentarse moderadamente y la nula preocupación por el crecimiento.

¿Los aspirantes a La Moneda (oficiales o no) podrían cambiar esto?

-Si el ex Presidente Ricardo Lagos resuelve y puede ir a las elecciones primarias en julio con el mero apoyo del PPD, tiene escasa chance de ganar porque los moderados de izquierda no van a ir a votar ahí. Y tal vez sea lo que busque para zafar honrosamente. Su única opción es estar en la papeleta de noviembre y lograr llegar al balotaje. Su estrategia de izquierdizarse para ganar la primaria no se la cree nadie y es inconsistente con su mejor activo e imagen de centro izquierda moderada. Guillier, más allá de su indefinición congénita y universal, se ve como el más firme sostenedor de la NM y continuador de la política de Bachelet, cada día más cooptado por el PC.

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Estamos a la espera que Sebastián Piñera confirme su candidatura, logre distanciarse de los cuestionamientos que lo complican, y se matricule con un programa auténticamente de centro derecha, moderno y sin sentimiento de culpa.

El ministro de Hacienda reiteró que se requiere frenar la incertidumbre que generan proyectos como los de las sanitarias. ¿Es suficiente para reactivar la inversión y las confianzas?

-Rescato del ministro su compromiso con el equilibrio fiscal, con la moderación, con tratar de elaborar proyectos que sean realistas, pero creo que no se ha reflejado en una acción concreta para revertir los escollos que tiene el crecimiento económico. El país requiere una urgente rectificación de los graves errores u omisiones cometidos por el Gobierno de Bachelet en materia de seguridad pública, educación, crecimiento económico, políticas tributaria y laboral, administración del Estado, etc. Estamos comenzando un caos en la reforma tributaria y con la reforma laboral también será un caos.

¿Pero las perspectivas empiezan a mejorar en un horizonte de más largo plazo?

-Es bueno tener presente que las expectativas están mejores que hace unos meses en el frente externo. EEUU se está fortaleciendo, aunque con la incertidumbre de su gobierno. Pero se debe tener precaución. Por ejemplo, las expectativas de reforma tributaria de la administración Trump, que es bajar desde 23% (tasa efectiva) a un 15%, hará a las empresas norteamericanas muy competitivas, en circunstancias que en Chile se ha subido los impuestos.

Además del crecimiento, ¿qué materia ningún candidato debiera dejar fuera de su programa?

-Ningún candidato, ningún partido ni coalición se está haciendo cargo de que el Estado está fallando, que lo está haciendo mal, que no satisface las necesidades ni expectativas de la gente, que está abusando de su poder, que se está corrompiendo, que el poder político es incapaz de modernizarlo, disciplinarlo y ponerlo al servicio de las personas. No hay propuestas al respecto. Sólo en los últimos meses hemos visto los dramáticos casos de los paros del Registro Civil y el de los funcionarios públicos y municipales, sin ningún castigo; el caso del Sename que aún ni siquiera se sabe cómo abordar; el deplorable estado de la atención de salud para los más pobres; la creciente inseguridad pública; la ausencia del Estado de derecho en la Araucanía; el fuerte deterioro de la calidad de la educación municipal; los bonos millonarios para los empleados de Codelco; el pobre desempeño ejecutorio del Ministerio de Obras Públicas; y suma y sigue. Por otro lado, nadie le está pasando la cuenta al Congreso por la mala calidad con la que están legislando. Lo mismo con la debilidad de la Justicia en algunos casos.

¿Un Estado más ágil, más fuerte o más grande?

-Soy ferviente partidario de la iniciativa privada y del Estado subsidiario, pero reconozco y entiendo que mucha gente tenga depositada su confianza en el Estado y este no está respondiendo. No lo defino como más grande. Sí más fuerte en algunos aspectos, y más ágil, de todas maneras. El Estado es débil en la seguridad pública, por ejemplo. También hay ocasiones que cuando el privado afecta a los consumidores, el Estado debiera tener atribuciones para ser más drástico, como por ejemplo en el caso de colusión.

"Se le da una excesiva representación a la CUT (...) Hay que buscar otra estructura"

Con todo lo que está pasando en relación a las elecciones cuestionadas, y ahora lo de la denuncia ante Fiscalía, ¿la CUT es un interlocutor válido?

-Se le da excesiva representación a la CUT. No representan genuinamente a los trabajadores chilenos. Está rodeada de escándalos, y creo que hay que buscar otra estructura para saber realmente cuál es el sentimiento del sector laboral en Chile. El primer objetivo de todos los trabajadores debiera ser tener un trabajo bien remunerado. Este tema lo discutí hace 25 años con el presidente de la CUT Manuel Bustos, cuando fui presidente de la CPC. En el modelo económico en que estamos, y en el que vamos a seguir porque no hay otro posible, el sector laboral debe tener un conocimiento muy completo de cuáles son los factores que inciden en el buen resultado para las empresas, para el país y para ellos. Pero la actual dirigencia de la CUT está completamente ideologizada y no tiene el más mínimo interés en profundizar cuáles son esos factores.

¿Cómo está viendo la negociación en Escondida y su precedente para el resto de las negociaciones?

-Es un anticipo de lo que ocurrirá una vez que comience a operar la reforma laboral tal como está. En definitiva, se presta a una extorsión por parte de los dirigentes sindicales que tienen otros propósitos y no el mejoramiento de la empresa y de toda su gente. El daño se irá conociendo más adelante.

Gremios: "Debe haber recambio (...), pero sin temor a defender los principios"

Qué le parece el recambio de liderazgos en los gremios empresariales?

-Tiene que haber recambio. En el caso de la CPC; que será elegido Alfredo Moreno, me alegro mucho que una persona de su categoría y experiencia esté dispuesta a asumir la presidencia. Es un evidente ejercicio de responsabilidad y patriotismo.

¿Cuáles debieran ser sus principales tareas?

-Sus tareas principales serán intentar reconciliar a la empresa con la sociedad, distanciadas por sucesivos casos de abusos empresariales y violaciones a la libre competencia, y convencer a la sociedad en general y a la dirigencia política en particular, de restablecer el marco adecuado para reimpulsar la inversión y la creación de empleo, con todo lo que ello significa.

¿Se merecen los empresarios el alto nivel de repudio de la población?

-No se lo merecen. La opinión pública ha sido impactada por casos muy negativos y por reacciones débiles. El reclamo de los empresarios no ha sido muy estridente desde la dirigencia empresarial, en algunos momentos eché de menos una reacción más clara en casos en que las fallas eran confesas, en las que no había margen de duda (colusión en tissue). Pero el mensaje ha sido categórico desde el ámbito de las decisiones empresariales: no han estado ni están las condiciones para volver a invertir en la magnitud que el país necesita. Hasta ahora este mensaje ha sido deliberadamente desoído y descalificado por el Gobierno y la NM, pero al final la realidad se impone. Es tarea del nuevo Presidente hacerlo más explícito y convencer al país de su importancia y necesidad de rectificación.

¿Cómo se logra restaurar esa confianza? No sé si la sociedad quiere escuchar argumentos.

-No es fácil. No tengo una receta específica, pero pienso que tiene que ser positiva, constructiva, de no ser un discurso de estridencia. El discurso tiene que ser coherente con los actos, claro en rechazar la falta que comete el sector privado. Pero no debe tener temor a defender los principios que inspiran al empresariado. Libertad de emprender, apoyar la libre competencia, la apertura al exterior. No debe tener ningún temor en pronunciarse en temas que no son netamente empresariales, como por ejemplo la educación o la salud.