Se considera un díscolo de la Nueva Mayoría, un "hijo rebelde" de la centroizquierda. El ex ministro y ex militante PPD, José Joaquín Brunner, cuestiona duramente a este sector y al Gobierno a los que responsabiliza de la derrota electoral de Alejandro Guillier. Además, apunta sus dardos al Frente Amplio a quienes acusa de adolecer de un cierto infantilismo, y de creer que la sociedad es infinitamente maleable frente a esta "capa político-técnico-intelectual-esclarecido".
¿Los resultados de la segunda vuelta son consecuencia del error de diagnóstico de este Gobierno que usted en tantas oportunidades ha señalado?
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-Lo veo como el resultado bastante directo de una lectura equivocada y una interpretación errada de la evolución que el país ha experimentado, del estado actual de la sociedad chilena, de cuáles son realmente los desafíos que enfrentamos. La Nueva Mayoría nació a la luz pública con una equivocada percepción que la ha mantenido a pesar de que hubo tantas señales de que era necesario cambiar. Hubo crisis bien profundas de los equipos políticos, yo mismo hace dos años dije que se acabó la ilusión. Hubo una elección municipal que clarísimamente mostró que el Gobierno y la NM estaban equivocados respecto de lo que estaba pasando en el país y se llegó a una primera vuelta, donde ahora se nos ha olvidado, el candidato de la Nueva Mayoría obtuvo el 22% de los votos. O sea, era una derrota demasiado evidente y en vez de corregir en serio, se persistió en una política ambigua, en una serie de ideas un poco utópicas, respecto de que el país está a punto de experimentar como una eclosión social y que por lo tanto, había que insistir en el mismo lenguaje refundacional, y en las mismas ideas equivocadas que expuso la NM, eso es lo que finalmente llevó a este resultado, mucho más que el candidato Guillier, o alianzas de partidos, etc. Es una problema ideológico, político y cultural de mucha más envergadura.
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El Gobierno ha recalcado que si bien hubo una derrota electoral, no necesariamente se perdió en las ideas, ¿lo comparte?
- Son manotazos desesperados de alguien que se está hundiendo definitivamente en la piscina. No darse cuenta que esta fue una derrota política, electoral, una derrota ideológica, una derrota de la lectura y la comprensión del país, es simplemente vivir en otro mundo. Esto es lo que llevó a la NM al punto de desaparición y efectivamente se va a extinguir en las próximas semanas.
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Usted ha planteado que la centroizquierda tienen una ideología que no sabe en qué creer, ¿se refiere a que no ha sabido interpretar el hoy, o ha renunciado a lo que construyó?
- Las dos cosas. Me refiero siempre a la Nueva Mayoría. Estos son problemas específicos de ese bloque, que nace de una especie de reacción y rechazo frente a la Concertación, que se equivoca completamente porque confunde malestares que son producto de las contradicciones que genera el desarrollo de una sociedad capitalista-democrática-moderna que se manifiestan como disgustos a veces, como rebeldías, como angustias, sobre todo, como incertidumbres, como inseguridades. Todo eso, la Nueva Mayoría lo leyó equivocadamente. Nunca tuvo una idea clara de hacía donde había que dirigir el país, luego lo hizo de una manera muy errática, con proyectos que hubo que revisar mil veces, con unas reformas que sembraban unas expectativas enormes, pero que luego obviamente no se podían llevar a cabo porque estaban técnicamente mal diseñadas, porque no tenían los recursos necesarios, porque no había el personal que pudiese tramitarlas a través del Parlamento de una buena forma. De modo tal, que la NM no tiene en qué creer porque destruyó su propia identidad histórica, sus mayores éxitos los desconoció, como si se tratase de un hijo bastardo. Respecto del futuro siempre ha tenido una enorme ambigüedad de cuál es el momento histórico que vive esta sociedad capitalista-democrática chilena.
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El Gobierno sostiene que Piñera tuvo que tomar banderas como la gratuidad, ¿no lo considera eso un cambio paradigmático y un triunfo para Michelle Bachelet?
- Creo que hay un error de lectura otra vez bien grueso de la Presidenta. Acá lo que ha habido permanentemente es un rechazo a lo que la Presidenta llamó una gratuidad universal, que se iba a lograr al año 2020. Gratuidad parcial Chile tiene hace mucho rato, la llamábamos becas de arancel. Acá el mal entendido viene del famoso término de la gratuidad universal, cosa que el Gobierno ahora no quiere reconocer, pero que abandonó de una manera bastante humillante a mitad de la carrera cuando su propio ministro de Hacienda reconoció ante el país que no había ninguna posibilidad por los próximos 50 o 70 años gratuidad universal.
Ricardo Lagos dijo que tras la derrota no hablaron los que tenían que hablar, ¿ lo interpreta?
-A mí me interpreta perfectamente, es lo que partimos conversando. El papel hecho por la dirigencia de los partidos de la NM esa misma noche y en los días siguientes, y me temo que en las próximas semanas, es desastroso. No han asumido, ya no digo con lucidez porque a veces uno después de la derrota no queda muy lúcido, pero con cierta gravedad la situación. Decir, que la responsabilidad finalmente, como hoy se dice en muchos de estos círculos, era de Guillier porque no era tan buen candidato es de una irresponsabilidad total. Guillier no buscó esto, hubo que irlo a buscar porque estaba bien en las encuestas y fue el grupo que dirige al PS el que dijo esta era la gran solución y a nombre de ella defenestró a Lagos y obligó a la DC a ir por su cuenta dejando al PPD colgando de la lámpara. Siento que Guillier hizo con bastante dignidad lo que se podía hacer dada la alianza que tenía a su al rededor.
¿Piñera ganó porque capturó el voto de centro?
-Si uno no lo quiere poner en términos de centro, que nos lleva a tanta discusión inútil, lo que hay que preguntarse es si el voto del día domingo fue moderado o rupturista. Y ahí que alguien me diga que el planteamiento de Guillier terminó siendo rupturista me parecería una exageración completa. El 50% que no vota en realidad no siente que van a haber grandes cambios y por eso no se moviliza, no se siente amenazado a muerte, ni se entusiasma por ninguno de los candidatos. Eso más bien lo llamo moderación democrática típica del votante que no concurre a votar. Y el resto, bueno, la mayoría votó por Piñera que finalmente era un programa más bien moderado, tampoco era un programa de ultra derecha, ultra neoliberal, ultra amenazante.
¿Chile ya no es un "país de izquierda"?
- Para ponerlo en términos más tradicionales, e incluso del marxismo, ha dejado de ser una sociedad de masas empobrecidas, excluidas de la educación y de la información, que no tienen nada que perder y lo tienen todo por ganar si es que encuentran al Partido Comunista o Socialista que les ofrecen un mundo nuevo. Creo que, de esa caricatura que hago para decirlo brevemente, obviamente ha evolucionado a una sociedad donde la gran mayoría siente que tiene cosas que quiere y necesita defender para ellos o para sus hijos. Y por lo tanto, mira la política totalmente de otra manera. No es que se hayan ido para la derecha o para acá, es que no están votando a partir de la pobreza y de la exclusión, y de la sensación de que no hay nada que perder, sino que están pensando en cómo lo que han ganado se amplía, se multiplica, se fortalece, se consolida. Que se siente obviamente abusada por muchas situaciones y siente obviamente que hay desigualdades que hay que superar, pero que lo quisiera hacer en lo posible dentro de un camino ordenado de cambios. Eso fue lo que llevó a que la gente votara tan consistentemente por la Concertación, nunca nadie pensó que la Concertación tenía detenido al país, que quería que hubiera más pobres y no multiplicar hasta donde se pudiera la riqueza y crear un poco más de igualdad, y dar mayor acceso a la educación y a la salud. El país ha hecho una enorme evolución y yo creo que todos estos fenómenos están siendo mal leídos.
En este contexto, ¿Cómo observa al Frente Amplio?
-A mí siempre me han parecido un fenómeno interesante. Quieren mover los límites de la cultura, de la manera cómo percibimos la realidad, de cuánto imaginamos que se puede hacer en una sociedad para afirmar voluntades de reforma y de cambio, todo eso me parece muy bien. Me parece que como proyecto político adolecen de un cierto infantilismo, pertenecen todavía a esta idea de que en realidad la sociedad es infinitamente maleable frente a esta capa político técnico intelectual esclarecido. Me parece que tienen esta típica percepción de los grupos políticos que se siente de vanguardia, que creen que a muy corto plazo se pueden producir simultáneamente una gran cantidad de cambios. Tienen una visión bastante poco realista, no son reformistas, en el mejor sentido de la palabra, tampoco se atreven a decir "somos revolucionarios". Tienen una gran ambigüedad.
¿No cree que puedan llegar a gobernar algún día?
- Si por algún azar de la historia, hubieran pasado a la segunda vuelta y si en el balotaje por algún misterio hubiesen ganado, obviamente que habrían iniciado un camino de reformas de mayor radicalidad, pero hubieran tenido los mismos límites. Si finalmente no hay forma de producir maná en la gran mesa del fisco. Entonces, los grupos que logran en democracia convertirse en alternativa de reforma son los grupos que saben mantener viva la esperanza de cambio y que saben, llegado el momento, darle gobernabilidad al cambio. Yo creo que el Frente Amplio está en la etapa en que insiste mucho en el discurso del cambio, pero todavía no ha convencido a mucha gente de que realmente son capaces de ofrecer gobernabilidad.
¿El FA le puede quitar el espacio que actualmente tiene la NM?
- Podría ocurrir porque el autoproclamado polo de izquierda, la alianza PS-PPD-PC, está muy poco atractivo en este momento. El PPD ha sufrido una derrota ya hace mucho rato, lo de ahora no es lo importante, es una última manifestación de un proceso de disolución ideológica-política que viene por muchos años.
¿Puede seguir la alianza el PC-DC?
- Continuar la NM sin plantearse una seria renovación a partir de un reconocimiento del fracaso no tiene ningún destino. Discutir si podría haber una alianza DC-PC a nivel burocrático para mantener una cierta agrupación en el Parlamento o para poder hacer una oposición más visible me parece que es posible, pero no tiene ninguna trascendencia, es meramente un ajuste táctico. Lo que es interesante acá es ver si más allá de los ajustes tácticos hay en las nuevas generaciones una capacidad de una propuesta nueva, reformista de centroizquierda y eso está por verse.